"...Morante, que había naufragado con el toro que abrió plaza, cuajó una de las mejores faenas de su vida en Sevilla frente al nobilísimo cuarto logrando dos orejas.."
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Averías en el sistema de edición impiden la aparición puntual de estas crónicas. Rogamos nos disculpen. En tanto se solucionen, ofrecemos un avance resumido el festejo de ayer en la Maestranza
Roca Rey desata una fantástica y peligrosa competencia con Morante y El Juli
En una jornada de viento endemoniado y casi indomeñable, el detonante estalló por la ilimitada capacidad y los inverosímiles recursos que exhibió Andrés Roca Rey frente al escasamente proclive tercer toro de Núñez del Cuvillo. Aunque El Juli ya había hecho un notorio esfuerzo con el segundo de la tarde, fue a raíz de esta primera faena del peruano, premiada con una oreja de mucho peso, cuando el ambiente se calentó al máximo.
Morante, que había naufragado con el toro que abrió plaza, cuajó una de las mejores faenas de su vida en Sevilla frente al nobilísimo cuarto logrando dos orejas y El Juli se la jugó sin pestañear con el muy deslucido quinto padeciendo una cornada grave por extremarse en su encomiable y ejemplar propósito de triunfar a costa de lo que fuera. El maestro madrileño perdió una oreja por pinchar lo que no impidió que el público le premiara con una monumental ovación que saludó antes de pasar por su pie a la enfermería.
La emocionantísima corrida terminó tras fallar a espadas Roca Rey como cierre de otra faena de corte postmoderno con un animal complicadísimo en la que combinó el toreo clásico con pasajes de su personal invención que volvieron a entusiasmar al publico que llenó la plaza.
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