la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 20 de abril de 2025

Próxenos / por Javier Torrox

Ilustración: Batalla de Guadalete. Marcelino de Unceta y López)

'..Si la pena capital llegara a recuperarse algún día para castigar la traición, faltarían garrotes y sogas para tanto próxeno..'
Próxenos
Español que trabaja, escribe o habla en beneficio de intereses de terceras potencias y en contra de los españoles

La Historia de España está jalonada por grandísimos traidores. Desde el conde don Julián —«don Illán, el malo», lo llamó el canciller López de Ayala— a los borbones Carlos IV y Fernando VII, por citar un ejemplo remoto y otro no demasiado reciente. El pasado sirve para tomar ejemplo de él y extraer enseñanzas. En la Grecia clásica existía la institución de la proxenía, de la que se hicieron eco Heródoto en su Historia y Aristóteles en su Política. El próxeno era «el individuo al que una ciudad extranjera encargaba la misión de defender sus intereses en la patria de éste», explica Carlos Schrader, traductor y editor del historiador de Halicarnaso. Esto es, el próxeno es el tipo que defiende en su casa los intereses del vecino.

En la antigüedad era una ocupación que tenía ciertas similitudes a las que hoy desempeña un cónsul honorario. Pero si nos atenemos a su etimología, próxeno es el que trabaja a favor —pro— del extranjero —xeno—. Ni el fantástico diccionario de Maria Moliner ni lo que edita la Academia de la Lengua recogen esta palabra. La realidad va siempre por delante de las capacidades lingüísticas para describirla. La innovación acude a cubrir las nuevas necesidades para las que no existen capacidades. Las más de las veces, la creatividad lingüística está en los clásicos y en voces griegas y latinas que sirven para crear palabras que describan con la mayor precisión posible las novedades que el devenir del tiempo trae consigo.

De este modo, la voz próxeno retrata con acierto y de forma nítida el trabajo que una multitud de actores políticos, periodistas, analistas, profesores, escritores y buzos realizan a favor de intereses exteriores que están en conflicto con los intereses de España y de los españoles. De hecho, el próxeno es la imagen exacta del 78, que no es la-Constitución-que-con-tanto-trabajo-nos-dimos, sino el instrumento con el que terceras potencias satisfacen sus conveniencias. El 78 está integrado en una cadena de proxenías que acaba en la Casa Blanca de la misma forma que las cadenas tróficas terminan en el animal más poderoso de cada ecosistema. Pero esta es una cuestión que analizaremos próximamente en otro artículo.

Llamemos, pues, próxeno al español que trabaja, escribe o habla en beneficio de intereses de terceras potencias y en contra de los españoles. Sin duda es más elegante esta expresión helénica —y, por tanto, más afín a España— que su equivalente importado de la cultura anglosajona que sí recoge la Academia —cipayo—. Un próxeno es un esbirro del extranjero. Vertido este vino añejo al odre penal, el próxeno actual es reo de traición.

Una taxonomía a bote pronto y sin afán de exhaustividad podría ser la siguiente: los próxenos que actúan de forma abierta y los que, al contrario, lo hacen de tapado. Veamos en primer lugar estos últimos.

Tenemos el caso de un periodista que fue presidente de una agencia de noticias durante décadas. Durante la segunda etapa de La Clave, ya en Antena 3 TV, su director —José Luis Balbín— dedicó un programa al patio de Monipodio que fue la llamada Transición. Alguien aludió al presumible papel useño. De inmediato, el jefe de Europa Press interrumpió para cubrirse y tratar de cerrar la cuestión: «¡El embajador de los EEUU no se enteró de nada!». Años después se supo que este señor había sido informante del Departamento de Estado de los EEUU durante toda la Transición. Para dar un poco de perspectiva, el primer encuentro entre los señores Suárez y Carrillo fue organizado por este periodista y tuvo lugar en su casa.

Luego están los plumillas y analistas que también actúan de tapadillo y probablemente gratis. A éstos basta con enviarles informes para comprarlos. El refinado reportero recibe argumentarios y propaganda, pero, henchido de vanidad, cree que es información confidencial. Abundan en tertulias y redes sociales, donde imparten lecciones de desconocimiento —en el mejor de los casos—. En este grupo no faltan los expertos de secano y bandería.

