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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 3 de octubre de 2025

Feria de Otoño. Interesante novillada de López Gibaja, donde lo único bizarro lo puso el mejicano Osornio. Márquez & Moore


'..En la primera novillada de la temporada, cuando marzo casi abrileaba, Emiliano Osornio nos dejó un ramillete de delantales y nos llamó la atención su manera de matar. Hoy, con la temporada casi vencida, ha vuelto a sorprendernos con su peculiar manera de matar y, además, ha puesto en la arena de Las Ventas lo poquito que de sorpresa que ha habido en la tarde..'


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
Las novilladas se van pasando, una tras otra, sin que en alguna de ellas atisbemos a ver a esa figura que nos hará soñar el día de mañana, que llenará los cosos y hará ricos a los reventas, ese que tendrá partidarios y detractores y que tomará la antorcha de mantener la atención de las gentes en la tauromaquia y sus circunstancias. Las novilladas se van pasando y nos van repitiendo a los novilleros, pero como son todos tan hueros y faltos de interés, tan iguales, muchas veces ni nos acordamos de que los repiten y vuelven y vuelven y vuelven a volver, y hoy, por ejemplo, teníamos en el cartel a Sergio Sánchez, en su tercera comparecencia en Las Ventas en lo que va de temporada, y a Emiliano Osornio e Ignacio Candelas, en la segunda comparecencia de ambos en la calle de Alcalá número 237. 

Si no nos falla la cuenta de la vieja que acabamos de echar, en esta temporada que ya va finalizando, ocho han sido los novilleros que han repetido su actuación en dos ocasiones, tres los que han venido tres tardes o noches y veinte los que sus actuaciones han sido la unidad. Serían veintiuno los de la unidad, pero dejamos fuera a Marco «Ugly» Pérez, que vino arropado en celofanes a una kermesse de seis torillos vendimiados, como paso previo a la alternativa que tomaría poco después. Veinte, pues, son los que han venido a cara de perro, y no se tome esto como una ironía sobre el susodicho Pérez.

En la primera novillada de la temporada, cuando marzo casi abrileaba, Emiliano Osornio nos dejó un ramillete de delantales y nos llamó la atención su manera de matar. Hoy, con la temporada casi vencida, ha vuelto a sorprendernos con su peculiar manera de matar y, además, ha puesto en la arena de Las Ventas lo poquito que de sorpresa que ha habido en la tarde. Tras un pésimo manejo de la muleta en su primero, en el que el telonazo era la manera constante de resolver el pase, mandó claramente a los tendidos la noticia de su valor y de sus ganas, cobrando un buen derechazo que ahí quedó. Magra cosecha, pero al menos dejó ése. Y en su segundo, más centrado con un novillo de mayores complicaciones, volvió a proclamar su valor y sus ganas junto a sus perdonables imperfecciones. Todas las palmas de la tarde se las llevó él e imaginamos que su apoderado, Jesús Alba, que se fue a Méjico a vender jamones y se trajo a España desde Toluca a este torero, estará rumiando los próximos movimientos para planificar con tiento la carrera de este jovencísimo diestro al que el programa oficial hacía nacer el día 24 de octubre de 2023, con lo que estaría a punto de cumplir los dos años, superando en precocidad al propio Gallito, que en la finca de Palmete, de don Valentín Collantes, se puso frente a una becerra por vez primera en su vida a la edad de ocho años, como es bien sabido.

A Ignacio Candelas lo trajeron en el ferragosto a presentarse en Las Ventas con nocturnidad y a dejar a la parroquia el recuerdo de sus pases al natural y de su impericia con el acero, y hoy a plena luz del día no tuvo la suerte de cara, pues sorteó al sexto, Sartenazo, número 60, que fue con diferencia el peor novillo de la tarde: soso, parado y bobalicón, más parecía un animal dotado para ser modelo de un escultor por su quietud que para el desempeño de la lidia. Su primero, Alineado, número 2, fue un toro que se movió en los mismos registros que sus otros cinco hermanos. Candelas no fue capaz de corregir la tendencia del novillo a irse suelto en dirección a las tablas y, así, no fue capaz de entusiasmar a la plebe, que optó por no hacerle ni caso.

Y Sánchez, Sergio Sánchez, que el apellido en estos tiempos da un poco de grima, esperemos que por poco rato, que venía con sus tres actuaciones: su «Road Show Las Ventas 2025», que comenzó en la Feria de San Isidro el martes 13 con una blanda novillada de Alcurrucén ante la que Sergio Sánchez pasó como un espectro que recorría Las Ventas. Sería cosa del gafe de la fecha. En su segunda comparecencia, a la luz de la luna de julio, Sergio no quiso pasar desapercibido y puso su decisión y sus ganas, sin importarle lo que cobró. Lo mismo sus decisiones no fueron las más acertadas, pero la disposición novilleril por no dejar pasar la noche sin que se hablase de él es lo más encomiable y lo que muchas veces echamos de menos en tantos novilleros que vienen a jugarse su futuro como si tuvieran fincas y millones. Y hoy, tercera de sus actuaciones, sorteó el mejor novillo de la tarde, el que salió en primer lugar, Chabacano, número 58, ante el que desplegó una tauromaquia tan idéntica a la que vemos todos los días, indiscernible la personalidad del que la práctica de la de los otros ochocientos mil que hacen lo mismo, tan sin personalidad y sin interés, que los pacientes espectadores se fueron desentendiendo de la labor del pacense y apenas le echaron cuentas cuando despenó al novillo de una estocada. En la parte musical, el torero escuchó un aviso y el novillo las palmas de la cátedra al ser arrastrado, y en su segundo, que tenía más que torear que su primero, tampoco fue capaz de mandar un mensaje de esperanza al tendido, que por segunda vez optó por desentenderse de la labor del novillero. Acaso si hubiese demostrado el empuje con el que se presentó en julio, habría concitado más simpatías en el público, pero el aire que trajo no fue precisamente el de crear ilusión.

Hemos dejado para el final reseñar la interesante corrida que ha traído Antonio López Gibaja a Madrid, en la que salvo el sexto, que ha desmerecido mucho del resto del conjunto, tal y como se dijo antes, los novillos han traído vivacidad, han cumplido decentemente ante la trituradora de carne a lomos de un jamelgo también denominada «tercio de varas» y han puesto sus gotas de incertidumbre y de dificultad, óptimas para que unos jóvenes novilleros con ganas de comerse el mundo hubieran explicado sus verdades. Al final el único que sacó raza fue Osornio, que sorteó con valor y decisión más que con oficio las dificultades que sus oponentes le expresaron. Se aplaudió al primero y al quinto en el arrastre.

Víctor del Pozo, elegantemente vestido de mercurio y azabache, se lució con la brega y con los palos en el tercero, recibiendo justas palmas por su labor.


ANDREW MOORE



















FIN

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