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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 5 de diciembre de 2022

Algo huele mal / por Pla Ventura


Sospecho que, Antonio Ferrera quiere ser el muerto en el entierro, de ahí el hecho de que alguien le reste protagonismo no lo soporta cuando, cualquier persona medianamente sensata, en el caso de los toreros, llevando en sus filas a Fernando Sánchez y a José Chacón, la dicha no puede ser mayor.

Algo huele mal
Pla Ventura
Toros de Lidia/5 diciembre, 2022
De todos es sabido que, por estas fechas, finales de temporada, siempre hay cambios, rupturas y reajustes de todo tipo en las cuadrillas de los matadores de toros, algo que no tiene mucha lógica pero que, en ese mundillo todo es posible. Dejémoslo así.

Claro que, lo que sí mana sangre a borbotones no es otra cosa que el caso de Antonio Ferrera que, con su vida hará lo que le venga en gana, por eso es el patrón de su existencia pero, cuidado, no soplan buenos vientos de cara al torero extremeño. A mí no me debe nada, por tanto, me importa muy poco lo que haga con su vida personal pero, de cara al gentío, al aficionado, su actitud está siendo muy comentada…..para mal, cierto es.

Hablaba yo antes del raciocinio pero, en el caso de este hombre, hablar de lógica, coherencia, amistad, empatía y otros muchos valores del ser humano, al parecer eso no tiene valía alguna. Lo digo porque, de un plumazo ha despedido a casi toda la cuadrilla, incluido mozo de espadas que, como se sabe, Jesús Cortés, como tal, llevaba muchos años en la horda de este torero sui generis. Incluso la que fuera su apoderada, la señora Cristina Sánchez ha huido despavorida.

Todos tenemos derecho a sospechar lo que nos venga en gana y mucho más cuando pagamos una entrada para ver a estos señores en los ruedos. Barrunto que, Ferrera, no ha entendido que, artísticamente, llevaba en sus filas a lo mejor del escalafón puesto que, Fernando Sánchez y José Chacón, en los momentos actuales son la flor y nata de los banderilleros, amén de Javier Valdeoro que tampoco es manco.

Sospecho que, Antonio Ferrera quiere ser el muerto en el entierro, de ahí el hecho de que alguien le reste protagonismo no lo soporta cuando, cualquier persona medianamente sensata, en el caso de los toreros, llevando en sus filas a Fernando Sánchez y a José Chacón, la dicha no puede ser mayor. Por dicha razón, en su momento, el maestro Andrés Vázquez llevaba en su equipo al mejor banderillero lusitano que existía en aquellos años, Mario Cohelo. Esto en lo que a la envidia artística podríamos entender pero, que prescinda de Jesús Cortés, el fiel mozo de espadas, eso ya huele a chamusquina.

La pena de todo esto es que, con su actitud, Ferrera está dejando muchos “cadáveres” en el camino, algo que no le beneficiará para nada. Dicho torero, que ya lo ha logrado todo en su profesión, tras más de cinco lustros en activo, con la vida resuelta y demás prebendas que se ha ganado en el ruedo, no debería de haber cambiado a nadie de su cuadrilla porque, lo lógico tendría que haber sido su retirada puesto que, los aficionados estamos hasta el gorro de sus egocentrismos. Como dije, me trae sin cuidado lo que este tipo haga con su vida pero, con su actitud de permanecer en activo hasta la edad de Nicanor Villalta, me parece un acto de soberbia inmunda.

Ferrera es, junto a otros muchos que tantas veces he nombrado, la gran barrera que impide que otros chavales puedan tener sus oportunidades, como se las dieron a él cuando empezaba. Claro que, como de eso hace ya tantos años, seguro que no se acuerda. Los aficionados lo tenemos claro, cuando le veamos anunciado nos quedamos en casa y aquí paz y allá gloria pero, entre otros muchos, todos los chavales que se doctoraron el pasado año lo siguen teniendo muy crudo con este tipo más veterano que el coñac del mismo nombre.

Lo peor de la cuestión es que nos enteraremos de los motivos de la desbandada que ha tenido lugar en sus filas y, como digo, así lo contaremos. Por el momento todo lo que hemos podido saber no invita al menor cántico a favor del diestro. Allá él con sus decisiones que, como dije, es muy libre de tomarlas; eso sí, más tarde que no se lamente que nadie tendrá piedad de él.

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