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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 19 de junio de 2014

¿Proclamación o simulacro? / LFU



"...la decisión de la Casa Real de prescindir de la Misa del Espíritu Santo posterior a la proclamación, del Crucifijo y los Evangelios no es un signo de modernidad, sino, cuando menos, un desprecio a la tradición que forma parte de la esencia misma de la Corona y justifica su existencia y también al sentido cristiano mayoritario del pueblo español..."

¿Proclamación o simulacro?
  • España es mucho más, siglos de historia de la nación más antigua de Europa no pueden despacharse con un simulacro vergonzante que a nadie contentará. Porque los nostálgicos del Frente popular no lo agradecerán y los monárquicos de convicción acusarán el agravio. Al resto de los españoles, ni fu ni fa.

La monarquía es, sobre todo, tradición y rito. Al margen de las justificaciones accidentalistas de la institución por su utilidad contingente, la corona representa el vínculo que nos une a nuestra historia. Felipe VI será rey en estos días por haber nacido Borbón e hijo de rey y porque sigue en vigor la Pragmática Sanción de 29 de marzo de 1830 que posterga a la mujer en el orden sucesorio por detrás del varón independientemente de su edad.

La monarquía española es, además, de tradición católica. Las reinas de España gozan por su condición católica del “Privilegio de Blanco” que ejercen habitualmente vistiendo de blanco en las Audiencias con el Papa.

Todo ello forma parte del rito y de la tradición histórica de nuestra patria. Por eso, la decisión de la Casa Real de prescindir de la Misa del Espíritu Santo posterior a la proclamación, del Crucifijo y los Evangelios no es un signo de modernidad, sino, cuando menos, un desprecio a la tradición que forma parte de la esencia misma de la Corona y justifica su existencia y también al sentido cristiano mayoritario del pueblo español.

Todo el rito y ceremonial de la Corona -que con tanto mimo cuidan y respetan las monarquías sajonas, tan orgullosas de su historia y tradición- forma parte también de lo que los cursis denominan ahora “marca España”. Y ese remedo que se inventó Aznar del “Patriotismo constitucional” es una filfa que a nadie puede emocionar. 

Si tan empeñados están en que España nació con la Constitución –esa especie de big-bang que nos hizo surgir de la nada- no sé qué narices le van a explicar a los independentistas de Cataluña. España es mucho más, siglos de historia de la nación más antigua de Europa no pueden despacharse con un simulacro vergonzante que a nadie contentará. Porque los nostálgicos del Frente popular no lo agradecerán y los monárquicos de convicción acusarán el agravio. Al resto de los españoles, ni fu ni fa. Con lo que le gusta al pueblo presumir de boatos y añejas estirpes, la fría proclamación constitucional que se anuncia es como la leche esterilizada, sin microbios, pero también sin vitaminas.

Me vienen a la cabeza los versos de Martínez Mesanza:

Quien no comprende la razón del rito,
quien no comprende majestad y gesto
nunca reconocerá la humana altura,
su vano dios será la contingencia.

Quien las formas degrada y luego entrega
simulacros neutrales a las gentes,
para ganarse fama de hombre libre,
no tiene dios ni patria ni costumbre.

Mal comienzo, Majestad.

2 comentarios:

  1. Gran artículo, con la verdad por delante, con razones fundadas y muy fundamentado. La fecha elegida para el simulacro tampoco será casual,; hoy es el día del Señor, la celebración cristiana del Corpus Chirsti, y de lo que reniega en la coronación la Monarquía española, tradicional y Católica desde su origen y cimiento de la nación y de su unidad como fue la de Isabel y Fernando, Los Reyes Católicos. La mano de la masonería es alargada e impulsa el laicismo exacerbado entre esta casta cipaya que gobierna y reina a su servicio. España ha sido derrotada hace tiempo y la coronación de esta pareja de renegados será el comienzo de su total destrucción empezando por ellos mismos.

    Los que profesamos acatamiento y afecto a la Monarquía española nunca podremos estar de acuerdo con esta actitud de la Corona en contra del ser y sentir de España. Franco no se equivocó con el sucesor, fue este el que falló.

    Viva Cristo Rey. Viva España. Arriba España.

    Federico Cortés.

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  2. D. Federico Cortes, el autor del gran artículo según usted, escribía esto sobre “La Abdicación del rey” el pasado 2 de junio: “Si hay algo que los años le enseñan a uno es que, en política, casi nada es lo que parece. Estoy seguro de que la abdicación del rey hoy anunciada, obedece a causas últimas que se nos escapan, aunque podamos barruntarlas. Qué duda cabe que si su decisión no era la de morir siendo rey, el momento de abdicar era hoy, que la estabilidad parlamentaria permite la rápida aprobación de una ley orgánica que asegura una sucesión sin sobresaltos.

    En cualquier caso, a pesar de mi escaso fervor dinástico provocado por la más que cuestionable trayectoria política y vital del rey Juan Carlos y sus predecesores en el trono, pensando en España y nada más que en España, creo que lo mejor para esta hora de tribulación en la que se encuentra nuestra patria es que la Jefatura del Estado permanezca ajena a los vaivenes de la lucha partidista y a salvo de los desvaríos del sufragio universal.

    La Corona es hoy, indiscutiblemente, uno de los pocos elementos vertebradores de la nación española, por representar el lazo de unión con nuestra tradición histórica. Ahora, cuando la unidad de España está en peligro, la mayor parte de las instituciones desprestigiadas y la clase política en entredicho por la corrupción y la falta de ejemplaridad, la Corona tiene ante sí una ocasión histórica única para hacer valer su papel integrador y evitar que España perezca como nación.

    Si así lo hace, justificará para cien años más su existencia. Si no, se verá arrastrada con toda justicia por el ocaso de una nación a la que no habrá sabido servir como debía.

    Que Dios ilumine al nuevo rey y bendiga siempre a España”.

    El problema surge para ustedes por prescindir de la Santa Misa una vez proclamado Rey de España.
    Y yo tengo que reconocer que viendo el nombramiento como rey de Don Juan Carlos I y el de Don Felipe VI, me quedo y por mucha diferencia con el de Don Felipe. Por lo pronto la cara y las palabras del Presidente del Congreso, Jesús Posada no asusta, como aquella del Presidente del Consejo de Regencia, Alejandro Rodríguez de Valcárcel, cuando pregunto a Su Alteza Real “Señor: ¿Juráis por Dios, y sobre los santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino, así como guardar lealtad a los Principios que informan el Movimiento Nacional?

    Su Alteza Real, poniendo la mano derecha sobre los santos Evangelios, responde: Juro por Dios, y sobre los santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los Principios que informan el Movimiento Nacional.

    El presidente del Consejo de Regencia contesta a Su Majestad don Juan Carlos de Borbón y Borbón: “Si así lo hiciereis, que Dios os lo premie, y si no, os lo demande”.

    A continuación, el excelentísimo señor presidente de las Cortes y del Consejo del Reino declara solemnemente:
    En nombre de las Cortes Españolas y del Consejo del Reino, manifestamos a la nación española que queda proclamado Rey de España Don Juan Carlos de Borbón y Borbón, que reinaré con el nombre de Juan Carlos I.

    Señores procuradores, señores consejeros: Desde la emoción en el recuerdo a Franco, ¡viva el Rey! ¡Viva España!.

    Afortunadamente estamos en 2014. y seguiremos gritando “Viva España”, pero esta, con sus luces y sus sombrar ¿O aquella no tenía sombras?...

    Aniceto Silva

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