Próxenos también los culturillas de la cátedra, del cine, de la novela y toda clase de mercachifles de las artes. Todos los que, de una u otra forma, reniegan de su españolidad. Reptan e insinúan que ser francés, inglés o alemán —¡oh, Uropa, diosa de los catetos!— es mejor que ser español. Pero no se van. Aquí siguen, con el jamón y el aceite, con las gambas y el cochinillo, con el lechazo y el rodaballo, con la colocación, la subvención y el premio del gremio. Pagan los infelices a los que traicionan. Entre los próxenos hay mucho majadero que ignora las implicaciones de lo que dice y escribe, aunque esto no les disculpa.

No obstante lo anterior, los próxenos que más daño hacen son los que trabajan abiertamente contra los intereses de España y de los españoles y a favor de los de terceras potencias desde puestos que forman parte de la estructura del Estado: Gobierno, liberalios de la oposición que invocan espíritus de potencias ajenas, golpistas, terroristas, separatistas y nacionalistas —en activo y ex—. Todos próxenos en beneficio de Marruecos, de Francia, de Inglaterra y de los EEUU en tanto que debilitan la integridad de España, sus potencialidades, sus relaciones con la América española y atacan denodadamente el español —la mejor arma que tenemos en este momento si hubiera un Gobierno que supiera y quisiera utilizarla—.

Es enorme el deterioro que ha dejado el próxeno a nivel interno. No hay mayor proxenía que las «nacionalidades y regiones» del artículo 2 del 78. Su desarrollo en el Ciclo Cacique federalista ha dejado a España en los huesos, devorada por una camada de alimañas engendradas en el exterior y paridas en el interior. A este respecto, es muy esclarecedora la incapacidad de las élites intelectuales y políticas españolas para tomar ejemplos de los padres Vitoria, Mariana y Suárez, de Saavedra Fajardo, de Dalmacio Negro o de García–Trevijano, pero que siempre tienen a mano una cita de Churchill, de Reagan o de la Thatcher —grandes amigos de España, como todo el mundo sabe—.

Toda la estructura del Estado está infestada de enemigos pagados. Igual sucede en los medios de comunicación, en las cátedras, en las firmas editoriales… Donde alguien recurre a «Europa» como solución a cualquier problema español, he ahí un próxeno.

Si la pena capital llegara a recuperarse algún día para castigar la traición, faltarían garrotes y sogas para tanto próxeno.


José Caballero, el primer ilustrador del 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías' / por Andrés Amorós

Extracto de una ilustración de José Caballero para el libro 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías'. Editorial Cruz y Raya. Madrid. 1935 / José Caballero

'..En 1934, con menos de 20 años, José Caballero entró a formar parte del grupo de teatro universitario La Barraca, la gran ilusión de García Lorca. También colaboró en revistas memorables: Cruz y Raya, de José Bergamín, y Caballo verde para la poesía, de Pablo Neruda..'

José Caballero, el primer ilustrador del 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías'

Desde joven, fue muy amigo de García Lorca y de las grandes figuras del 27.

Andrés Amorós
El Debate / 18 Abril 2025
Hace unos días, la Junta de Andalucía ha confirmado la noticia de que el importante legado del pintor José Caballero (pinturas, esculturas, dibujos, escenografías, libros, fotografías) se va a trasladar a Huelva, su ciudad natal, a un nuevo espacio museístico, como parte de la conmemoración del centenario de la generación del 27.

