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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 23 de febrero de 2016

El nuevo periodismo / por Juan Manuel Rodríguez



"en España no cabe un tonto más", pero sí caben, sí, vaya que si caben. Y no sólo caben muchos más tontos sino que, además, gozan de una inaudita cobertura informativa. El nuevo periodismo.

El nuevo periodismo

Primero fue la demanda de quince socios del Real Madrid contra la reforma de los estatutos del club... aprobada por otros novecientos noventa y siete; de la reforma, que ampliaba de diez a veinte los años de antigüedad necesarios para poder optar a la presidencia del club blanco y que incluía además la garantía de que el aval bancario presentado fuera respaldado por el patrimonio personal y no de terceros, se dijo absolutamente de todo durante meses, de todo: la reforma era, por supuesto, antidemocrática pese a haber sido aprobada por el 90% de los propietarios del club presentes en la Asamblea y, en el fondo, lo que se pretendía no era más que instaurar una suerte de monarquía absoluta de los Pérez. Luego llegó el fiscal (democrático, por supuesto) con las rebajas de enero, y más tarde lo hizo el juez (también democrático) con las de febrero, y el repaso judicial pasó a ocupar el espacio de un breve. Milagro.

Después fue la sanción de la FIFA al Barcelona por el asunto de los menores de edad. Detrás de la sanción estaba, claro, el equipo blanco, y más en concreto su presidente, Florentino Pérez. Al fondo a la derecha no se encontraba en modo alguno la nefasta gestión de la directiva culé, que a día de hoy sigue insistiendo en que Neymar costó 57,1 millones de euros, sino una denuncia anónima... pero con nombre y apellidos: Real Madrid Club de Fútbol. Tal cosa se afirmó, por supuesto, sin ninguna prueba que lo apoyara, pero... ¿qué más daba?... Florentino se encontraba detrás de todo, también, supongo, del mismo castigo que, meses después, la FIFA impuso al Real Madrid por idéntico motivo. En cuanto se produjo la sanción al Real Madrid, el periodismo deportivo descansó tranquilo: empate a uno en el marcador.

Más tarde fue el "caso Valbuena". A falta de una opinión sin importancia, la del juez, aquí se sentenció al jugador y se presionó al Real Madrid para que le condenase... sin ninguna prueba. Había que apartarle del club como hizo la federación francesa y, después, convenía retirar el dorsal con el número 9, ligado ya para siempre a la vergüenza merengue. Había que apartar a Benzema, sí, pero no a Mascherano, de quien no se hizo ninguna encuesta pese a haber sido condenado a un año de cárcel, ni tampoco a ninguno de los 36 jugadores de Zaragoza y Levante imputados por el presunto amaño del partido que enfrentó a ambos clubes en la temporada 2010-2011. Lo último que se sabe de Benzema es que la jueza ha retirado parcialmente el control judicial y que Deschamps no descarta volver a seleccionarle.

Y ahora es el fichaje de Bale, denunciado en Bruselas por tres europarlamentarios que dicen que podría haber sido costeado con la ayuda de bancos rescatados y procedente de fondos europeos. El cabecilla de tan psicodélica denuncia es el independentista Ramón Tremosa, quien, a propósito del esperpéntico penalti de Messi, dijo lo siguiente: "Es I+D". Tremosa, que se declara culé, dijo el otro día lo siguiente sobre Bale: "Es un fracaso para el Madrid. Esto es un aeropuerto que se amortiza en 50 años. ¿Cuánto vale Bale ahora en el mercado? ¿Un 5% de lo que se pagó por él?"... Fue Santiago Amón quien, fiel a su infinita generosidad, dijo hace muchísimos años aquello de "en España no cabe un tonto más", pero sí caben, sí, vaya que si caben. Y no sólo caben muchos más tontos sino que, además, gozan de una inaudita cobertura informativa. El nuevo periodismo.

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