Ahora, para salvaguardar a su amo, al que le ha puesto en ese trono que ocupa, sale y dice que lo de amnistía era urgente, preciso, necesario para arreglar aquella fractura entre Cataluña y España, pendiente desde el 2017. Y la muy indecente lo dice y se queda más ancha que larga. Oiga usted, señora comunista, serán idiotas los que le han votado a usted pero, el resto de los españoles todavía sabemos diferenciar la gimnasia con la magnesia. Lo que jode es que estas gentuzas, a la personas normales nos traten como si fuéramos como ellos, retrasados mentales; que ellos no lo son, pero actúan de ese modo porque no quieren perder las prebendas que les otorga la puta política que ejercen.
Para colmo el narcisista ególatra y estúpido de Sánchez, todavía dice que ha ganado las elecciones y que por dicha razón ha formado una mayoría parlamentaria que le llevará al poder. Lo que no ha dicho el muy canalla es el precio que hay que pagar para que eso sea así. O sea que, el tipo, amparándose en la suma de votos de criminales, separatistas, delincuentes, asesinos y demás escoria humana, sigue presumiendo de haber ganado. Oiga, compañero, que usted no ha ganado nada; ha comprado con el dinero de todos los españoles la voluntad de esas ratas de alcantarilla que, espero que un día salgan a flote y le muerdan la lengua.
Por supuesto que, sus palmeros particulares, esa saga de gandules/as que no han trabajado en la vida, al ver el chollo que tienen, vamos que, se arrodillan para hacerles a los que les han dado el voto lo que a ellos se les antoje, una vez arrodillados, ahí cabe todo. Y doña Rogelia es una más, mejor dicha, la gran adalid del tipo más “sanguinario” de España que no tiene rubor en hacer lo que haga falta con tal de seguir en el poder; desde violar las leyes, la Constitución, ningunear al Rey de España y dejar en la quiebra más absoluta de un país que, por momentos creíamos que habíamos remontado el vuelo pero, todo ha sido un espejismo, como un sueño del que este canalla nos ha despertado a todos.
Lo triste del asunto es que han perdido la cabeza todos puesto que, aquello de razonar por el bien de España ha pasado a mejor vida; a todos, sin distinción, España les importa lo mismo que a mí la primera sanguijuela que me encuentre en mi camino y, para mi desdicha, por las calles, las tenemos a montones. Las pruebas son elocuentes y, el jueves, si Dios no lo remedia, Su Sanchidad será elegido presidente de España sin haber ganado en la vida una sola elección. Gracia, si tiene, negarlo sería una necedad. Bien es cierto que, Su Sanchidad, por aquello del título oneroso que ostenta, seguro que tiene hasta la bendición Papal para hacer las guarradas más insospechadas, caso de todo lo que ha tramado para seguir siendo presidente de un reducido grupo de españoles que, descerebrados como él, no son conscientes del daño que este individuo está haciendo a la sociedad española, a la que ha fracturado sin miramiento alguno.
Cierto es que, coleguitas como la tal doña Rogelia, ese reptil de Valencia que usa peluca para disimular que no tiene cerebro y tres mil más, todos le mecen el botafumeiro para que en vez de mierda que es lo que huele España, sea el incienso bendito el que palie ese hedor tremendo que nos está asfixiando a todos. Las manifestaciones del pasado domingo por todo el suelo patrio son las prueba de que una inmensa mayoría no están de acuerdo en que se rompa España, que se venda Sánchez al mejor postor con el dinero nuestro; en fin, todas las acciones criminales propias de un gran “delincuente” que, ante todo, seguirá siendo el presidente de unos cuantos, porque la inmensa mayoría, incluidos muchísimos socialistas le han dado la espalda ante sus locuras.
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