Comentaba yo hace poco en El Debate que esta conmemoración, que ya se está preparando en varias ciudades, no debe limitarse sólo a los poetas, por muy grandes que sean; debe incluir también otros mundos: la novela, el ensayo, la ciencia, la música, la danza, la tauromaquia, el cine, el humor, la arquitectura, la pintura

A la estética del 27 pertenecen claramente grandes pintores como Benjamín Palencia, Maruja Mallo, Gregorio Prieto, Manuel Ángeles Ortiz, Ángeles Santos Torroella, Cossío, Bores, el poeta Moreno Villa…

Podía yo haber añadido a esta lista el nombre de José Caballero. En sentido estricto, no formaba parte de esa generación, como él mismo escribió: «No pude pertenecer a la generación del 27, cuando todavía tenía once años». Pero estuvo muy próximo a ella, tuvo gran amistad y colaboró con artistas y poetas de aquel momento: Lorca, Alberti, José Bergamín, Pablo Neruda, Luis Buñuel, Miguel Hernández…

Fotografía de García Lorca dedicada para José Caballero.
Fundación José Caballero

José Caballero fue discípulo de Daniel Vázquez Díaz; amigo de Picasso, Torres García, Alberto Sánchez… Siempre le atrajo la búsqueda , la libertad estética: «No me lo he propuesto pero siempre he estado en la vanguardia». En síntesis, su pintura pasó del surrealismo al expresionismo y, luego, a la abstracción. Se alineaba con los «descubridores», más que con los «perfeccionadores».

García Lorca y el 'Llanto'

En 1934, con menos de 20 años, José Caballero entró a formar parte del grupo de teatro universitario La Barraca, la gran ilusión de García Lorca. También colaboró en revistas memorables: Cruz y Raya, de José Bergamín, y Caballo verde para la poesía, de Pablo Neruda.

Como es bien sabido, Ignacio Sánchez Mejías fue el mecenas y el impulsor de los actos de Sevilla, en conmemoración del centenario de don Luis de Góngora, que significan simbólicamente el nacimiento de la generación del 27. Después de eso, Ignacio dejó los ruedos y, entre otras muchas aventuras, estrenó Sinrazón, quizá la primera obra dramática española en la que se advierte claramente la influencia de Freud, Zaya y Ni más ni menos, un auto sacramental filosófico, no religioso.

En 1934, con más de cuarenta años y escasas facultades físicas, su permanente inquietud le hizo volver a los ruedos. Una serie de desgraciadas coincidencias le llevaron a torear en Manzanares el 13 de agosto: esa tarde, el toro Granadino lo prendió y lo llevó hasta el centro del ruedo, dejando en la arena un gran charco de sangre («la sangre derramada», dirá Lorca).

Me contó Alfredo Corrochano, su ahijado, que entró al quite y, desde los pitones, le corrigió Ignacio: «Por ahí, no, Alfredito, que no me suelta. Por el otro lado». A todos les impresionó profundamente la lucidez con que afrontó la hora de la verdad. (Dirá el poema: «No se cerraron sus ojos – cuando vió los cuernos cerca»).

A Ignacio lo cantaron sus amigos poetas: Alberti, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Cossío… Y, sobre todos, Federico García Lorca: el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías es, sin duda, el mejor poema fúnebre de la literatura española, junto con las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique.

Profundamente impresionado por la muerte de su amigo, Federico debió de empezar a escribir el poema en seguida, en el mes de agosto de 1934. El manuscrito que regaló a José María de Cossío está fechado en octubre. En noviembre, leyó el poema a un grupo de amigos, en casa de Carlos Morla; poco después, hizo otra lectura, en casa de don Fernando de los Ríos. De enero a marzo de 1935, Cruz y Raya anunció que el poema estaba ya «en prensa». En público, Federico lo leyó por primera vez el 19 de marzo de 1935, en el Teatro Español de Madrid, para conmemorar las cien representaciones de Yerma, por la compañía de Margarita Xirgu.

Cartel de José Caballero para la obra 'Yerma', de García Lorca. El cartel aparece firmado por José Caballero y su amigo Juan Antonio Morales, cada uno de ellos hizo un cartel propio, pero en ambos carteles firmaron los dos. Fundación José Caballero

Lorca decidió encargarle las ilustraciones del libro a su joven amigo José Caballero. Sabemos que le dio cuidadosas instrucciones. Quiso que en la cubierta apareciera un retrato de Ignacio con una orla de flores, frutos, trastos de torear y varios rótulos. Ante todo, varios nombres de ciudades: Sevilla, donde nació Ignacio; Madrid y Méjico, donde triunfó; Pontevedra, donde se retiró por segunda vez; Cádiz, donde reapareció; Manzanares, donde fue herido.

