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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 1 de noviembre de 2015

NIEVES PESTILENTES Fortunato González Cruz


"...lo primero que llega desde la primera instancia mundial, la ONU, es la reelección de Venezuela como país miembro de la Comisión de Derechos Humanos. ¡Qué cinismo! ¡Y que falta de respeto a las víctimas!..."

NIEVES PESTILENTES

Fortunato González Cruz
La declaración del fiscal Franklin Nieves no agrega nada a lo que sabemos, pero coloca una vez más en primera página la podredumbre del poder judicial, como una vez lo hizo el exmagistrado Aponte y luego Luís Velásquez Alvaray. La reacción de voceros del gobierno confirman la profundidad de la degradación institucional puesto que a una sola voz hablaron los otros cuatro poderes, la peor e insólita ha sido la palabra de quien ocupa la posición de Defensor del Pueblo, hoy cabeza del Consejo Moral Republicano. ¡Qué ironía! 

¿Actuará por noticia críminis la Corte Interamericana de Derechos Humanos? ¿Procesará el Tribunal de La Haya a quien confiesa ante el mundo sus crímenes contra los derechos humanos? ¿Se abrirán los procedimientos que establece la Carta Democrática Interamericana? Lo dudo, puesto que lo primero que llega desde la primera instancia mundial, la ONU, es la reelección de Venezuela como país miembro de la Comisión de Derechos Humanos. ¡Qué cinismo! ¡Y que falta de respeto a las víctimas! 

Los venezolanos nos arroparemos con la cobija que tenemos porque no habrá otra más eficaz que la del 6 de diciembre. Los venezolanos haremos catarsis y habrá un castigo mayor que el que se llevaron los partidos hace 17 años. La boleta electoral aguantará todas las lágrimas derramadas por nuestros muertos, todos los adioses de las despedidas, todos los sueños perdidos, las horas al sol y al agua tras mendrugos, todas las humillaciones y las arrecheras acumuladas. 

Allí, en la boleta electoral veremos los rostros de los sinvergüenzas con su uniforme verde oliva o con sus trajes de Armani, los patriotas cooperantes, los delincuentes de alta y de baja calaña, sus abusos y sus discriminaciones. Allí estarán los rostros de los que huyeron a ponerse bajo las faldas del imperio y de los que esconden sus vergüenzas tras sus infranqueables escritorios y los vidrios ahumados de sus coches. Allí estará todo este séptico en que se trocó la estafa histórica montada a fuerza de astucia y dólares. 

El 6 de diciembre haremos un esfuerzo por disipar la pestilencia que emana de esas nieves que se intentan purificar en un postrero baño mediático, para que vuelvan las puras, como las que aún quedan en nuestro Pico Bolívar. 

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