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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Vinícius en el país que se odia / por Antonio Valderrama


"..Como las aguas no se calmen un poco, pienso que Vinícius corre físicamente peligro esta temporada por esos campos de España que se jibarizan cuando aparece por ellos el Madrid. No es algo nuevo, pero no sé hasta qué punto es sostenible una guerra civil cada quince días, un aquelarre permanente, un paroxismo de guerrilla alimentado por altavoces mediáticos irresponsables y siniestros.."

Vinícius en el país que se odia

Antonio Valderrama
La Galerna/10 septiembre, 2024
España es un país que se odia a sí mismo, al menos eso es lo que cabe inferir de la deriva política en los últimos veinte años. Sin embargo, odia incluso aún más al Real Madrid, a la vista de lo que está pasando con Vinícius. Yo tengo mi teoría, que es clara como el agua: el odio de los españoles al Madrid es la forma quintaesenciada de ese autoodio, por otra parte tan de Occidente en nuestra época, que no obstante aquí adquiere una magnitud mayor y una intensidad feroz. No en vano el Madrid es, desde hace más de ciento veinte años, lo que queda de aquel otro país que fuimos, que fue, y que ya no es. A Vinícius se le odia por ser la estrella y el mejor jugador del Madrid. Por esa razón se le insulta llamándolo negro de mierda, mono y aberraciones similares, indiscutiblemente racistas.


Aún peor, en mi opinión, que la ofensa baja, sucia y lumpénica que se pronuncia en la grada de cualquier estadio, es el paternalismo injurioso que practican en España tantos prebostes, políticos, dirigentes y todo tipo de gente con mando en plaza. Es peor porque se le suman la sinvergonzonería y el cinismo. Por ejemplo, 

el alcalde de Madrid,  Martínez Almeida, aficionado atlético declarado y también declarado mentiroso, cogió la semana pasada unas declaraciones del brasileño manifiestamente tergiversadas y sacadas de contexto por la prensa vendida y procedió a tratarlo como a un imbécil. Incluso tuvo el cuajo de pedirle que rectificara. 

Escuchándolo, recordé que Martínez Almeida ganó las elecciones en el año 2019 prometiendo la liquidación inmediata de Madrid Central


A pesar de que faltó a su palabra, en 2023 volvió a ganar las elecciones, esta vez con mayoría absoluta, lo que me lleva al principio de este artículo, y es que España está compuesta en su abrumadora e insoportable mayoría por exciudadanos con vocación de súbditos que se odian a sí mismos.

ESPAÑA ES UN PAÍS QUE SE ODIA A SÍ MISMO. SIN EMBARGO, ODIA INCLUSO AÚN MÁS AL REAL MADRID, A LA VISTA DE LO QUE ESTÁ PASANDO CON VINÍCIUS

La cosa con Vinícius ahora es que pidió que le quitaran a España el Mundial, cosa que oyendo su entrevista al completo no puede decirse que fuera exactamente así. Salieron en tromba antis y sobre todo muchos madridistas fervorosamente patriotas a acusarle de bocazas, niñato y agente marroquí. 

Habría que recordar que no fue Vinícius quien incluyó a Marruecos en pie de igualdad en una candidatura mundialista que en principio iba a ser ibérica. Pero en España hace tiempo que nadie es iberista, más bien al contrario: cualquiera diría que los últimos ministros de Asuntos Exteriores socialistas han sido elegidos directamente en El Elíseo para trabajar en favor de los intereses de nuestro querido “vecino del sur”, al que hemos regalado, entre otras tantas cosas mucho más importantes que un Mundial, la soberanía de iure sobre el Sáhara, técnicamente aún provincia española. Regresando como Sísifo a la piedra del autoodio, esto, si la memoria no me falla, pasó antes de las últimas elecciones, en las que por mayoría los españoles volvieron a avalar esta gestión netamente antipatriótica. A todas luces parece evidente que los españoles se enfadan más con que les quiten un Mundial que con que les quiten la Nación con su propio dinero.


Luego que si no hay que hablar aquí de política. ¡Qué más quisiera yo! Pero se lo ponen a uno directamente imposible con estas canalladas. Lo de España con Vinícius tiene un tinte tan obsceno ya que me resulta complicado ponerme aquí a hablar de cualquier otra cosa. Un país destruido moralmente por décadas de incuria e indiferencia ya sólo se une para crisparse e insultar a un veinteañero brasileño al que le duele el color de su piel. La portada del MARCA del otro día, por ejemplo, usando para decirle al negro respondón que se callara una foto de Carvajal, subió el nivel hasta el olimpo de la charca. ¿De qué otro modo calificarlo? Aquí todo el mundo puede declararse víctima menos Vinícius, aunque estén bien presentes las pruebas de un linchamiento colectivo a cuenta del color de su piel. Es una cosa enloquecedora y para desmentir cualquier acusación al respecto las terminales mediáticas del tinglado deportivo, político y social acuden raudas como centellas a decirle que se calle.

A TODAS LUCES PARECE EVIDENTE QUE LOS ESPAÑOLES SE ENFADAN MÁS CON QUE LES QUITEN UN MUNDIAL QUE CON QUE LES QUITEN LA NACIÓN CON SU PROPIO DINERO

En estas circunstancias, ¿quién quiere un Mundial? ¿Para qué? En el año 82 España organizó una Copa del Mundo con la que quería enseñarse como un país nuevo, joven, ilusionado, cándido y voluntarioso. La situación es completamente diferente. En 2030 España sólo puede lucirse como lo que es: un parque temático colonizado por poderes e intereses extranjeros, sin masa crítica ni orgullo cívico alguno, al garete de los vientos que soplen en la comunidad internacional, sometida con gusto a las consecuencias de todo tipo de decisiones tomadas en centros de poder que están muy lejos de ella. Un país en vías de subdesarrollo encantado de conocerse al que le han dado la vuelta como un calcetín y del que sólo queda, como rasgo puro y genuino, un furioso y simiesco antimadridismo que le lleva a pasar por encima de cualquier límite con tal de justificar el atropello.

Como las aguas no se calmen un poco, pienso que Vinícius corre físicamente peligro esta temporada por esos campos de España que se jibarizan cuando aparece por ellos el Madrid. No es algo nuevo, pero no sé hasta qué punto es sostenible una guerra civil cada quince días, un aquelarre permanente, un paroxismo de guerrilla alimentado por altavoces mediáticos irresponsables y siniestros. A ver qué pasa cuando le den el Balón de Oro porque todo parece indicar que se lo van a dar. Nadie, la verdad, lo merece más que él, pero el mérito hace tiempo que desapareció de la primera línea de esta industria tan podrida. Cada estamento del fútbol español es una auténtica ciénaga, una swamp como dicen en inglés que alguien tendrá que drenar alguna vez. No se le puede pedir a Vinícius que haga él solo lo que debería hacer una sociedad civil que estuviera viva, pero alguien tendrá que prender la mecha.

Getty Images

1 comentario:

  1. Cuanto vuelve la burra al trigo, si Valderrama sííí ¡Que odio ni lecheees! Futbolistas de color ha habido numerosos y extraordinarios, pero éste... ¡Ay éste! Además de buen futbolista se cree ser Luther King y ha inventado una estúpida causa que no cuela. En cuanto al odio, no le des vueltas Valderrama, exceptuando las dos Españas, aquí todos amamos a la Roja Campeona del Mundo y varias veces de Europa y... ¡A la Virgen del Rocío!

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