Arriba, junto a un sol y a unos angelitos, la inscripción: «Lo mató un toro de la ganadería de Ayala». Sin duda, quiso evitar el poeta la mención del nombre del toro, que coincidía con su ciudad natal: «Granadino».

En la base del retrato, otros angelitos sostienen una cartela: «Lo recogió la Blanca Paloma» (la Virgen del Rocío). Sustituye a lo que primero había pensado el poeta : «Lo recogió la Venus Tartesa».

Gracias a la amistad y a la visión de García Lorca, un joven pintor de sólo veinte años había tenido la oportunidad de unir su arte a un libro que iba a alcanzar resonancia universal.

No se limitan a ésa las colaboraciones de José Caballero con Federico García Lorca: ya le había encargado el cartel de Yerma, además de varios decorados y figurines para las representaciones de La Barraca: Las almenas de Toro, El caballero de Olmedo y El burlador de Sevilla. En 1935, también, los figurines y decorados para el estreno de Bodas de sangre.

Decorado de José Caballero para la obra 'Bodas de Sangre'/ José Caballero

En la Fundación José Caballero se encuentra una fotografía en las que están los dos, el poeta y el pintor, en una verbena madrileña, con varios amigos: Eduardo Ugarte, codirector de La Barraca; el crítico musical Adolfo Salazar; el torero Pepe Amorós; Rafael R. Rapún. En otras fotografías, aparecen junto a muchas otras figuras del 27: Luis Cernuda, Adriano del Valle, Pepín Bello, Gustavo Pittaluga, Guillermo de Torre, María Teresa León, Santiago Ontañón, Maruja Mallo, Pilar López, Edgar Neville… También he podido ver allí dibujos de Lorca, textos autógrafos, libros dedicados…

En la posguerra, José Caballero colaboró en varias representaciones , ediciones y homenajes a su gran amigo Federico García Lorca.

Pasión por los toros

José Caballero sintió toda su vida una gran pasión por la Fiesta, desde el punto de vista artístico: «Mi afición a los toros me parece una cosa de toda la vida. Creo que nací viendo toros, de la misma forma que se me ocurre que nunca aprendí a nadar, que vine al mundo sabiendo hacerlo. La estética de la Fiesta es algo que va conmigo; soy protaurino, con la misma intensidad con que amo el mar».

No me sorprende que entre sus toreros preferidos estuvieran diestros de la línea esteticista, como Chicuelo y Cagancho; tampoco, que en 1989 hiciera los grabados para una preciosa edición del libro Al toro, de su gran amigo José Bergamín.

De joven, incluso, Caballero llegó a soñar con ser torero. Cuando se lo contó a García Lorca, éste le contestó: «Tú, como mucho, llegarías a banderillero y te llamarías Pepito Lagarto». Así le llaman Federico y Alfonso Buñuel (el arquitecto, hermano de Luis, el cineasta), en una postal que se conserva en la Fundación.

En el libro La aventura de la creación, que recoge escritos de José Caballero, se incluyen algunas anécdotas taurinas muy curiosas. Descubrió el mundo de los toros con don Federico, el padre de García Lorca. Le enseñaron los secretos de la lidia el torero Pepe Amorós, que formaba parte de la tertulia de Lorca, y Eduardo Ugarte, gran aficionado.

Una vez, Lorca quiso que el pintor le acompañara a una corrida a la que había invitado a Luis Buñuel, «que era completamente negado para esto de los toros».

Un dato curioso más. Además de su labor creativa, tuvo fama José Caballero de buen maestro. En su estudio madrileño, enseñó a pintar a no pocos personajes conocidos, aficionados a la pintura. Uno de ellos fue el diestro Antonio Bienvenida. Entre los documentos que allí se conservan he podido ver una acuarela, nada realista, que pintó Antonio: sintetiza con alegres manchas de color la imagen de un torero, con el capote. Lleva la fecha de 1960 y esta dedicatoria: «A Pepe Caballero, mi gran maestro y mi admirado amigo».

