Málaga: Otra puñalada a la Fiesta
Por Bocanegra
Domingo, 15 de Agosto de 2010.-
Esta vez no hay que echarle la culpa a los catalanes, la agresión se ha perpetrado en Málaga y no por los bandoleros de la serranía como en la época del romanticismo de toreo. Los tragabuches de hoy campan por los despachos profesionales y de la administración y no llevan el puñal en la faja y el trabuco en la mano, no, las ciencias adelantan una barbaridad – como diría don Hilarión hoy en el día de la Virgen de la Paloma- y les basta con un móvil al cincho, o un ordenata al hombro para clavártela, en un pis pas, vamos.
Que si la presidenta, que si los veterinarios. Trapío p’arriba, trapío p’abajo. Que si la empresa con la taquilla, que si la devolución y el seguro. Que no hay toros y ya está….
¿Y la administración? La taurinísima Junta de Andalucía, la excelentísima Diputación de Málaga, no aparecen, no ejercen sus ansiadas competencias taurinas, no se erigen como valedores de los derechos de los aficionados, no aplican la debida protección a la fiesta en una feria importante de plaza de 1ª categoría.
Pues mira que las organizaciones profesionales……, pues anda que las sindicales –no vetaran la Malagueta, no-; ni mu, mutis por el foro. Hombre, si con lo de Cataluña no han dado un palo al agua, no se van a molestar ahora por una corrida de cartel modesto.
Habrá que pensar que son todos unos nolacos….En la mente de todos está la reciente corrida del Puerto de Santa María, con ganadero de postín, toreros de arte y de importancia, y sainete al canto por el acuerdo de suspensión, amenaza de plante toreril, y becerrada al canto.
Si se confía –que ya es confiar- en que todos los intervinientes en el suceso hayan obrado con rectitud, con arreglo a sus respectivas responsabilidades, habría que felicitarse al entenderse que ello supondría un punto de partida para regenerar el espectáculo taurino en la plaza de Málaga, y con ello el respeto al espectador y a la dignidad de la Fiesta. Pero si mañana llegan los carteles de conocidas figuras y vuelven a aprobarse reses indignas, como en ferias anteriores, estaríamos ante una resolución arbitraria e injusta y habría que exigir responsabilidades.
No se va a acabar el mundo porque se suspenda una corrida de toros en un abono ferial, pero en las presentes circunstancias, es una muestra más de la debilidad de la fiesta, puesta a los pies de los caballos por unos y otros, sin más defensa que la voz heroica del sufrido aficionado que, además, paga.
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