Borja Jiménez, en la pasada Feria de San Miguel. / Juan Carlos Muñoz
-El diestro de Espartinas cumplirá además con el doblete en Latacunga y afrontará su confirmación de alternativa en La México.
-El torero ha pasado seis semanas de rehabilitación de la fractura del dedo corazón de su mano izquierda que se produjo en un entrenamiento a final de temporada
El matador de toros Borja Jiménez reaparecerá este domingo, 10 de noviembre, en el coso limeño de Acho después de seis intensas semanas de rehabilitación de la fractura del dedo corazón de su mano izquierda que se produjo el pasado 29 de septiembre en el transcurso de un tentadero. El torero de Espartinas hará el paseíllo con un encierro de Núñez del Cuvillo al lado de Miguel Ángel Perera y Alfonso de Lima.
La lesión, sufrida al día siguiente de torear en la Feria de San Miguel de Sevilla le ha supuesto un mes en rehabilitación, ya que ésta se agravó después de torear infiltrado el 5 de octubre en Madrid, dando por concluida su temporada española poco después.
Una revisión radiológica ha confirmado que Borja Jiménez puede seguir cumpliendo sus compromisos americanos, que pasan por esta corrida de la capital peruana, los dos festejos anunciados los días 16 y 17 en el coso ecuatoriano de Latacunga y la corrida del 24 de noviembre en la Monumental Plaza México, donde afrontará el trascendental compromiso de confirmar su alternativa en suelo azteca después de concluir la temporada europea con 42 corridas de toros, 74 orejas cortadas y 2 rabos.
La lesión le impidió cumplir con los últimos compromisos de su agenda en la que figuraban la plaza de Zaragoza, Calanda y el festival del Club Taurino de Bilbao en el que se anunciaba en solitario. Hacer el paseíllo este viernes en Zaragoza, el sábado en Calanda y el próximo domingo en el Festival del Club Taurino de Bilbao. Jiménez tampoco ha podido cumplir los primeros compromisos de su agenda americana -Monterrey y Aguascalientes-
El percance se produjo entrenando a puerta cerrada en la finca Garcisobaco, de Santiago Domecq, después de su importante faena con un toro de Garcigrande en el segundo festejo de la Feria de San Miguel, una labor que podría haberle supuesto el corte de dos orejas si no llega a ser por el mal manejo del acero. Era uno de los hitos de una temporada jalonada por grandes triunfos pero especialmente por su condición de triunfador absoluto en las ferias de San Isidro en Madrid y la Aste Nagusia de Bilbao que le convierten en uno de los toreros clave de la temporada que quedó atrás.
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