Acuarela de Antonio Bienvenida dedicada a su amigo
 «Pepe Caballero» /  José Caballero

La obra de José Caballero es muy amplia; muestra siempre una permanente inquietud renovadora, al margen de cualquier manierismo académico. Solía decir que le hubiera gustado saber pintar como Velázquez para acabar pintando como Goya.

Además, tuvo la fortuna y el mérito de ser amigo de muchos personajes de primera categoría. A diferencia de lo que sucede con muchos artistas y escritores españoles, su archivo personal está perfectamente conservado y organizado. Cuando se traslade a Huelva, va a constituir uno de los atractivos culturales de la ciudad, junto a las obras de Daniel Vázquez Díaz, su maestro y amigo.

Aunque la obra de José Caballero es muy amplia, su recuerdo quedará siempre unido a las ilustraciones que hizo, de jovencillo, para la primera edición del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

Le gustaba repetir una preciosa y certera sentencia de su amigo Federico García Lorca: «Sólo el misterio nos hace vivir, sólo el misterio».

Los mil cortes / por Paco Delgado


'..los antitaurinos demuestran una ferocidad y tenacidad que ojalá aplicasen y dedicasen a causas justas y, día a día, paso a paso, van logrando avances que hacen temer, muy seriamente, por el futuro de la tauromaquia..'

Los mil cortes

Paco Delgado
Ya se sabe que la vida es una lucha continua y cada día hay que enfrentarse a nuevos retos y dificultades. Obstáculos que entorpecen y molestan. Pero el ser humano, a lo largo de su, pese a todo, corta historia, se empeña en agrandar estas trabas y, cuando no las hay, inventar nuevas, a ser posible, más grandes.

El hacer daño al prójimo es algo tan viejo como Caín y Abel, incluso, si nos ponemos catastrofistas y heréticos, el mismo Dios fue inclemente cuando pilló en falta a Adán y Eva y los echó del paraíso, condenándonos, de paso, a ganarnos el pan con el sudor de nuestras cada vez más despejadas frentes.

Pero, además, el hombre siempre ha sentido un gusto especial por fastidiar a los demás, y cuanto más, mejor. Y ejemplos los hay a millones a lo largo de la historia y en cualquier parte del planeta.

Nunca acaba uno de sorprenderse de la capacidad de hacer sufrir al prójimo que demostramos los humanos. Julio Cortázar, en su mítica e inclasificable Rayuela, cuenta que los chinos usaban un método de ejecución especialmente cruel y refinado, los mil cortes: se ataba al condenado, desnudo, a un poste y, poco a poco, con la paciencia típica que se les atribuye a estos orientales, le iban haciendo cortes por todo el cuerpo, dolorosos pero no mortales de inmediato, dejando que la tortura se alargase durante muchos días. Pero, por si no fuera bastante, a cada tanto cortaban al desgraciado una oreja; al poco, un par de dedos de la mano; luego algunos de un pie; unos días después, la nariz; más tarde un antebrazo, otro día le arrancaban la lengua, un ojo... despojos que iban depositando a la vista del reo, al que dejaban morir desesperado y muy, muy lentamente.

También los antitaurinos demuestran una ferocidad y tenacidad que ojalá aplicasen y dedicasen a causas justas y, día a día, paso a paso, van logrando avances que hacen temer, muy seriamente, por el futuro de la tauromaquia.

En Méjico han conseguido que en su capital sólo pueda haber festejos sin sangre, algo que ya sucede en Portugal y en Ecuador. En Michoacán, tres cuartos de lo mismo. Los gobiernos de Baja California y Guanajuato han presentado iniciativas ante sus respectivos congresos, con las cuales se pretende supuestamente proteger a los animales, en tanto que de forma real y práctica, se trata de continuar con la serie de prohibiciones que afectan de manera directa a la fiesta. Tijuana lleva tiempo sin toros. Y en Colombia corre la cuenta atrás para su prohibición real y efectiva.

