Antonio Ferrera hizo retumbar la Monumental y obtuvo las dos orejas en sensacional actuación
A hombros Ferrera y Valadez en Aguascalientes
Ante media plaza, y calor de 32 grados a la sombra en la Plaza Monumental, en el marco de la Feria de San Marcos, la ganadería Los Encinos, de propiedad del criador queretano Eduardo Martínez Urquidi, envió solo cuatro toros aprobados por el juez de plaza, bien presentados, y de buen juego, para triunfar con arrastre lento al cuarto de la tarde. Con ese toro Antonio Ferrera hizo retumbar la Monumental y obtuvo las dos orejas en sensacional actuación. La corrida fue completada con dos de Montecristo (de Germán Mercado Lam) con un comportamiento de más a menos que no propiciaron el lucimiento de los toreros.
Los jóvenes de la baraja, ambos de Aguascalientes, han estado a la altura de sus progresos técnicos y artísticos, sobretodo Leo Valadez para oreja en cada uno de su lote. Luis David (de blanco y plata), mostró que aquí hay un torero al que hay que seguir, pero malogró dos faenas con el estoque.
Con el primero, Antonio Ferrera (de tabaco y oro), un toro de Montecristo con 489 kilos, con el capote, sin poder gustarse, el toro se lo pensaba para desplazarse. Faena a cuentagotas con el poderío de la muleta de extremeño. Llega a la suerte suprema, el toro se movió al momento del embroque, quedando en tibias palmas.
Antonio Ferrera, con su segundo, de Los Encinos, “Arriero” un toro bajo, cárdeno bragado, delantero, de bella lámina, con 496 kilos. Saludo capotero, tres series de verónicas expresivas, muy despatarrado, aguantando con disposición las embestidas. Recarga al caballo, dos puyazos para atemperar la brusca bravura. En banderillas, pares desiguales. Brinda en los medios, para muletazos iniciales de rodillas, con arrojo; el toro se arrancaba, acudiendo a la muleta con transmisión. Le toma la distancia, con técnica y poderío, el toro era emotivo, el torero con clase y elegancia. Se ciñe a las embestidas, bajando la mano. Por la izquierda era más potable. Naturales ligados en redondo, largos, profundos, atracándose de toro. Se cambia la muleta a la derecha, para el toreo en redondo, los olés eran muy sentidos, bravura de un gran toro, al que Ferrera supo cogerle el ritmo, no se dejaba fácil, se ha soltado, de calidad extraordinaria. Estoconazo. Dos orejas. Bien por quienes no se perdieron la corrida.
Leo Valadez (de azul turquesa y oro), espigado el jovencísimo torero, doctorado en Zaragoza, España. Con su primero, No. 30, “Jarabe”, cárdeno, bragado y cornivuelto con 508 kilos, del hierro titular Los Encinos; salió humillando en sus acometidas, arremetía fuerte; saluda Valadez con dinamismo y arrojo con el capote. Puyazo en buen sitio. En los medios, muy quieto para instrumentar tres saltilleras, la última atropellada. Vibrante tercio de banderillas. Brinda al respetable, y no ha habido acoplamiento, el lado potable era el izquierdo. La embestida era briosa, el torero muy firme con él, fue haciéndose de las embestidas. Recia faena, el toro sin regalar ninguna embestida. Emoción que se transmitió a los tendidos, faena breve, ha toreado con temple, dando tandas limpias, tersas. Ha tenido mucho que toreársele. Oreja.
Con su segundo, que cerró plaza, un astifino astado de Los Encinos, el toro no andaba sobrado de fuerzas, sin continuidad. Leo Valadez lo ha toreado a media altura tratando de alargar las embestidas. Buena estocada. Oreja. Sale a hombros con Ferrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario