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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 28 de agosto de 2023

76º Aniversario: Manolete en 1947 / por José Mª Sánchez Martínez-Rivero

Plaza de Toros de Santander, 26 Agosto 1947

 Para celebrar el 76 aniversario de Manolete hoy día 28 de Agosto he tenido la magnífica idea de escribir sobre la temporada de 1947 hasta Linares. ¿Que hizo en América, como reapareció en España etc.?
En su relato, José Mª Sánchez Martínez-Rivero, coordina todas las corridas hasta Linares, incluyendo opiniones, crónicas, fotos etc. 
La idea del autor es que si algún aficionado actual se pregunta: ¿Bueno, pero antes de Linares qué? Darle la respuesta completa.

Plaza de Toros de Santander, 26 Agosto 1947

MANOLETE: TEMPORADA DE 1947, ANTES DE LINARES

Comienza la temporada de 1947, que es lo mismo que decir la recta final en la vida del torero de Córdoba.

Manifestó Manolete, finalizando 1946, que al año siguiente actuaría en España, ya que no lo hizo en 1946, a excepción de la corrida de la Beneficencia; pero que tenía prevista una temporada corta – veinte o treinta corridas – y que luego volvería a América.

El Ruedo del día 17 de abril de 1947 publicaba una entrevista, hecha por José Luís de Córdoba, al banderillero de Manolete, Cantimplas en la que el primo del diestro decía:

Por ahora mis proyectos son los de mi matador. Creo que no torearemos hasta el 24 de junio en Barcelona. Después de esta, cuarenta, cincuenta corridas. Y al final de la temporada a México de nuevo, es decir, si el pleito se arregla. Y para 1948, al regresar de allá Cantimplas se irá de los ruedos. No quiero torear después de que mi maestro se retire.

¿Pero es que Manolete va a irse de los toros para esa fecha?

Ese es su proyecto, que puedo yo decir rotundamente porque me lo tiene comunicado...

Sigue la entrevista, pero lo sustancial de ella estaba dicho: la retirada de Manolete al finalizar la temporada de 1947.

Viendo las estadísticas de las corridas toreadas en España en 1947 hasta la de Linares, suman veintiuna. No se observa decadencia alguna en las actuaciones de Manolete en este año de 1947; se podría intuir un cansancio psicológico y moral a tenor de lo que él mismo declararía posteriormente; pero decadencia taurina y técnica ninguna como se verá más adelante.

Pero, el primer día del año 1947 Manolete todavía está en México donde le quedaban siete compromisos por cumplir.

El día 1 torea en Puebla, toros de La Punta al lado de Armillita Chico y Felipe González.

Ocho toros se lidiaron el día 12 en la plaza México para Domingo Ortega, Silverio Pérez, Manolete y Fermín Rivera. No acompañó el ganado que le correspondió a Manolete en el sorteo y, pese a la expectación que había para esta corrida, no hubo triunfo para el Monstruo aunque sí para Domingo Ortega.

México, distrito federal, día 19 toros de San Mateo, desiguales y mansos para Lorenzo Garza, Manolete y Arturo Álvarez, El Vizcaíno. Garza fue detenido por el gran escándalo que provocó su actuación.

Como el primer toro de Manolete fuera devuelto a los corrales por chico, y en el sustituto el diestro de Córdoba, que fue el único que se hizo ovacionar, no pudo hacer nada, regala otro toro para calmar la irritación de la muchedumbre.

Es en el quinto toro donde se produce la apoteosis manoletista, comenzó por naturales verticales y majestuosos tirando del toro con la muleta planchada  quieta la planta, y al iniciar el sexto natural, el toro Boticario le lanza por los aires.

Todos al quite incluso su mozo de espadas Guillermo quien al llegar al toro cae a la arena. Afortunadamente, Manolete solo sufrió algunos varetazos y no consintió ir a la enfermería dando muerte al toro del que obtuvo las dos orejas y el rabo.

Marca ofrecía un relato, con detalles muy completos, de esta corrida:

El de Córdoba lo recibe con una serie de verónicas que arman un alboroto y arrancan la primera ovación unánime de la plaza. Al hacer un quite que remata con dos medias maravillosas, una por cada lado, se reproduce la ovación. Inicia la faena de muleta con cinco naturales de ejecución perfecta, coreados con otras tantas ovaciones. Deja reposar al animal y vuelve a intentar el toreo con la izquierda. Da otros dos naturales magníficos y, al intentar el tercero, el toro le prende por el muslo y le derriba. El torero queda inmóvil en el suelo ante la cara del animal. Como había mandado retirar a la gente y estaba solo en el centro del redondel, tardan en llegar al quite, con lo que transcurren unos minutos de angustia, pues el animal sigue corneando a Manolete. Lo prende nuevamente, lo levanta y lo vuelve a tirar al suelo al mismo tiempo que los peones se llevan al toro. Las asistencias recogen al torero, pero éste, a brazo partido, lucha con ellas y consigue desasirse. Encorajinado, arma de nuevo la muleta y se va al toro otra vez. La ovación que estalla es inenarrable. Nuevos naturales, pases de pecho, por alto, por bajo, molinetes rabiosos, manoletinas y, en la primera igualada, tumba al toro de una estocada hasta la empuñadura. Millares de pañuelos e agitan; millares de gargantas gritan, y la presidencia concede las dos orejas y el rabo. No puede dar la vuelta al ruedo, porque, en medio de una delirante ovación, pasa a la enfermería.

Manolete, a pesar de la paliza sufrida declara al corresponsal de la United Press y dice:

- Diga usted, que deseo reafirmar ante la afición española mis propósitos de vestirme de torero a mediados del presente año. Tengo algunas fechas que cumplir en Sudamérica y después me trasladaré a España, donde mi apoderado ha recibido ya numerosas ofertas.   

El 26 de enero de 1947, en Puebla, lidia toros de Xajay en un mano a mano con Lorenzo Garza. Rejoneó don Álvaro Domecq. El ganado bien presentado y con kilos.

La corrida había despertado gran interés entre los aficionados que no se vieron defraudados. Obtiene Manolete en esta corrida uno de los mayores triunfos de los logrados en América.

En su primer toro, que era mansurrón, logra pases de calidad, pero no contenta al público. En su segundo le conceden una oreja. La apoteosis llega en el tercero de su lote. La prensa escribió:

Sin embargo, en donde culminó el arte del español fue en el sexto toro de la corrida. Comenzó con cuatro verónicas lentas, templadas, suaves, llevando al toro prendido en los vuelos del capote, para terminar con media inenarrable. Estrepitosa ovación premió estos lances. Volvió a torear de forma prodigiosa en un quite.

Y cuando tocaron a matar, en la plaza se hizo ese silencio que da la impresión de estar vacía, y que suele preceder a los grandes acontecimientos taurinos, como si el público adivinase lo que va a suceder. Frente al toro, con la muleta en la izquierda, sin previo pase alguno, citó al natural y bordó una serie perfecta y justa.

Después se cambió de mano y dio quince derechazos en tres series, de las que la segunda fue magistral, por el temple, suavidad y mando que imprimió a la muleta. El público estaba asombrado de lo que veía. Hubo pases en que no existió solución de continuidad entre uno y otro, sino que dos pases se empalmaron para transformarse en un redondo total. Después, las manoletinas, ajustadas, inverosímiles, que ponían entusiasmo y angustia en el corazón de los espectadores. Otros muchos pases de marcas distintas. Todo ello lentamente, dejándose ver a la perfección, y cuando el de Xajay juntó las manos, Manolete entró a matar derecho, ejecutando la suerte completa. Enterró la espada en todo lo alto, doblando el toro casi inmediatamente. Se le concedieron las dos orejas y el rabo de su enemigo, ante el flamear constante de millares de pañuelos y gritos de entusiasmo, diciéndole: ¡Torero, torero!

Como sabemos el pleito planteado entre los toreros españoles y los mejicanos estaba en su apogeo y Manolete –que era decidido partidario del intercambio taurino entre España y México- efectúa unas declaraciones al respecto a la United Press en las que manifiesta:

- Intervendré –dice- tan pronto me lo pidan aquí o en España.

Hasta ahora –añade- me limité a asistir a las reuniones celebradas aquí y en las que participaron mexicanos y españoles.

El día 4 se efectúa la prórroga del convenio firmado en 1944. Era  provisional hasta que se llegara a una solución definitiva. Los toreros españoles que están en México envían un cable a Madrid con el siguiente texto:

En la Asamblea efectuada en el día de la fecha, los toreros españoles en ésta de acuerdo con la Unión de Matadores, aceptamos la proposición de que subsista el convenio vigente a condición de no denunciarse ni rescindirse unilateralmente, sino sustituirle de común acuerdo por ambas partes. Conformes respecto a la modificación de las cuadrillas. Ratifiquen conformidad.

Hay reuniones y consultas y antes de que febrero termine el pleito entra en una fase crítica. Se rompen las negociaciones, se vuelven a reanudar y cuando ya parece que la solución está próxima, se suspenden las conversaciones.

El diario Marca publicaba una fotografía en la que se veía a Manolete y Arruza juntos en amigable pose, pudiendo leerse:

¡Vamos a ver si se deja de hablar de una vez para siempre del problema “mexicano”! ¡Vamos a ver si, para siempre también, se entiende que el único problema legítimo que admiten los toros es el de arrimarse, como se arriman los dos toreros de la fotografía fraterna!

La monumental de México registra un lleno total el día 2 de febrero para ver a Álvaro Domecq, Silverio Pérez, Manolete y David Liceaga que se despedía del toreo cumpliendo así la promesa que le hizo a su madre a raíz de la muerte de su hermano Eduardo en la plaza española de San Roque.

El rejoneador Álvaro Domecq rejoneó con acierto y echando pié a tierra, muleteó muy valiente rematando con un vistoso molinete. Mató bien y se le concedió una oreja.

Silverio Pérez fue muy aplaudido al veroniquear y al rematar una serie fue empitonado por el bajo vientre pasando a la enfermería. Esta cogida, que resultó muy grave, sería determinante en la trayectoria del faraón de Texcoco. 

Manolete estuvo lleno de voluntad en su primero, que no se prestó al lucimiento.

Triunfó en el último, del que le otorgaron una oreja. Destacaron unos estatuarios espeluznantes. Naturales, llevando al toro muy toreado que remató con una trincherilla para cartel de toros. El ganado fue de Coaxamalucan.

El día 5 actuó en Aguascalientes con ganado de Peñuelas a lado de Luís Procuna y Chicuelín.

La última corrida de Manolete en América y en su historial taurino se celebra en Mérida de Yucatán con toros de Zinkehuel, el día 9 de febrero. Alterna con Fermín Rivera y Gregorio García. Lleno.

Manolete veroniqueó colosalmente al primero. Con la muleta, a fuerza de porfiar, logró una magnífica serie de naturales; siguieron varios derechazos muy suaves y terminó con adornos perfectamente ejecutados. Mató de un estoconazo y cortó una oreja.

En el segundo, muy manso, estuvo dominador y mató bien. Fue ovacionado, según informaba El Ruedo en su número 138 de fecha 13 de febrero.

Todo está ya preparado para acortar el tiempo que le conducirá a Linares, a quedar inmortalizado para siempre.

Había perdido tres o cuatro corridas a causa del pleito y en otros casos anuló compromisos en otras repúblicas americanas.

El periodista Julio Fuertes, en Arriba escribió, como resumen de lo realizado en México por Manolete, lo que sigue:

No fueron unas brillantes y fructíferas campañas artísticas y económicas en beneficio exclusivo del diestro, no; fueron un triunfo español, un triunfo rotundo, apoteósico, del genio de España. Recordamos con mortificación que en aquel país el nombre de España no se pronuncia sino para execrarlo; que las alusiones a la Madre Patria pensando o nombrando a la República española, y recordamos, lo vimos a través de ojos emocionados, turbios de lágrimas, en unos impresionantes titulares a toda página, que, cuando Manolete llevó al ruedo de la capital mexicana su arte único de lidiador español, las gentes gritaron hasta enronquecer: ¡Viva España! Y ¡Viva México!

Para su regreso a España, Manolete tenía previsto embarcar en Nueva York en el buque Marqués de Comillas; pero al final se decidió por el avión que le trasladó a Lisboa.

El 23 de marzo aterriza en el aeropuerto de Barajas acompañado de su cuadrilla, apoderado y de su novia Lupe Sino. Es recibido por un gran número de matadores y subalternos españoles que con pancartas le piden que intervenga en el ya famoso pleito con los toreros mexicanos.

Se podía leer en una pancarta:  Mayoría toreros pedimos intervengas para que se haga justicia.

Otra: La afición sana saluda a Manolete. Fue, incluso, izado a hombros durante parte del trayecto a la terminal. Se exhibían dibujos de Manolete y Arruza hechos por Pepe Sala.

Allí estuvieron entre otros, La Caramba partidaria de Manolete, don Pedro Balañá, Cañitas, Antonio Rangel etc. etc. El diestro cordobés dada su gran prudencia, no hizo declaraciones en esa ocasión en torno al pleito.

La prensa española, Monstruo Dígame, le entrevista el día 24 en un reportaje que titula: Manolete habla para Dígame. Se lee:

- Acepto desafíos, pero solo para comer almejas, que guisadas, me entusiasman;

- ¿Qué me ha desafiado Pepe Luís? ¡Con lo que yo lo quiero y admiro y con la gracia que me hace!

Todo debe arreglarse, y se arreglará con buena voluntad. El entrevistador es Antonio Bellón, amigo de Manolete y quien le acompañará en su coche en el trayecto hasta Linares en su última corrida.

Manolete está muy agradecido a México y a la afición mexicana. Dice que allí ha recibido atenciones inolvidables. Que la pelea en el ruedo con los toreros mexicanos es dura, pero que cuando uno se centra y hace las cosas lo mejor posible le tocan las palmas en grande.

El Ruedo, en su número 144 de fecha 27 de marzo de 1947 se hace eco, en la contraportada, de la llegada de Manolete a España.

Dice que espera que en esta temporada de 1947 el público se pregunte: ¿Cómo está este año de puesto y de valiente Fulano? Y no ¿Cuánto cobra o cuanto va a cobrar Mengano?

El puritanismo de la época llega al extremo de que en la foto inferior puede verse a Manolete, sonriente, con su novia Lupe Sino y el texto dice: 

El famoso torero cordobés sale del aeropuerto acompañado de la artista de cine Lupe Sino.

El día 27 de marzo, El Ruedo publica otra entrevista, esta vez hecha por su amigo, el periodista José Luís de Córdoba, en la que en un titular dice:

- Cuando yo pueda, seguro de mí mismo, decir: aquí está Manolete, empezaré a torear en España. El pleito debe solucionarse para bien de todos.

Dice Manolete que le ha causado muy buena impresión el recibimiento en Barajas por parte de sus compañeros y aficionados. Le pregunta el periodista sobre la actitud que tomará Manolete ante la nueva temporada. Le dice que:

- De momento ninguna. Descansar en mi casa de Córdoba hasta después de Semana Santa. Si soy llamado a Madrid, iré un par o tres días

- Después..., a torear le dice José Luís de Córdoba-.

- Eso, contesta Manolete.

Al diestro de Córdoba le preocupa mucho entrenarse a fondo y estar preparado para reaparecer en España y si no lo está no toreará hasta que él considere que lo está. Como sabemos Manolete era un diestro de una responsabilidad suma, casi exagerada.

Dice que no llegará a tiempo, en forma, para la feria de Córdoba. Que está dispuesto a torear en su tierra, pero en una corrida benéfica.

Como sabemos nunca llegaría a torear esa corrida. El destino así lo quiso.

José Luís de Córdoba, publicaba una crónica, el 27 de marzo de 1947, en la que estudia el panorama que Manolete se va a encontrar en su reaparición en los ruedos con los otros matadores y alguno encarnizado rival. Transcribimos párrafos de la misma:

Esto está que arde. Primero fue el desafío famoso de Pepe Luís Vázquez a Manolete. Hemos después tolerado una serie de declaraciones: Belmonte, “El Choni”, Antonio Bienvenida...

A los toreros, por lo visto, les ha dado por hacerse los interesantes, “en el papel”, con estas declaraciones sensacionales. Todos han hablado menos Manolete a quien todos los disparos, más o menos certeros, van dirigidos.

-Este año tengo que estar preparado para los “baños” que voy a recibir- nos ha dicho a nosotros ...

La fiesta de los toros- lo comprendemos- es hija de la pasión. Pero dice un refrán que la “pasión no quita el conocimiento.” Aunque parece que conocimiento- el sentido común- se ha perdido en algunos sectores del mundillo del toro.

... Vamos ahora a fijarnos tan solo en las declaraciones que Luis Miguel Dominguín ha hecho al crítico taurino de Radio Madrid, “Curro Meloja”, tratando de enfrentarse no sólo con la personalidad taurina de Manolete, sino con la condición indiscutible de buen español de Manuel Rodríguez Sánchez.

Luís Miguel- acaso nosotros fuésemos de los primeros en proclamarlo- es un buen torero. Asistimos a su iniciación en el arte, a su gestación taurina y últimamente –Madrid, corrida de la Beneficencia- a su consagración como figura de la fiesta. En definitiva, es y nos parece Luís Miguel un torero excelente de cuya juventud y afición puede esperarse mucho. Pero tiene un pecado: la altanería. La condición de querer alzarse prematuramente sobre el pedestal de la fama. Le falta modestia. Le sobra engreimiento. Y ello ha de perjudicarle, sin duda, a los ojos de la afición sensata. El toreo es nobleza, es corazón, es sencillez, es gallardía. Eso. Nunca es envidia, ni pasión, ni política baja. Y Luís Miguel, peca.

Ya la afición que lee, que comenta y que juzga con serenidad de juicio, no vio con buenos ojos una frase lanzada por el pequeño Dominguín en pleno ruedo, parodiando al maestro de Gelves:

¡Yo, el mejor!

Eso, que acaso fue un reto, fue, al propio tiempo, un sacrilegio. Hoy Luís Miguel ha lanzado otra frase que en el papel no tiene valor alguno. Ha dicho que aspira a ocupar el puesto de Manolete. Bien. Ignoramos lo que con el lanzamiento de esa frase se pretende. Tiempo va a tener Luís Miguel, antes de que Manolete se incorpore a la liza de demostrarla verdad de su aserto. Y más adelante, cuando el diestro de Córdoba se disponga a hacer el paseo, también, ante el toro, Dominguín y Pepe Luís y tantos otros tendrán que competir con el Monstruo e incluso de aventajarle y de vencerle. Aunque creemos recordar que el puesto de Manolete estuvo vacante durante toda la temporada de 1946. ¿Hubo algún torero capaz de ocupar el sitial reservado a quien ahora con tanto ardor y celo quieren desbancar?...

Selipe, en la revista Semana, y con respecto al ambiente cargado de pasión para esta temporada de 1947, escribió:

Para estas dos figuras sobresalientes de la tauromaquia –Manolete y Arruza- la temporada que se avecina se presenta dura y difícil: no es la primera vez que registramos el hecho de esta extrema dificultad, que tanto para Manolete como para Arruza ofrece la insólita atracción que ejercen sobre los aficionados: el encarecimiento extraordinario de la a ellos, y más singularmente al cordobés, se imputa, y el espectador que abonó crecida suma por obtener el boleto de su localidad, cree estar en su derecho subiendo también, hasta un límite casi sobrehumano, el nivel de su exigencia. No nos sorprendería mucho que la vida profesional del cordobés y el mejicano finalizase antes que las carreras de otros diestros alojados en zonas de mejor comodidad.

En relación con la actuación de Manolete en Córdoba vemos que tenía pensado hacerlo en la corrida benéfica que ya anunció y no en la feria.

A este respecto, el día 30 de marzo, Domingo de Ramos, acude a las cuatro y media de la tarde al Palacio Episcopal, acompañado de don José Peláez y don Pedro Sánchez a entrevistarse con Fray Albino, a la sazón Obispo de Córdoba, para torear en beneficio del Patronato de la Asociación benéfica La Sagrada Familia.

La corrida se fijó para el 27 de septiembre. No llegaría Manolete vivo a esa fecha.

Contaba el cordobés, después de la entrevista con el Sr. Obispo, una anécdota que le ocurrió en México, cuando la inauguración de la plaza mexicana de la Ciudad de los Deportes.

Dicho coso fue bendecido por el arzobispo de México. Tras cumplir con su sagrado ministerio el arzobispo se acercó a Manolete y le dijo:

- Por esta vez le he ganado la partida. Habrá observado que he dado yo la vuelta al ruedo en esta plaza antes que usted. Y tenía razón; pero en coche.

 En el tiempo de descanso que Manolete se impuso, reflexionó y trató de programar su vida.

Se iría de los toros al final de esta temporada de 1947 – como ya sabemos- y en la de 1948 organizaría por su cuenta doce o catorce corridas en diferentes capitales españolas. Las torearía gratis, a beneficio de instituciones benéficas. En Barcelona actuaría en una gran corrida que tenía el propósito de organizar a beneficio de su cuadrilla.

El diestro de Córdoba era pieza importante para el arreglo del pleito con los toreros mejicanos y así se le rogó, por parte de sus compañeros, que hiciera todo lo posible por solucionarlo.

Estuvo presente en reuniones en la sede de los Matadores de Toros en Madrid, para documentarse y exponer sus puntos de vista. Asistieron, además de Manolete, los matadores de toros, Luís Mata, Pablo González Parrao, Morenito de Talavera, Félix Rodríguez II, Manolo Escudero, Joaquín Rodríguez, Cagancho, entre otros.

Manolete preparaba su reaparición en España con todo detalle y encargó varios vestidos de torear al sastre Juanito El Torta cuyo taller estaba en la calle del Prado. A la salida de las pruebas, le esperaban en la calle gran numero de admiradores a los que tuvo que firmar  autógrafos sobre el capó de su vehículo.

Era un torero de una gran responsabilidad, se podría decir, que extrema como ya se ha dicho; pero era así y como tal se preparó para la temporada del 47 en varias ganaderías bravas.

Estuvo en la finca La Laguna, de Pepe Moreno De la Cova, tentando y toreando. Le acompañaba su amigo don Álvaro Domecq y Díez.

Después en los primeros días de junio el cordobés se traslada a Salamanca a la finca de don Atanasio Fernández Iglesias, denominada Campocerrado. El fotógrafo Cano inmortalizó las faenas de Manolete en el campo.

Al  atardecer. Muleta en mano y como estoque una vara de fresno. Zajones, sombrero cordobés, camisa a cuadros, botos camperos nada al azar.

Sobresale una media verónica con las manos muy bajas. Naturales de los suyos etc. Desplantes.

Simulación de la suerte de matar llegando con la mano vacía al pelo.

Le acompañaban su sobrino Lagartijo, Manolo García y Julio Aparicio.

En el mes de abril, Manolete asiste a una de las corridas de la feria de Sevilla, concretamente la celebrada el día 21.

El diestro Gitanillo de Triana le brinda un toro, de Miura, Manolete de pie, recibe el brindis y los aplausos del público al reconocerle en una barrera. Después el toro cogería a Gitanillo.

Presenciaban la corrida juntos, en un tendido, el crítico taurino Corrochano y Rafael El Gallo. El crítico escribió:

Gitanillo de Triana brindó a Manolete, que estaba en un tendido. Desde lejos no se veía bien si brindaba a un torero o a un banquero.

La sentencia estaba escrita por un antimanoletista. Y se nota.  Pero, ¿qué le iba a quitar ya a la carrera taurina del Monstruo? Además, ¿juzgaba a Manolete vestido de luces? o como espectador de una corrida. No estaba en el ruedo, no había lugar a crítica ni calificativo alguno.

Manuel Rodríguez, Manolete, reaparece ante la afición de España en Barcelona, su plaza favorita, el día 22 de junio, alternando con Juan Belmonte y Rafael Perea Boni.

Dada la importancia del hecho de la reaparición de Manolete en el hotel Oriente en que se hospedaba, recibió a gran cantidad de amigos y de partidarios acérrimos.

Departió con don Manuel Camacho, Álvaro Domecq, don Antonio Algara, empresario de El Toreo, entre otros, matando así el tiempo que le quedaba hasta el comienzo del festejo.  

Preside doña Carmen Polo. Están presentes las autoridades locales y la crema de la crítica taurina con Don Ventura al frente. Los hay de Madrid, de provincias, en fin, lógica expectación. Lleno absoluto.

Puerta de cuadrillas: fotos, más fotos. Posan Manolete – de azul y oro - a la izquierda del Presidente, El Boni en el centro y Juan Belmonte a la derecha. Caras de preocupación y responsabilidad. En los tendidos el murmullo, el famoso ¡Ah! De México. El tendido 3 de sombra a 500 pesetas. La andanada de sol a 15.

Veamos que decía la critica de la reaparición del Monstruo:

Vestía Manolete de azul y oro y la primera ovación de la tarde –con toro en el ruedo- arrancóla en el bicho que partió plaza, al engendrar tres lances soberbios. Saludó a su primer enemigo con cuatro verónicas y media magníficas, empalmándose la ovación unánime que las premiara, con otra, al final de un quite, compuesto de tres verónicas y media verdaderamente deslumbrantes. Nada más que de modo regular cumplieron los rehileteros su misión, y el cordobés, al compás de la música y entre aclamaciones entusiásticas trenzó la siguiente faena: tres pases por alto, tres naturales engarzando el último con el forzado de pecho, cinco derechazos, dos orteguinas y cinco de jugueteo, para cobrar, entrando muy bien, una estocada casi entera. Pero tardó en descabellar, a causa de no haberle sacado la espada al toro, lo que impedíale descubrirse en forma, y lo que debió ser una oreja, quedó en ovación que agradeció desde los medios.

Y salió el quinto de la tarde. Tenía el número 74 y su nombre era Basilico. Seis verónicas y media imponentes...

Avanzó el cordobés hasta el centro del anillo y brindó al público. Inició la faena con un natural, sin que siguiese el viaje el astado...

Dos derechazos imponentes y música. Tres pases por alto, cuatro derechazos, un molinete, uno por alto y tres derechazos mirando al tendido; uno cambiándose la muleta de mano, tres manoletinas, cuatro derechazos más y varios adornos...

Pinchazo superior y estocada entera en la yema. Dos orejas, rabo y dos vueltas al ruedo. Lanzamiento de ramos de flores, bolsos de señora ,y hasta un cuadro al óleo. La locura.

Duró la fiesta dos horas y treinta y siete minutos al cabo de lo que despidióse a Manolete que ante el temor de ser tomado en hombros deslizóse rápido por la puerta de cuadrillas, con una cerrada ovación.

Juanito Belmonte, valeroso, y con arte obtuvo una oreja en su primero. El Boni no estuvo acertado.

Hasta aquí un resumen de la crónica de E. P. en la prensa catalana.

Otra muestra del éxito de Manolete la podemos leer en esta de Juan Castillo Casas:

 La Plaza Monumental de Barcelona había sido setenta veces testigo de sus triunfos... y ahí, en aquélla plaza, empezó su campaña Manolete el día 22 de junio.

Los empresarios de España le habían contratado pagándole un cuarto de millón de pesetas por cada actuación.

Acudieron a verle los enemigos de la verdad, los que no querían el intercambio, los envenenados..., pero la afición sana estaba dispuesta a dar su veredicto total y lo dio en forma indiscutible, en forma avasalladora cuando el último toro de Bohórquez era arrastrado por las mulillas sin las orejas y el rabo que quedaban en las manos del Califa cordobés, como premio a su prodigiosa faena – prodigiosa porque el toro no embestía con franqueza y porque el torero pisó terrenos inverosímiles y porfió en la inminencia de las astas; prodigio porque fue cincelando en la arena sus pases de imperio mientras su muñeca guiaba a la bestia con dominios extraordinarios- y a la estocada formidable con que había fulminado a su enemigo entrando clásicamente al volapié. Y una vez más recorrió el enorme torero el albero de la monumental en plena apoteosis de gritos, de ovaciones y de prendas.

Ya en su primero había ejecutado cinco verónicas estupendas y había hecho otra de sus grandes faenas. Pero el triunfo total se había malogrado cuando tuvo que intentar varias veces el descabello.

En el tendido, al final, quedaban asombrados sus detractores.

El Ruedo en su número de fecha 26 de junio de 1947 decía: 

Manolete ha vuelto para bien de la fiesta nacional y en crónica firmada por Don Ventura titulaba: Efluvios de optimismo. Y terminaba, después de resaltar el triunfo de Manolete: Ya estaba logrado el objetivo. Todo lo demás careció de interés.

Seguía así:

Desmayada transcurría la fiesta al aparecer el quinto astado, un mansurrón que salió huyendo de las varas, hasta que Vallejo agarró una formidable y le hizo entrar en razón. Manolete, consciente de su responsabilidad. Elevó entonces el tono de la corrida hasta donde los espectadores deseaban. Se dirigió al toro con la muleta en la zurda, pero una colada y un fuerte achuchón en el primer pase le hicieron cambiar de bisiesto, y con la derecha cuajó una labor de vena robusta, una faena que se compuso de varías series de toreo en redondo –unos pases lentos y prolongados, en algunos de ellos mirando al tendido-, giraldillas y molinetes, todo ello en el terreno que él suele invadir cuando está en Manolete, y todo ello entre aclamaciones ininterrumpidas y ovaciones que apagan los sones de la música. Y cuando, tras un pinchazo superior, recetó una gran estocada que mató sin puntilla, se desbordó el entusiasmo como un torrente fuera de cauce, y le dieron las dos orejas y el rabo y le hicieron dar dos vueltas al ruedo, entre una lluvia de flores, y salir a los medios. Ya estaba logrado el objetivo. Todo lo demás careció de importancia.

Otra vez Manolete en Manolete, ni un ápice a la improvisación, todo medido, todo entrega, todo pundonor y así tarde tras tarde como se verá.

Los toros de Bohórquez, grandes, gordos y de pitones no muy aparatosos, no fueron buenos.

Belmonte cortó una oreja a su primero y escuchó algunos pitos en su segundo.

EL Boni no estuvo acertado y se le notó desentrenado.

El diestro de Córdoba cobró trescientas cincuenta mil pesetas, según declaró, años más tarde, don Pedro Balañá.

Torea Manolete el día 24 en Badajoz toros de Galache al lado de Curro Caro y Parrita. No corta trofeos.

En el reportaje fotográfico realizado por Cano en el patio de cuadrillas puede verse a un Manuel Rodríguez con cara seria, más seria de lo normal, y abstraído del ambiente del patio de cuadrillas: ¿algo podía rondarle en su pensamiento? Incluso esta actitud podía apreciarse, ya fuera del callejón, esperando a su primer toro.

De todas formas Manolete estuvo en Manolete y dejó para el recuerdo una media sensacional a pies juntos y con las manos bajas. Una faena de muleta comenzada por estatuarios, naturales con la muleta planchada y llevando al toro prendido en el engaño. Derechazos y dos manoletinas muy ceñidas. Mató con verdad a ambos toros. En su segundo dio la vuelta al ruedo.

El día 26 actúa en Segovia con Gitanillo de Triana y Curro Caro en el cartel. Los toros de Vicente Charro. El Ruedo en su número de fecha 3 de julio de 1947 titulaba:

La presentación de Manolete en Segovia, o una corrida pasada por agua. Demasiada política taurina y un debut afortunado:

En crónica firmada por EMECE podía leerse:

Lo de Segovia, el pasado jueves día 26, no estuvo bien. Por muchas causas, y acaso no la mayor la corrida en sí. Corridas malas se dan muchas. Es verdad. Pero también los que otras con menos lluvia se han suspendido al tercer toro, y otras, casi sin llover, ni siquiera llegaron a comenzar. Si acabamos por no fijar los hechos en sus verdaderos términos, la influencia sobre la opinión imparcial será nula.

Lo de Segovia salió mal. En primer término, porque Segovia, como inmediaciones de Madrid, no es Aranjuez ni Toledo; porque no son cincuenta kilómetros ni setenta, sino unos pocos más de cien...

Luego, la corrida no fue buena. Y, luego, el viento y la lluvia...

Manolete no estuvo mal. Con la capa y la muleta hizo cosas buenas, muy buenas. No estuvo certero con el estoque. Si lo está, para él hubieran sido las orejas y los rabos que por mucho menos las han concedido en otras ocasiones los presidentes. Lo que ocurrió es Manolete tenia que pechar con toda, con la absoluta responsabilidad de la corrida. Y para tanto peso –viaje, lluvia y cartel- Manolete no estuvo, como otras veces, excepcional. Por ahí van, en uno u otro sentido los despropósitos. Ni el aspaviento, ni el delenda. Ni lo culminante, ni la decadencia...

Giraldillo, escribió de esta corrida lo que sigue:

De una vez para siempre quisiéramos prevenir a los aficionados contra esas corridas que organizan en los aledaños taurinos de Madrid por toreros vergonzantes que rehúyen torear ante nosotros... Si lo de Segovia ha de repetirse, lo que está anunciado para fin de temporada debía realizarse mañana mismo. 

Incluye a Manolete en la frase toreros vergonzantes; y lo que está anunciado para fin de temporada era la retirada del torero de Córdoba.

¿Qué opinaría después de este torero, una vez entregada su vida en Linares?

El cronista sería testigo, con anterioridad a Linares, de la entrega de Manolete en Madrid, en la corrida de la Beneficencia donde resultaría cogido y, en un acto de pundonor, matar al toro antes de que le llevaran a la enfermería.

Alicante, 29 de junio. Toros del Conde de la Corte para Gitanillo de Triana, Manolete y Parrita.

En esta ocasión el cordobés iba vestido con el traje que, más tarde, llevaría en Linares, heliotropo y oro.

Los toros no de gran peso, pero con trapío y pitones. Manolete dio una tanda de derechazos, frente al burladero del tendido 7, casi sin moverse, girando el toro a su alrededor, con pases ligados y erguida la figura.

Después, con un derechazo, casi de pecho, con los pies juntos, compuso otra tanda, pero esta con la izquierda. Comenzó ayudándose con el estoque, para luego ligar los naturales en un palmo de terreno frente al burladero del tendido 1.

Colocó una estocada casi entera y le concedieron una oreja de este toro.

Gitanillo de Triana estuvo bien en sus dos toros, destacando una tanda de naturales al burraco que le correspondió en suerte.

Parrita, con su toreo vertical, también consiguió los aplausos del público.

El 3 de julio hace el paseíllo en la plaza portuguesa de Campo Pequeno. Sus compañeros son: Nuncio en rejones, Luis Miguel Dominguín y Parrita.

El diestro de Córdoba obtiene una oreja simbólica de unos de sus enemigos.

La temporada de Manolete a nivel de dirección del apoderado don José Flores, estaba perfectamente preparada y estudiada y así, en El Ruedo, podía verse una foto de Manolete, vestido con traje de calle, que decía:

Ayer, hoy y siempre ¡¡Manolete!!

El Toreo solo tiene un genio: Manolete.

Lo mejor, lo más puro y lo más noble de la Fiesta de los toros lo ha escrito en los ruedos con su arte Manolete.

Carlos Arruza, el día 4 de julio, da un Vino de Honor en la Asociación Benéfica de Toreros del Montepío Taurino. Ese mismo día se celebró una Cena Homenaje a Carlos Arruza como Presidente de la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos de Toreros y para celebrar la concesión de la Medalla de Oro de Mérito Social al diestro azteca. La cena costaba 70 pesetas. Manolete, amigo de Arruza, asistió a este homenaje.

El domingo 6 de julio de 1947 cartel en Barcelona toros de don Antonio Urquijo (cuatro) y dos de Doña Juliana Calvo, para Gitanillo de Triana, Manolete –estoqueó uno de Urquijo y otro de Escudero Calvo-  y Andaluz. La corrida estaba patrocinada por el Excmo. Sr. Capitán General, a beneficio de las viudas y huérfanos de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire de la IV Región Militar.  

El Ruedo de fecha 10 de julio de 1947 publicaba:

¿Qué tenía que hacer Manolete en el quinto, sino salir por sus fueros y mantener, celoso, sus altas prerrogativas? Y salió por los unos y mantuvo las otras. Manolete estuvo en Manolete: Manolete arrebató a la concurrencia: Manolete lució cumplidamente su técnica y su estética: Manolete, en fin, suscitó la exaltación y fogosidad del ánimo en los espectadores, y con una estocada y un descabello acabó “su” faena, una de las suyas, que tuvo como premio la concesión de las dos orejas y el consiguiente paseo triunfal.

El toro se llamaba Trigueño, número 24, negro. Pesó en canal 322 Kgs.

Manolete, al terminar la corrida y ya en el hotel, es entrevistado por José María Hernández del periódico El Redondel. 

Habla, entre otras cosas, del pleito con los mejicanos y a la pregunta del corresponsal:

- Se afirma por aquí que se retira usted de los toros. ¿Es verdad?

- No se afirma; lo afirmo yo. Este año me retiro definitivamente de la vida profesional del toreo. Después torearé, gratis, en algunas corridas de carácter benéfico. Necesito descanso, calma, esparcimiento y libertad. Esta vida de torero es muy dura, azarosa y terrible en el aspecto íntimo. Rinde, sí; da gloría, fama, dinero, emociones, alegrías; pero también muchos dolores y muchas amarguras.

-    Y vemos como si una nube de tristeza pasara por los ojos del Califa.

-    Entonces, ¿no pensará en volver a México?

- ¿Quién ha dicho eso? Yo iré a México este invierno como torero, como particular o como lo que sea. A México lo llevo metido muy dentro. Aquí y aquí ( y se señala a la frente y al corazón). México ha sido para mí generoso, bueno y bonito. Allí me han tratado tan bien o mejor que en España; me han reconocido una categoría artística que no había aspirado a tener; y todo ha sido para mí halagos, afectos, admiraciones, amistades, respeto y cariño. Cuando oigo hablar de México, cuando pienso en México, siento la misma emoción que cuando estaba en México y me hablaban de España o de mi madre. Aquel país es el más hermoso del mundo y todo él grande apasionado como un corazón...

Feria de San Fermín de 1947. Cuatro grandes corridas de toros. Manolete torea la tarde del día 10 de julio. En el cartel: Gitanillo de Triana, verde y oro; Manolete, de blanco y oro y Julián Marín de cobalto y oro, con toros de don Antonio Urquijo de presencia y con trapío suficiente. El triunfo del cordobés es aplastante: cuatro orejas y dos rabos.

Como es tradicional por la mañana se corrió el encierro de los toros que se iban a lidiar por la tarde. El toro número 21 de nombre Semillero mata a tres mozos. Este toro le corresponde a Manolete en el sorteo y corrió el rumor de que Julián Marín pidió estoquearlo, con lo cual el diestro de Córdoba mató a Sanluqueño, número 30 y a Jaminito, número 63.

Destacó de su labor con el capote una media a su primer toro con verticalidad absoluta, el mentón hundido, la mano derecha muy baja y la izquierda más alta trayéndose el capote a la cintura como remate. Media de cartel de toros, parando los tiempos de su ejecución, como a cámara lenta, expresión moderna, no de la época.

Con la muleta derechazos con el compás ligeramente abierto y llevando muy toreado al toro. Naturales bajando mucho las manos, obligando al toro. El compás abierto y ligeramente adelantada la pierna izquierda.

El embroque se produce al costado izquierdo del torero porque se lo traía toreado desde el comienzo del pase, la muleta planchada. Toreo de cante grande. Veamos cómo vio la crítica, Antonio Bellón, en Pueblo, la actuación de Manolete:

La verticalidad de Manolete se quiebra al girar la cintura en naturales y de pecho. Cada pase es una explosión de entusiasmo. Centrado, majestuoso, facilísimo, el cordobés manda, dueño y señor de la res, en series de naturales y redondos, trabados con pases al costado para dejar al toro a centímetros del muslo y pasarlo sin esfuerzo, sin una enmienda...

EL Pensamiento Navarro:

 Un lleno hasta la bandera y los trece mil espectadores saludaron con una ovación al incomparable Manolete. ¿Cómo respondería el “Monstruo” a esta atención? Con una largueza que nadie creía aunque todos la esperaban. No he de cansar a mis lectores detallándoles punto por punto lo que este excepcional torero ha realizado, entre otras razones, porque no existe pluma capaz de realzar tanta belleza...

Hay cosas de la naturalidad que resultan imposibles plasmarlas en toda su valía y con el arte de Manolete sucede eso, no se llega a la perfección más que viéndole realizando por el propio maestro y en su salsa. Con el capote verónicas de monumento y con la muleta faenas inenarrables. No cabe mejor justeza, suavidad ni mando. Es el rey del toreo y todos los demás, el que tiene mejor suerte su vasallo...

Las dos faenas fueron algo de maravilla que el público que las presenció no las olvidara jamás.

A Manolete le sobra medio capote, media muleta, medio estoque y no le hace falta más que un metro cuadrado de terreno en el ruedo para llevar a efecto toda su labor.

Todo lo demás le sobra para que puedan recogerlo esos otros que tienen la desfachatez de retarlo en el terreno profesional...

Don Severo (Decano de los revisteros franceses), escribió al haber visto por primera vez a Manolete:

“¡¡¡Manolete!!!

... los pamplonicas y el innumerable gentío acudido de toda España y hasta de Portugal y Francia (especialmente para la 4ª corrida) “esperaron” a Manolete, para el cual los precios habían sido considerablemente aumentados (Barreras a 300 pesetas; tendidos de sol a 33... todo inmediatamente arrebatado de las taquillas al abrirse éstas y “revendido” a precios inauditos: tendidos de sol a 180 y barreras hasta 1600.

La plaza rebosaba de público y la corrida se desarrolló con una temperatura de maravilla, sin una nube en el cielo y en el ambiente cuya evocación va a intentar nuestro íntimo amigo “don Sincero” testigo de esta corrida, tan íntimo amigo nuestro que pedimos a nuestros lectores se sirvan considerarle aquí como a NOSOTROS MISMOS y aceptar su opinión como aceptaría la NUESTRA PROPIA. (Don Sincero no existe, no es sino él mismo, que no firma como de costumbre por haber una decena o más de revisteros franceses sin permiso  de las autoridades francesas para pasar la frontera.

El abajo firmante, sano de cuerpo y de espíritu, por lo menos eso cree en lo que a esto último se refiere, a pesar del “shock moral sufrido el 10 de julio desde las seis y diez de la tarde, certifica, bajo juramente, haber tenido en las fechas y hora antes citadas, la revelación de lo que jura poder certificar de GENIO DEL TOREO, tras más de medio siglo de afición, muy “militante”, y más de dos mil seiscientas corridas o novilladas presenciadas por él, a uno u otro lado del Pirineo, con todos los gigantes de la lidia, aplaudidos durante once lustros en maravillosas e inolvidables actuaciones. El responsable de este shock moral y de esta revelación así como del completo estado, de asombro primero y luego, de locura general que en este 10 de julio, embargó a la muchedumbre que llenaba la plaza de Pamplona desde el principio mismo de la lidia del segundo soberbio ejemplar de don Antonio Urquijo (Murube) fue el diestro Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete; el autor de estas líneas está ya casi a punto hora de poner en duda la realidad del prodigio o de sus gestas y hazañas llevadas a cabo, sin embargo, en plena luz, con la lentitud más inconcebible, la soltura más asombrosa y la más milagrosa sencillez...

Sigue la crónica en parecidos términos y remata: 

Manolete ES SUPERIOR A TODOS LOS TOREROS QUE HASTA HOY, PUDIMOS ADMIRAR; ORTEGA impuso, quizás una maestría, más ruda, a los toros mansos, Chicuelo fue más “saleroso”, Joselito más enciclopédico, Belmonte más trágico. Pero Manolete torea clásicamente, IDEALMENTE, sin la menor búsqueda de efecticismos, sin ninguna “concesión” y con la máxima sinceridad, COMO NINGÚN OTRO TORERO HA CONSEGUIDO AÚN TOREAR.

Feria de la Línea de la Concepción, día 13 de julio, toros de Carlos Núñez para Cagancho, Gitanillo de Triana y Manolete. Cortó tres orejas rabo y pata.  

En el periódico ABC de fecha 15 de julio podía leerse:

Manolete inicia la faena de muleta con cuatro estatuarios sin enmendarse. Ovación. Torea al natural y es volteado. Lleva al toro al centro y da otros naturales superiores. Se adorna maravillosamente. Entra a matar y cobra una estocada superior que basta. Gran Ovación, dos orejas, rabo y vuelta al ruedo. 

El miércoles 16 de julio de 1947, festividad de nuestra Señora del Carmen, en Madrid y en su plaza de las Ventas se va a producir un acontecimiento taurino de gran importancia.

Se celebra la tradicional corrida de Beneficencia, pero esta tendrá para siempre una referencia especial en la historia del toreo. Sería la última corrida de Beneficencia en que participaría Manolete antes de que el toro Islero lo empitonara.

Naturalmente, quien iba a imaginarse lo que después sucedería en Linares. Por lo tanto, la expectación era enorme para ver a Manolete.

En el cartel se anunciaban 6 toros, con divisa verde y encarnada, de la acreditada ganadería de don Fermín Bohórquez, de Jerez de la Frontera, para los diestros: Rafael Vega de los Reyes (Gitanillo de Triana), de blanco y plata; Manuel Rodríguez, Manolete de blanco y oro y José Martín Vázquez de celeste y oro.

El resultado del sorteo fue el siguiente:

1º.--Andapoco, número 102, Negro bragado, de 486 Kgs.

2º.-Calvo, número 47 Negro Bragado, devuelto.

2º.-Bis, Cargador, de Vicente Charro, de 473 Kgs.

3º.-Calmoso, número 69, negro zaino, de 494 Kgs.

4º.- Partidor, número 91, negro bragado, de 500 Kgs.

5º.- Babilonio, número 55, negro bragado, de 492 Kgs.

6º.- Blanducho, número 96. negro bragado, de 474 Kgs.

Los cinco toros de Bohórquez estuvieron bien presentados y fueron buenos. El sustituto, de Vicente Charro, soso.

El número 55,  Babilonio será el último toro que matará en Madrid.

Juan Ferragut escribió:

Contar y cantar como fueron la dos grandiosas faenas de muleta realizadas por Manolete en la corrida de la Beneficencia, es empresa superior a nuestra modestia.

Para contarlas y cantarlas en toda su magnitud necesitaríamos espacio y tiempo bastante para copiar lo mucho de grande y de bueno que han escrito sobre Manolete, durante siete años, las mismas plumas que hoy no sabemos porqué lo combaten y censuran.

E ignoramos la razón, porque Manolete sigue siendo quien era; la figura máxima de la torería; el mismo gran torero artista, valerosísimo y con un concepto hondo, heroico, dramático de la responsabilidad que entraña su categoría en el arte y la lidia...

Federico Alcázar en el Diario Madrid escribió:

Todo es admirable en este torero. Admirable y ejemplar. No tiene necesidad de torear y torea. Por mucho que viva no puede gastar el dinero que tiene. ¿Para que ganar más? Es que no torea solo por el dinero, sino por vocación, por afición, por temperamento, por satisfacer una necesidad de su espíritu de su naturaleza. Por eso justamente por eso, es admirable. El hombre que entre la comodidad y el riesgo escoge el riesgo es admirable, porque revela un solo carácter y una casta de hombre excepcional, sino porque esta decisión revela una capacidad de sacrificio singular. Por eso, precisamente por eso, es ejemplar...

No tenía necesidad de venir ahora a Madrid, y ha venido. ¿Por qué?, sencillamente por un concepto de la responsabilidad que no tienen otros toreros...

Y a Madrid ha venido y ha triunfado. Y, sin necesidad, se ha dejado coger. Se ha dejado coger por un gesto porque en realidad fue Manolete el que cogió al toro; no el toro a Manolete. La pierna quedó tan quieta en el remate, tan quieta y tan cerca, que el toro no tuvo más que alargar un poco el cuello y empuntarlo, sin derribarlo. Y la cogida fue porque, entre el turbión de aplausos y olés sonaron unas voces descontentas. Y para contentar a los descontentados se dejó coger. Y así, cogido, herido y con la pierna sangrando, continuó toreando hiperbólicamente con la mano izquierda, como solo Manolete sabe torear. Y con un solo pie remató la faena. Y con un pie solo, porque el otro no podía apoyarlo en el suelo, entró a matar y tiró al toro sin puntilla. Y entonces se dejó llevar a la enfermería. ¿No es esto admirable y ejemplar en un torero? ¿Son tan frecuentes en el toreo este gesto de hombría, de pundonor y de amor propio?  Vamos a hablar en serio y a no engañarnos los unos a los otros contándonos el cuento de la “buena pipa”. ¿Qué torero le hace a esos dos toros lo que les hizo Manolete? Yo creo honradamente que ninguno.

Tardó en doblar Babilonio, una vez estoqueado, 12 segundos, coincidiendo el traslado a la enfermería de Manolete con  la muerte del toro, mientras se abría la puerta de la barrera para darle paso. Manolete debió ver rodar a su enemigo desde los brazos de las asistencias.

El parte facultativo extendido por el Dr. Jiménez Guinea decía así:

Durante la lidia del quinto toro ha ingresado en esta enfermería Manuel Rodríguez “Manolete” de 30 años de edad, natural de Córdoba con una herida por asta de toro situada en el tercio medio de la cara externa de la pierna izquierda que interesa piel, tejido celular y aponeurosis formando una trayectoria descendente de 8 cm con grandes destrozos en los músculos perónicos. Pronóstico grave. Firmado: Doctor Jiménez Guinea.

El Ruedo, de fecha 17 de julio de 1947, publicaba la crónica de la corrida de Beneficencia escrita por EMECE. Podía leerse:

La corrida que tenía su ilusión, ha tenido su emoción también. Aún por encima del gran torero, en Manolete hay el pundonor, la conciencia estrecha de su responsabilidad.

Y a ella se ha entregado sin reparar si el sacrificio era grande o pequeño. La corrida de Bohórquez, de buena presentación, ha salido noblota, pero con casta. Buena la embestida; pero peligrosa, no por bronca, sino por la codicia, por el celo. Corrida para toreros que sepan torear y que sean capaces de aguantar. Y Manolete ha aguantado. Hubiera aguantado de todas maneras. Eran para él todas las miradas y todos los comentarios. Pero Manolete ha respondido a la expectación desde un quite en el primer toro hasta que, ya herido en el quinto, ha seguido toreando, cojeando visiblemente, y aún más apretadamente que cuando comenzó su faena.

El segundo toro ha sido retirado por cojo. Lástima. El toro era bravo. Y ha dejado paso a uno de Vicente Charro, con el que Manolete se ha empleado a fondo. Ha toreado al natural con gusto, con calor, y en los naturales, de puro ceñidos, se ha manchado el traje. Faena justa, sobrada si acaso. No ha tenido suerte al matar – pinchó tres veces -, y aunque ha perdido la oreja, ha dado la vuelta al ruedo entre una ovación continuada.

El quinto salió abanto. Correteó. Hasta salió suelto alguna vez de los caballos; pero Manolete cuando cogió la muleta iba dispuesto a encelarlo. La faena fue a más. Del tanteo a más cerca, más cerca todavía, y en un momento insospechado el toro le ha herido en la pierna, sin derribarle. Pero de la pierna salía sangre, y Manolete ha seguido toreando con más afán, con el ansia de que no se le escapara, por el percance el triunfo. Todavía ha dado unos naturales magníficos, ha cobrado la estocada grande, y entonces ya consintió en que las asistencias le llevasen a la enfermería, hasta donde Pinturas fue portador de las orejas que le habían sido concedidas.

La expectación se había concentrado en Manolete, y Manolete sabía corresponder, aún a costa de su sangre, a la expectación. Pundonor, aún por encima de su arte de gran torero. 

Don Gregorio Corrochano escribió de este acontecimiento taurino: 

A los toros inciertos no solo hay que esperarles mucho, para fijarlos como Manolete le esperó, sino que hay que tenerles un poco adelantada la muleta para que no duden. A estos toros no se le pueden torear con el engaño retrasado y ahora se ha puesto de moda, torear con la muleta a la manera de frente por detrás, porque va detrás de la línea del torero. Al toro, en cuanto tiene el menor resabio instintivo, incierto, desparrama la vista etcétera hay que fijarles con la muleta y no dejarle mirar a otro lado; esto solo puede hacerse adelantándole la muleta lo que haga falta, para que el toro al embestir no dude, para que no tenga opción entre la pierna y la muleta. Este toro de Bohórquez que no embestía bien y era incierto, vaciló en la arrancada por estar la muleta retrasada, y en un pase con la mano derecha, le hirió de pasada la pierna izquierda. Manolete hizo un gesto de dolor casi imperceptible, encogiendo un poco la pierna izquierda. La primera sensación en el tendido era que le había pisado. Siguió toreando con la derecha y con la izquierda en una faena de mucho aguante, única manera de torear al toro, mansurrón, incierto y corto de cuello. Se notaba que el torero perdía facultades que suplía con coraje y afán de torear. Un hilo de sangre, rayando fuertemente de rojo la media rosa, nos descubrió que estaba herido y nos explicó el por qué de aquel empeño cerrado, cada vez más cerrado, del torero con el toro. No solo toreaba, quería terminar la faena y matar al toro antes de que la pérdida de sangre le inutilizase la pierna. El gesto era magnífico; solo en medio del ruedo con el toro, sin dejar que nadie se le acercara en su auxilio. Y la zapatilla negra estaba teñida de sangre cuajada cuando igualó al toro, y sabiendo que no podía hacer el esfuerzo de matar, nada más que una vez, pues se le iban las fuerzas, entró a matar, con el ansia que entrara Frascuelo y echó a rodar al toro de la estocada...

Entonces nos dimos cuenta de lo que es una corrida de Beneficencia: amar al prójimo más que a ti mismo.

Después, termina pidiendo la Cruz de Beneficencia para Manolete por lo realizado en el ruedo.

K-Hito escribió:

Una voz, una cornada..., y de lo dicho no hay nada.

Por ser voz quien sois.

Ya vino Manolete a Madrid, cuando le pedían sus impugnadores. Y vino a torear gratis a beneficio del Hospital Provincial. En los corrales había seis toros andaluces con lámina y trapío.

No tuvo suerte en el reparto. El segundo toro embestía con mal estilo; tan malo, que el “respetable” lo protestó ¡por cojo! Y al corral volvió. El sustituto, de don Vicente Charro, tampoco acusó ni bravura ni nobleza. Pero Manolete estaba allí. Su secreto es que no da a cada toro la lidia que el toro pide, sino la que él quiere, la suya, que es la que el público le exige. Por algo es el rey.

No pudo pararse al torear de capa porque no era franca la acometida del burel. Y se paró con la muleta. Como si de un noble astado se tratase, lo tomó con sus estatuarios; cambióse luego la flámula a la zurda, y hubo unos naturales tirando del toro con ese juego maravilloso de muñeca. Un portento. Cada pase, un clamor de entusiasmo. Nueva serie y nuevas ovaciones. Tres veces tuvo que pinchar, por quedarse el toro, que estaba hecho un marmolillo. Las tres por derecho. Y, al fin, haciéndolo todo el espada, clavó una estocada corta en lo alto (Ovación y vuelta.)

Mal toro el quinto. Ya pudo apreciarse en los primeros capotazos su incertidumbre. Tampoco Manolete halló ocasión de emocionar con la capa. De nuevo habría que jugarse el tipo en el último tercio. Y Manolete, que esta allí...

Unos pases, por bajo y enseguida, dos series de naturales, llegando hasta la misma cara, corriendo la mano, baja, y erguido el torero, tieso, hierático...

No era bastante, por lo visto. Y hubo un grito molesto. Manolete, en la misma cabeza del morlaco, levantó la vista, ofendido. ¡Gritarle a él, que se estaba jugando su vida y sus millones allí, toreando gratis una corrida benéfica! Toda la plaza reaccionó contra el impertinente. Siguió toreando el Monstruo más cerca aún, más, más... El toro lo prendió fácilmente por la pierna izquierda y se vio al torero desasirse con un gesto de dolor. De dolor moral y de dolor material. Pero continuó la faena. Vióse cómo la sangre corría por la media rosada. Con esa sangre y con esos sudores amasan los toreros sus capitales. ¡Bien ganados están!

No se había mirado la herida Manolete. ¡Qué importaba un desgarro más! Recto entró a matar, y en las agujas clavó toda la espada. Aún esperó a que rodase el toro. Fue entonces, y solo entonces, cuando se dejó atar un pañuelo sobre la herida y conducir a la enfermería. Una oreja, Otra. Las dos. El desagravio. La protesta airada.

Perderá varias corridas. Una actuación gratuita le supondrá perjuicios considerables. No todos los van a lamentar.

Sé que a ti, Manolete. Te basta con saber que has hecho un bien a los desvalidos, a los que en el Hospital Provincial esperan la cura de sus dolencias en los blancos lechos. En otro estas tú, herido el cuerpo y con el alma sana. Por ser vos quien sois. 

Manolete una vez operado, es trasladado al Sanatorio de La Milagrosa de Madrid, en la calle Modesto Lafuente número 14 e ingresado en la habitación número 50 del mismo.

La habitación no existe ya porque era la quinta de la planta baja y con las reformas realizadas en el citado Sanatorio, hoy es parte del bar.

Por el percance de Madrid, Manolete pierde las corridas de El Puerto de Santa María, Valencia, Tudela, Barcelona, las de los días 28 y 29 en Valencia, la de la Coruña y, por último, la de San Sebastián.

Restablecido de la herida, reaparece el lunes 4 de agosto en Vitoria.

Los toros son de Bohórquez. Alternan con él Gitanillo de Triana y Parrita. El diestro de Córdoba vistió, el traje rosa pálido que llevaría en Linares por última vez. Cortó una oreja. La expectación era enorme como podemos apreciar en la prensa de la capital vitoriana:

Reaparición de Manolete en nuestra plaza:

Ya ha desparecido toda duda: el próximo lunes precisamente en la plaza vitoriana Manolete, después de la cogida sufrida en la plaza madrileña. Otra vez más el diestro cordobés ha manifestado su especial atención con Vitoria y, como hace dos años, elige nuestra plaza para su reaparición. Con ello ha ganado Manolete la primera ovación, estruendosa que el público vitoriano le ha de tributar; porque en justicia y en prueba de gratitud se lo merece, dados esos motivos y el interés por Vitoria, con la de su primera muestra ya la dio al comprometerse para dos corridas, cuando otras plazas próximas ni siquiera han conseguido llevarle a ellas una sola tarde. Nos anticipamos, pues, a anotar en la revista de la primera corrida, la ovación grandiosa que el público vitoriano agradecido, le va a tributar a Manolete el lunes. 

  Gregorio Altube escribió de este acontecimiento:

En su segundo toro, el quinto de la corrida, estuvo desafortunado. Cuando salió el sexto toro Manolete padecía ese tifón de la bronca que quiere alejar al diestro. El público se franquea a veces y en aquella ocasión voceaba, claramente, que prefería no verle torear; sin embargo, entonces, cuando nadie iba a agradecérselo, cuando su intento incidía de nuevo la ciega indignación, Manolete se lanzó a un quite brutal. Fueron dos lances y una media verónica, tan ceñida, que abortó en recorte. El toro, en el viaje, llevaba la cabeza alta , el cuerno izquierdo iba derecho al corazón; Manolete aguantó impávido, suicida, y entonces le vimos morir; estuvo muerto, y si no se ha sabido es porque el toro, ladeando la cabeza, evitó que lo difundieran los periódicos...

Al día siguiente, 5 de agosto, repite con toros de Sánchez Cobaleda al lado de Juan Belmonte y Luís Miguel Dominguín. Corta un trofeo. Don Antonio Bellón, periodista del diario Pueblo, anotó en su cuaderno de notas que siempre llevaba:

Llenazo. Sol y tarde fresca. Himno Nacional, Doña Carmen Franco aparece en el palco...

Ovaciones y gritos en el paseíllo a Manolete. Pasodoble Manolete. Manolete, corean. Saluda a Dominguín. Galopan los alguacilillos.

Juanito, de perla y oro. Manolete, de blanco y oro y Luís Miguel de celeste claro y oro.

2º Manolete brinda a Doña Carmen...

Ovación y pitos. Sonríe Manolete, Palmas al torete. (Pasodoble Manolete)

5º Pega Atienza II y se sale con el toro para afuera. Se hinchan de tirar almohadillas, y el ruedo queda inundado de ellas. Gran faena. Estocada entera, descabello. Oreja y ovación. Tira la oreja, que recoge un mono. Ovación y vuelta al fin. Prendas de vestir, botas y ovación. Ramos de claveles ante él. No chillan.

Se publicaron otras crónicas, respecto de la reaparición del cordobés en Vitoria:

¡Ya hemos visto a Manolete!

Esto pertenece también a lo venturoso. Hemos visto a Manolete; aunque muchos escépticos se hayan sorprendido de ello. Y le hemos visto, salvo alguna pasajera ocultación, tal cual es, ¿Monstruo? Es posible. Por lo menos diremos que pese a los derrotismos, Manolete es algo excepcional, de una clase especial, con ese “quid” del que otros toreros carecen.

Manolete lidió los toros Bondadoso, número 53 y Granicero, número 15.

Terminada la feria de Vitoria, para Manolete su última feria, siguen sus actuaciones.

Es ahora en Santander donde el 6 de agosto, estoquea toros de don Ignacio Sánchez Sepúlveda al lado de Gitanillo de Triana y Pepín Martín Vázquez.

Tarde de éxito del diestro cordobés. Destacó su faena la quinto de la tarde con estatuarios y naturales en un palmo de terreno. Gran estocada. Se le conceden las dos orejas y el rabo.

Queda para el recuerdo de quienes le vieron esa tarde, una media verónica a pies juntos, con las manos bajas, rematándola una cuarta por debajo de la cadera. Volverá a esta plaza el día 26 de agosto.

Valdepeñas, 8 de agosto, toros de Concha y Sierra para Curro Caro, Manolete y Pepín Martín Vázquez. En la reseña publicada en la prensa podía leerse:

Manolete cortó las dos orejas y el rabo del segundo y oyó palmas y pitos en su segundo.

Pepín Martín Vázquez al iniciar el segundo natural fue empitonado grave y operado en la misma enfermería de la plaza por el doctor Izarra quien extendió el siguiente parte facultativo:

Durante la lidia del sexto toro ingresó en la enfermería de la plaza el matador de toros Pepín Martín Vázquez, que padece herida producida por asta de toro en el tercio medio del muslo izquierdo, cara anteroizquierda, con gran dislaceración muscular, contusión intensa del paquete vascular nervioso, en un trayecto de diez centímetros, y fuerte hemorragia. Pronostico muy grave. Firmado: Doctor Izarra.

Después de la operación y, en el coche de Manolete conducido por él, Pepín Martín Vázquez fue trasladado a Madrid. En el sanatorio de Toreros es nuevamente intervenido por el Doctor Jiménez Guinea.

Esta cornada sería definitiva en la trayectoria de Martín Vázquez y supondría un declive poco a poco del torero, pues toreó 30 corridas en 1948; 23 en 1949; 9 en 1950 y 12 en 1952. En 1951 no toreó.

San Sebastián 10 de agosto. Toros de don Alipio Pérez Tabernero, para Gitanillo de Triana, Manolete y Manolo Navarro.

En el patio de cuadrillas Carlos Arruza saluda a Manolete y se hacen la que sería la última foto juntos. Manolete al lado de Carlos sonríe y parece desafiante al destino. No hay corte de trofeos aunque torea bien a toros de trapío. Destacaron sus clásicas manoletinas y una tanda de derechazos rozando el toro la taleguilla.

Día 11 en Huesca, toros de Domecq para Juan Belmonte, Manolete y Paco Muñoz. Manolete corta una oreja.

Gijón, 15 de agosto, lidia Manolete toros de Urquijo al lado de Juan Belmonte y Paco Muñoz, el mismo cartel de Huesca. Triunfo del cordobés: dos orejas.

El día 16 es en San Sebastián donde mata toros de Villamarta teniendo de compañeros a Juanito Belmonte y Luís Miguel Dominguín.

Manolete y Luís Miguel  se saludan en el patio de cuadrillas. En la foto que inmortaliza el momento, el Monstruo, mira para un lado, Luís Miguel para otro. Cada uno a lo suyo. Hubo triunfo y cortó dos orejas el torero cordobés.

Don Antonio Bellón, que acompañó, en muchas ocasiones, a Manolete, años más tarde, en 1967, un 22 de agosto, respondió en una entrevista para El Ruedo:

La última corrida que le vi fue en San Sebastián, en la Semana Grande, dentro ya del aura fatal de Linares. Pocas veces he visto un público tan envenenado, tan maligno, tan perverso; fue una tarde de esas en que se acaba un gran torero.

Federico Alcázar en el diario Madrid escribió de esta corrida:

El arte asciende siempre hacia una cima ideal que no lograron situar los geógrafos. Hacia esa cima se remontó esta tarde el arte de Manolete en el segundo toro. Había toreado bien, parado y ceñido, en los lances de salida; pero donde culminó fue en el quite. Adelantó los brazos, embarco al toro y lo llevó de un lado a otro con una pausa, con una cadencia, un ritmo y una templanza de maravilla. Y al rematar, todo el vuelo amarillo y grana del capote plegado sobre la cintura, y el toro babeando la seda del calzón. Y la plaza salta en un clamor, que se prolonga hasta que el torero con las dos orejas y un clavel, recorre triunfalmente el ruedo, seguido de un cortejo de ovaciones...

La faena tiene u  prologo por alto espléndido. Tres ayudados de majestuosa planta y valerosa cercanía. Y, al rematar, la muleta sobre la derecha, se adelanta suavemente para enganchar al toro y ligar cuatro pases prodigiosos. Quietud en la figura. Pausa en los brazos...

La plaza aclama enardecida, y, luego de un molinete y de abanicar al toro, arranca derecho a matar con soberano estilo de matador y coloca una soberbia estocada, de la que dobla el toro. Le dan las dos orejas, recorre el ruedo en triunfo, y todavía tiene que salir a los medios, empujado por los aplausos...

En un descanso de esta corrida se produce la famosa y corta entrevista, inmortalizada en una foto por Cano, para la radio, que el periodista Matías Prats le hace, ante los micrófonos de Radio Nacional,  al Monstruo quien después de ella, “off de record”, le confiesa: 

- Me piden más de lo que puedo dar..., Matías, que lejos veo octubre.

Absoluta premonición. No llegaría. La muerte le esperaba en agosto y en Linares.

En la noche del 16 de agosto, después de la corrida, Manolete va a ver a su madre que veraneaba en San Sebastián. Son los últimos momentos que pasará con ella. Doña Angustias le dice que pasa muy poco tiempo con la familia y él le contesta que tiene muchos compromisos y que no tiene tiempo para nada. Se despide de su madre, porque al día siguiente torea en Toledo.

- Un beso, madre.

Ya no la verá más.

Toledo, 17 de agosto. Toros de Escudero Calvo para Gitanillo de Triana, Manolete y Paco Muñoz.

Alfredo Marquerie escribió en El Ruedo:

Estuvimos en el apartado, y en el sorteo, y después de presenciar ambos con el ritual de costumbre, sombreros sin forro, papeles de fumar escritos a lápiz, caras serias de los apoderados y lecturas de espaldas gradual y morosa, como se ven las esquinas de los naipes en el póker; comprobamos que Camará cambia el lote pequeño por el grande. Cuando preguntamos el por qué, se nos responde: Usted sabe que a Manolete le exigen y da...

 

El subalterno Boni fue el encargado de sacar las papeletas de los sombreros – el de don Antonio y tapándolo el del mayoral- que portaba Pascual Montero.

En el patio de cuadrillas y fotografiados por Cano pueden verse, vistos desde la Presidencia, a la izquierda Manolete, serio, concentrado; a la derecha Gitanillo de Triana, sonriente y en el centro a Paco Muñoz.

Manolete vestía de lila y oro; Gitanillo de verde y oro y Paco Muñoz de también de lila y oro. Del reportaje gráfico se deduce que los toros no estaban sobrados de peso, pero sí lucían una cornamenta astifina y algunos eran engatillados de pitones.

K-Hito de esta corrida escribió:

Sabido es que los toros vistos desde cerca imponen sobremanera.

Este negro que nos mira –negro con los abundantes cuartos traseros salpicaos, se las trae...

La plaza no se la llenado totalmente. Falta la gente de Madrid, que anda por la sierra o por las playas.

Manolete, en el segundo llevó a cabo su faena. La faena de Manolete. Estatuarios, naturales en dos series, derechazos y manoletinas. Todo con el sello de la casa. Acabó con la res mediante una estocada corta y dos intentos de descabello. Para el Monstruo hubo las dos orejas y paseo triunfal por la periferia.

El quinto era el salpicao. Sosón llegó al final. Manolete en unos pases por bajo llenos de enjundia y garbo, se apretó de lo lindo. No hizo en este toro su faena, pero sí una llena de interés, porque el adorno en él es cosa nueva. Y admiramos una vez más al magíster, que no es como se dice, un torero corto. Insiste en lo suyo, porque lo suyo es lo mejor, lo más verdad y lo más difícil. Pero cuando no hay forma, porque el toro no se presta a ello sus recursos  tiene y de buena ley. Pinchó tres veces muy bien. Y agarró, al cabo, una corta superior.

Unos, los adaptables, dijeron que sí, y otros los intransigentes, que no. Acaso esos que le niegan recursos.

Gijón, 24 de agosto de 1947, toros de Luis Ramos Paúl para Gitanillo de Triana, Manolete y Parrita. No corta trofeos el diestro de Córdoba.

Antes de salir para esta ciudad, Manolete hizo unas declaraciones al periodista Juan Ferragut –publicadas en el semanario Fotos- que luego reprodujo en su libro: Vida, triunfo y muerte de Manolete de la que entresacamos lo siguiente:

Yo no conocía personalmente a Manolete. Pero cuando en la corrida de la Beneficencia de Madrid resultó herido, fui a visitarlo al Sanatorio de la Milagrosa.

Y Manolete me dio la sensación – contra lo que la leyenda cundía- de un hombre franco, cordial, simpático. Ni sequedad esquiva ni cautela recelosa. Gravedad viril, seriedad sencilla, sin afectación ni soberbia. Expresión serena de un carácter acendrado. Y en sus ojos, de párpados anchos, una mirada grave, honda, observadora, matizada de melancolía...

No pude localizarlo sino cuando apenas faltaban unos minutos para que Manolete emprendiera viaje a Gijón donde había de torear por penúltima vez. Y acuciado por el tiempo nuestro dialogo fue breve.

-¿Qué quiere decir que la corrida de la Prensa acaso sea la última que toree en Madrid? ¿Se va usted a retirar de los toros esta temporada?

Por lo menos el año que viene, y no sé si acaso durante un par de ellos más, no pienso volver a vestirme de luces en España, como no sea para alguna corrida benéfica. Esta es una decisión firme...

- Lo dice usted con tristeza, como si estuviera amargado.

- Es verdad. Estoy disgustado... El público es cada vez más exigente conmigo. Yo hago todo lo que puedo por estar bien, pero para mí no se tienen en cuenta las condiciones de los toros...

Quieren que a todos les haga una gran faena, y eso no es humanamente posible...

Y no me toleran ni disculpan nada. ¡Que más quisiera uno que hacer siempre faenas magníficas! Ahora, en las corridas del norte, he podido apreciar bien esa hostilidad que creo injusta... Si a otros compañeros les ha salido un toro manso, la gente le ha aconsejado: “mátalo”, aunque sea de cualquier manera, porque apreciaban que el toro no se prestaba al lucimiento. Pero cuando a mí me ha salido un toro igual –me he tropezado con alguno francamente ilidiable- aunque me he arrimado y he hecho todo lo posible para que todos vieran que el toro no tenía faena, y lo he matado muy decorosamente, me han regateado los aplausos y hasta me han silbado...

¿Y a que atribuye usted esa actitud del público? 

Manolete sonríe levemente, con una sonrisa impregnada de irónica tristeza. 

- ¿A que va a ser? A lo que la gente sabe o calcula del dinero que gano. ¡como si el ir a verme torear no fuera para todos un acto voluntario y se hubiera publicado una ley obligando a todo el que tenga trescientas pesetas a gastárselas en una barrera cuando torea Manolete!

Medita un momento el torero, y con un acento hondo, sincero, en el que palpita la amargura, me dice:

- Créame usted que si no fuera porque ya están firmados los contratos de las corridas, o apalabradas, que es igual, y el no cumplirlos sería una deslealtad o una cobardía, desde ahora mismo no me volvía a poner el vestido de torero en España.

Pero según he oído –le interrumpo-, a América si va a ir usted a torear...

- Efectivamente.

Marcha a Santander y es huésped de los Marqueses de Argüelles en su casa de Ribadesella y de allí sale para torear el día 26.

Los toros son de Rogelio Miguel Del Corral –que resultaron desiguales y mansos- los estoquea al lado de Juan Belmonte y Rovira. El cordobés no corta trofeos. Da la vuelta al ruedo en su primero. En el quinto –un toro manso- faena de riesgo para estocada y descabello. El público le reconoció su labor.

Una vez finalizada la corrida emprenden viaje Manolete y su cuadrilla para Linares donde torea el día 28. La muerte ya le ha designado fecha y hora.

El miércoles 27 de agosto de 1947, en las primeras horas de la noche viaja Manolete a Linares.

Va en su coche, el Buick azul matrícula M-75.545, acompañándole su apoderado, don José Flores, don Antonio Bellón, amigo del Monstruo, y su mozo de espadas Guillermo. Sabemos de primera mano cómo se realizó el viaje gracias a la pluma de don Antonio que escribió: 

... El viaje hacia su muerte gloriosa lo hizo Manolete desde Madrid, pálido, preocupado, con su fiel mozo de espadas Guillermo –el visitante diario a su tumba- al volante, y en el asiento de atrás Camará preocupado, y yo cronista taurino de “Pueblo”, que procuré distraer con mi charla a los viajeros. Cenamos en Manzanares. Durante la comida planteé el siempre eterno tema de la rivalidad entre Joselito y Belmonte. Camará, entusiasta de su padrino de alternativa, Joselito “El Gallo”, replicaba a mi belmontismo. Manolete ironizaba. Terminó la cena, satírico Camará y diplomático el cronista. Manolete se puso al volante; atrás, pronto se durmieron Camará y Guillermo.

En aquél último viaje, Manolete, -Manzanares en el kilómetro 173, Linares a más de 300- me habló de sus amarguras y contrariadas ilusiones. Su plan era terminar la temporada y, pese a todo, casarse.

Terminar como torero, dándolo todo, solo o en conveniente competencia y buscar su íntima felicidad que oscura, y tormentosa se le ofrecía.

Llegamos a Linares. Al pasar junto al hospital donde moriría, en la noche del siguiente día, recordó que anterior feria, su coche atropelló a una chiquilla a la que llevó, abrazada a él a que la curasen sus lesiones dolorosas en el hospital. No se olvidó de aquél cariñoso ir abrazado a la muchachilla, Manolete, el soñador de paternidades tranquilas.

El hotel Cervantes. Saludos, abrazos. El cariño diplomático, del clan de amigos de Luís Miguel. Manolete con sueño, demacrado, molesto de prisas intestinales. Al fin el silencio y Manolete en su último sueño. Apartado mañanero de la miurada, que estuvo destinada, y perfilada para Murcia. Dominguín padre, sapiente, hábil, cordial con Camará. “Gracias Pepe por estar Miguel en esta corrida”. “Va a estar en más Domingo”. Y los dos hombres fuertes y duros del toreo miran y remiran a “Islero” y sus hermanos, Camará habla, indica, sugiere en el apartado. Dominguín calla y otorga. Dos sabios poderosos de los intereses difíciles por dentro del toreo y taurinismo. Ya estaba hecho el sorteo. “Islero” - ¡ay, dicen que no hay quinto malo- saldrá el penúltimo!

Manolete, aliviado de sus retortijones, recibe entusiastas visitas. Los de Dominguín le desean suerte. Los fieles Chimo y Guillermo, le visten de rosa y oro. El firme pulso de Manolete enciende la mariposa, que parpadea ante las protectoras; reza fervoroso, y ordena de vuelta a lo mundano, que al volver de la corrida se le tenga preparada una conferencia con un balneario granadino donde está la que, en días, será su esposa. Y... ¡a la plaza!

Lo que ocurrió en la corrida de Linares es otra historia. 

MANOLETE

Por Martínez Remis

¡Vamos Manuel, que es la hora
y va a empezar la corrida!
Ese, es Pinturas, que llora.
La sangre, la última herida.

¿Ya no te acuerdas, Manuel?
Se quedó tu sangre a mares
en medio del redondel de la
plaza de Linares.

Fue esta tarde la cornada,
Tú le entraste por derecho
El miura estaba al acecho
y... te pagó la estocada.

Total nada... gajes por ser buen torero.
El mejor, y por tener pundonor.
Anda, Manuel, que no quiero verte
en esa cama fría.

Tan inmóvil y tan yerto, con un sudor
de agonía, como si estuvieras muerto.

Te entregaste mucho al toro... y el toro
no merecía..., no me mires, si no lloro
no podría.

Y, sin embargo, Manuel, yo hice por un
sino ciego de mis plazas redondel para un toro
de juego.

Y en noches de luna clara, le robé al río
canciones, para que a ti te sonaran
a primeras ovaciones.

Te quise como a un amante y te fui abriendo
una herida entre los tercios de un cante.

CANTE:

¿Porqué no doblan las campanas?
¿Porqué no doblan las campanas?
Que se ha muerto Manolete y al
despuntar la mañana.

Por soleares, Manolo, tu toreo, por
soleares; soleares de estar solo.
Solo frente a los toreros, solo frente
a la embestida del toro de los
chiqueros y del toro de la vida.

Y solo frente del toro cuando esta tarde
llegó. La culpa la tengo yo, y sin embargo
no lloro.

¡Mira cuanta gente asoma a la puerta!
No es un duelo. Tu no te preocupes,
toma este vestido azul de cielo.

La montera más torera para un
diestro de cartel.

¿Porqué brilla la montera?
¡Es una estrella, Manuel!

¿Qué quisieras descansar?
Pero si no puede ser, que
tenemos que llegar antes del
amanecer.

Anda, no escuches las voces,
Yo soy el fin de tu drama.

¿Qué no me reconoces?
¡Soy Córdoba que te llama!

Agosto de 2023 y en Collado Villalba.
José María Sánchez Martínez-Rivero



5 comentarios:

  1. Gran artículo del Sr. Martínez-Rivero que nos hace ver como llegaba Manolete a Linares, de acabado nada; mal psicológicamente puede ser por problemas amorosos y cansancio.. Gracias, Josep de la Motta y Rojas, aficionado.

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  2. Ya lo he leído, engancha y mientras lo estaba leyendo me parecia escuchar a Matías Prat, y que casualidad que aparece en la entrevista con Manolete . Un abrazo.

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  3. Enhorabuena. Gran y precioso artículo.

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  4. ¡Un gran artículo!, del gran maestro Manolete. Para todos los aficionados y taurinos, agradecer enormemente a José María Sánchez Martinez- Rivero, una redacción tan inédita y sorprendente, describiendo detalladamente con exactitud la vida, trayectoria y muerte del maestro Manolete, ¡mi gran enhorabuena!, muy agradecido enormemente. Cordiales Saludos

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