También en España van haciendo cortecitos que acabarán con la muerte de una tradición milenaria y grandiosa. Hace ya tiempo que se consiguió que Cataluña se quedase sin toros. Tampoco la televisión nacional pública puede televisar espectáculos taurinos. Hay una batalla constante por evitar que la gente joven pueda saber de qué va la cosa taurina y, hace unos días, la Mesa del Congreso admitió la ILP contra la tauromaquia, promovida por la plataforma “No es mi cultura” que ha recogido más de 700.000 firmas -aunque sólo le fueron validadas 664.777, que no es tampoco cualquier cosa- y pretende que la tauromaquia deje de ser patrimonio cultural. Un paso importante y que no parece que sea tenido en cuenta por quien tendría que neutralizarlo.

Cuando no exista esa coraza, que desaparecerá, antes o después, el campo estará libre para que se ataque a fondo la supresión de los toros. 

Mientras la corrupción gubernativa y estatal se dispara, sin que ya importe que se sepa que se pagan con pasta de todos las putas del ministro, los chanchullos de la presidenta, los excesos de los ERE, la amnistía de un golpista, fiscales a sueldo y montones de otras gracias que, como los cortecitos que los chinos hacían a los desgraciados que caían en sus manitas de Fu Manchú, van haciendo que este país se vaya al garete. Eso sí, sin corridas de toros, que son el germen de todo mal, pasado, presente o futuro.

Feliz Domingo de Resurrección

La resurrección de Jesús

¡El Señor ha resucitado!
El hecho fundamental de la religión cristiana.

“¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!” (Lc 24,34). Con esta fórmula resume Lucas la afirmación decisiva de nuestra fe. El movimiento de Jesús hubiera concluido con el fracaso de la cruz y la dispersión de sus seguidores si no hubiera sido por ese acontecimiento excepcional con el cual todo comenzó de nuevo. La proclamación de la resurrección de Jesús es absolutamente fundamental y sin ella no habría fe cristiana. Y es en la veracidad de esta afirmación donde nuestra fe se juega su ser o no ser. Porque, como señaló ya en los primeros tiempos el apóstol Pablo, si Jesús no hubiese resucitado la predicación sería vana y seríamos los hombres más dignos de compasión (1 Cor 15, 14.19). 

sábado, 19 de abril de 2025

Sábado Santo, en la pintura: del descendimiento de la Cruz al lamento sobre Cristo muerto

'Lamentacion sobre Cristo muerto', de Juan de Flandes

Los pinceles de Rembrandt, Rubens, Tiepolo, Giotto, Pedro de Campaña, Martín de Vos, Pedro Machuca, Juan de Flandes, Vicente Macip, Bartolomé Carducho,…

Sábado Santo, en la pintura: del descendimiento de la Cruz al lamento sobre Cristo muerto

Cristina Martín
Hispanidad//19/04/25 
Es Sábado Santo, día de silencio, recogimiento, oración y acompañamiento a María... a la espera de la Vigilia Pascual. En el Evangelio según san Mateo (Mt 27, 62-66), se recuerda que los sumos sacerdotes y los fariseos acudieron a Pilato para que vigilara el sepulcro... al recordar que Jesús anunció que resucitaría a los tres días.

Y en el arte, son muchos los pinceles que han reflejado el descendimiento de Cristo de la cruz o su imagen muerto. Pasen y vean.

'El Descendimiento de la Cruz', de Pedro Machuca.

'El Descendimiento', de Bartolomé Carducho.

'El Descendimiento', de Rogier van der Weyden.

'El descendimiento de la Cruz', de Pedro de Campaña.

'Descendimiento', de Martín de Vos.

'Descendimiento', de Blas del Prado.

'Descendimiento de Cristo', atribuido a Ciro Ferri.

'El Descendimiento', de Corrado Giaquinto.

'El Descendimiento', de Tiepolo.
'El Descendimiento', de Pedro de Campaña.

'Lamentación sobre Cristo muerto', de Giotto.

'Lamentacion sobre Cristo muerto', de Juan de Flandes.

'Lamentación ante Cristo muerto', de Vicente Macip.

'Llanto ante Cristo muerto', de Vicente Macip Comes, hijo de Juan de Juanes y nieto de Vicente Macip.

'Lamentación sobre Cristo muerto', de Rubens.
'Cristo muerto con la Virgen, la Magdalena y santos', de Giovanni Ambrogio Figino.

'Cristo muerto sostenido por un ángel', de Alonso Cano.

'Cristo muerto', de Philippe de Champaigne.

Pasión y muerte / por Javier Torres

 

'..Es Viernes Santo y demasiados cristianos en todo el mundo serán pasados a cuchillo por celebrar su fe. En algunos lugares de occidente esto también comienza a suceder. Sin embargo, aquí las cruces no las derriban, que antes las entregamos nosotros. Judas no desaprovecha la ocasión para traicionar a los suyos por unas monedas de plata..'

Pasión y muerte

Javier Torres
A las seis de la tarde suenan las campanas de la capilla cuando la Piedad aparece en el Baratillo portando al hijo de Dios en brazos. Silencio de Maestranza y nazarenos de sarga azulísima avanzan dejando un surco, apenas perceptible, con el albero del coso que Morante enfrentará para vencer a sus demonios el Domingo de Resurrección. La calle Adriano (uno de los tres emperadores que la Hispania romana aportó al imperio) abarrotada, el cielo panza de burra y las nubes a velocidad primaveral, pesadilla de meteorólogos, el viento rizando la tarde, un gran viento que sobre las cabezas pasa su mano, roza las frentes unidas y las reconforta, como escribió Aleixandre.  

o
Aznar, Rosauro Varo, José María Pacheco, Luis Miguel Martín Rubio viendo El Baratillo 

Frente a la capilla se asoman en un balcón un expresidente del Gobierno, un exconsejero de Prisa y una aristócrata, sanedrín laico, estampa de cualquier palco de cualquier Semana Santa de los últimos cuarenta años. Mercaderes, mejor así, fuera del templo. Algunos rayos de sol se filtran en el barrio del Arenal y el político los aprovecha para ocultarse tras unas gafas de sol. Rumor y algarabía juvenil al paso de las plumas de los cascos de la banda de música. Suena la marcha real. Turistas que preguntan, japonesas que no entienden lo que ocurre, móviles que graban y ojos que, por inmortalizar la escena, pierden para siempre la fugacidad del momento.

Pasa la cofradía y los chiquillos se arremolinan en la confitería centenaria que hace esquina. Vuelan las palmeras de huevo y chocolate, huele a café y pestiños, hay dulces con cabello de ángel y torrijas versionadas de mil maneras. Después esos niños juegan con las estampitas de las hermandades y las bolas de cera que forman con la que derraman los cirios de los nazarenos.

El Jueves Santo amanece con llovizna y sorprende tempranísimo al misterio de Jesús ante Caifás, que vuelve a su templo en el arrabal de Triana tras varios días resguardado en la catedral. La tormenta es fugaz pero suficiente, costaleros y mujeres de mantilla contienen la respiración en la soledad del vestidor. Luego ellas, radiantes, se retratan con sus afortunados ante la iglesia del Salvador, mejor si es junto a la estatua de Martínez Montañés. El día se abre.

Antes de la misa de los santos oficios los mayores cuentan a los nietos que antiguamente, cuando no había ni televisión, en la radio sólo emitían música clásica, casi siempre el réquiem de Mozart, los bares, cines y teatros cerraban, España entera estaba de luto hasta que finalizaba el triduo pascual. Hoy en la radio la Conferencia Episcopal pide que marquemos la X en la declaración de la renta para dar casas a inmigrantes.

De pronto llega la madrugada y el Nazareno carga la cruz camino del Calvario. En San Lorenzo Jesús del Gran Poder desafía a las sombras. A pocos kilómetros de allí, en la puerta norte de entrada a la ciudad, Poncio Pilatos se lava las manos ante una multitud que le pide que suelte a Barrabás. Jesús es sentenciado y su madre, Esperanza Macarena, llora en singular belleza, a la espera de que Cristo muera a la hora nona, a las tres de la tarde. Después el muñidor de la Sagrada Mortaja, con la calle a oscuras, anuncia el cortejo fúnebre de Cristo acompañado de los 18 ciriales en representación de los que asistieron al santo entierro.

Es Viernes Santo y demasiados cristianos en todo el mundo serán pasados a cuchillo por celebrar su fe. En algunos lugares de occidente esto también comienza a suceder. Sin embargo, aquí las cruces no las derriban, que antes las entregamos nosotros. Judas no desaprovecha la ocasión para traicionar a los suyos por unas monedas de plata. La religión más perseguida del mundo apenas encuentra espacio en los medios de comunicación. Es imposible no recordar el evangelio de San Mateo cuando Jesús, antes de expirar, grita: «Elí, Elí, lama sabactani?«, es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

Pero nada está perdido. Los hombres, el poder terrenal, matan a Cristo, pero Él ya ha ganado. El número de católicos crece hasta en Inglaterra y la sangre de mártires derramada es semilla de nuevas vocaciones, como los 51 mártires de Barbastro que entregaron su vida sin abjurar de su fe. Ellos son.

La Gaceta de la Iberosfera

Madrid.- Procesión suspendida por lluvia: el Cristo de Medinaceli recibe devoción en la puerta de la Basílica


'..A pesar de no poder llevar a cabo la tradicional procesión, la Hermandad ha hecho un gesto significativo al sacar las dos imágenes del Cristo de Medinaceli y la Virgen de los Dolores a las puertas de la Basílica para que el pueblo de Madrid pudiera rendirles homenaje..'

Procesión suspendida por lluvia: el Cristo de Medinaceli recibe devoción en la puerta de la Basílica

Una fuerte tormenta ha condicionado las salidas de los pasos

EVA CUESTA
Telemadrid/18 de abril de 2025
La devoción al Cristo de Medinaceli entre los madrileños continúa en auge, con aproximadamente 8.000 miembros inscritos en la Hermandad y filiales que se extienden por diversas partes de España y el extranjero.

Este Viernes Santo, la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli se ha visto obligada a tomar la difícil decisión de no salir a la calle en procesión debido a las inclemencias del tiempo.

A pesar de no poder llevar a cabo la tradicional procesión, la Hermandad ha hecho un gesto significativo al sacar las dos imágenes del Cristo de Medinaceli y la Virgen de los Dolores a las puertas de la Basílica para que el pueblo de Madrid pudiera rendirles homenaje.

La Hermandad está compuesta por 2.600 hermanos, quienes, junto a más de 120 costaleros, son responsables de cargar la imponente talla del Cristo, que mide 1,73 metros y fue tallada en Sevilla en el siglo XVII. El trono, que pesa 3,5 toneladas y alcanza los cuatro metros de altura, se ha convertido en un símbolo del sacrificio y devoción que muchos expresan cada Viernes Santo.

La historia del Cristo de Medinaceli es tan rica como su devoción. Originalmente llevado por los Capuchinos a Marruecos para el culto de los soldados españoles, fue capturado en 1681 por Musley Ismael y su ejército.

En un acto heroico, Fray Pedro de los Ángeles solicitó el rescate al rey, tasando la imagen en oro según su peso. Tras varias gestiones milagrosas, logró rescatarla y llevarla a Tetuán, Ceuta y Sevilla antes de llegar finalmente a Madrid en 1682, donde se organizó la primera procesión.

Durante la Guerra Civil española, la imagen fue escondida en los sótanos del convento para protegerla de los milicianos de la República. Posteriormente, fue trasladada a Valencia y Barcelona antes de llegar a Ginebra. En 1939, fue reclamada y recibida con honores militares en Pozuelo de Alarcón antes de ser llevada a su templo actual.

La basílica regida por los Padres Capuchinos recibe visitantes durante todo el año, quienes buscan rendir homenaje al Cristo de Medinaceli. Con cada nueva procesión y cada nuevo miembro que se une a la Hermandad, la devoción por esta imagen sigue fortaleciéndose en Madrid y más allá. A pesar de las adversidades climáticas, el espíritu del Cristo de Medinaceli sigue iluminando los corazones de sus fieles