la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 5 de junio de 2013

Primera. La de Montecillo (y no de Venus). Tarde salvada por un Lama (y no de Góngora) / Por José Ramón Márquez


 En la Comunidad de Madrid piensan como Sabina:
 están contra los toros, menos si torea José Tomás
 Sicut cogitant in Matritum sunt contra Sabinos tauri, si pugnat minus José Tomás
 
EL LAMA, Y NO DE GÓNGORA (¿O SÍ?), QUE NOS SALVÓ LA TARDE
Por si el Pasmo de Galapagar se anima a torear, dejan abierta una gatera de fechas
 que los muy cursis bautizan como Feria del Arte, que es Abella,
 y la Cultura, que es Choperita
Nam si Galapagar Pasmo ad pugnam hortati sunt, relinquam 
 aperire cattery ipsius baptizati CEREALIS  palmulae quam pulchra es, 
 id est Abella, culturas et organizatione, quae sit Choperita
 
"..Y todo fue diferente a otros días, en efecto. Porque donde un ágrafo e indocumentado vería una cabra, una babosa, un caracol, un ridículo como el primer toro de la tarde con esa cara de idiota, con esas sienecitas estrechas, o un pobre desgalichado como el tercero de aire tan vacuno, de esas vacas moruchas que andan por los campos,

 
José Ramón Márquez

En el siete bajo estaba hoy el monje Shao-Lin, con su túnica de color azafrán, tapando la calva con un gorrito de lana, que como decía el viejo Maestro del Templo, ‘Hasta cualenta de mayo, no quital sayo’. El monje Shao-Lin, el Lama Tibetano, la enésima reencarnación del Lama de Góngora sevillano presente hoy en Las Ventas, que se vino a contemplar desde el siete, con su propio pleonasmo, qué es eso de la cultura, puesto que hoy se explicaba el primer volumen de lo que es eso del Arte y la Cultura, y a su llamado no sólo se vino el Lama de Góngora con su gorrito y su túnica, que también se presentaron hoy en Las Ventas gentes de todo el orbe: napolitanos de aceite y fetuccini en la andanada del nueve, magrebís de velo y alcuzcuz en los altos del cinco, norteamericanas de chancla y  hamburguer en los altos del seis y mexicanos de chile chipotle y entusiasmo desmedido en toda la Plaza, que hoy era más que nunca un trocito de aquellas tierras trasladado a Madrid, que en México se piensa mucho en ti.

¡Ah, la Cultura!, delicioso jardín del conocimiento. Tras la vulgar Feria de San Isidro, al fin la Cultura se enseñoreaba de Las Ventas. Y además la Cultura buena, la fetén, la aristocrática, que eso se notaba hoy en seguida mirando los tendidos, porque los tendidos estaban medio vacíos de ese populacho vil y vocinglero, de todos esos madrileños, de esos valencianos, de los alcarreños, de los toledanos, de los salmantinos, de los aragoneses, de todos esos que sólo saben decir ¡Toooorooo!,¡Toooorooo!; hoy los tendidos se habían despoblado de todos esos espantosos abonados que tanto incomodan con lo del cruzamiento y lo del cargamiento de la suerte, y en su lugar se había manifestado la ONU o la UNESCO del toreo, como se dijo más arriba: árabes, europeos, asiáticos, africanos, americanos, australianos... los cinco continentes desperdigados por las piedras medio vacías del graderío.

 Y como contrapunto,  los burladeros del callejón -purísima aristocracia, capitaneada por ese dandy llamado Abella a quien todos sus seguidores llamamos Abeya- rebosantes de cultura y conocimiento, tanto que hasta el simpático Alipín, ganadero sin ganadería pero ardoroso defensor de las virtudes del agro al estilo de los viejos patricios de la República Romana, no encontró hoy asiento en tan elevado sanedrín, pues es fama que los diversos y atestados burladeros del callejón habían quedado hoy reservados para las más elevadas mentes que ornan las Universidades, las Reales Academias, los Centros de Investigación en Humanidades, y hoy esas gradas pertenecían de pleno derecho a los latinistas apasionados por hallar la mejor versión al verso 16 de Catulo; a los que pueden llegar a las manos en la controversia de si la palabra amar que describen los verbos agapaw, eraw o jilew son o no de índole distinta; los que retirarían el saludo a su propio cuñado por dudar de que el naturalismo del Cimabué procede directamente de Cavallini; los que, mientras se toman unas cañas de cerveza, defienden la belleza como la idea de lo bello y los que a eso oponen la inexistencia de lo bello absoluto mientras pelan una gamba; los que en las sobremesas exponen la sutil diferencia que existe entre los eutiquianos armenios y los monofisitas, negadores de las dos naturalezas de Cristo...

Ver el callejón de Las Ventas, hoy callejón de Pericles, atestado de tal cantidad de talento y ver, además, que el lugar que ocupaba durante la Feria el Doctor Zaius sobre la puerta de arrastre, del que significativamente había sido retirado el toldo que funciona mediante un sutil mando a distancia, estaba hoy ocupado por El Fundi, era la mejor demostración de que hoy en la Plaza de Toros había un statu quo distinto del de cada día y de que las normas que hoy regirían la tarde habían de ser, necesariamente, diferentes.

Y todo fue diferente a otros días, en efecto. Porque donde un ágrafo e indocumentado vería una cabra, una babosa, un caracol, un ridículo como el primer toro de la tarde con esa cara de idiota, con esas sienecitas estrechas, o un pobre desgalichado como el tercero de aire tan vacuno, de esas vacas moruchas que andan por los campos, el selecto público de hoy lo que veía era la manifestación gloriosa del reino animal, el filo chordata, el subfilo vertebrata, la clase mammalia, la subclase theria, el orden artiodactyla, el suborden rumiantia, la familia bovidae, la subfamilia bovinae, el género bos, la especie bos primigenius y la subespecie bos primigenius taurus.

Lo que va de saber a no tener ni idea; que a las mierdecillas del Montecillo simplemente con aplicarlas la cultura, ya la cosa las pintaba muchísimo mejor. Así lo entendió el docto público asistente -no por escaso de menor calidad-  que no osó censurar a ninguno de los seis infelices que salieron por las puertas de chiqueros, pues bien es verdad que los seis se correspondían perfectamente con la taxonomía de Linneo, y porque a ver quién es nadie,  que por el hecho de tener una entrada que se ha comprado o que le han regalado, para ir a poner en duda el severo juicio de la Ciencia Veterinaria.

Y ante tamaña gloriosa manifestación de la indómita Naturaleza, de ese trozo del agro venido a la ciudad de la mano de los discípulos del íntegro ganadero don Francisco Medina Aranda, de esos seis animales con sus patas, su rabo -cola en Andalucía-, y sobre todo de su omnipresente lengua, de esos bóvidos ornados de colores diversos, el melocotón, el negro salpicado, el castaño, los dos negritos y el negro listón, se encontraron tres titanes como Antonio Ferrera, Serafín Marín y Joselito Adame que pudieron comprobar en sus carnes, a la perfección, la benevolencia de un público culto e indulgente que, ante todo, manifestó su disposición para la comprensión exquisita de los errores, la tolerancia ante las adversidades que fueron apareciendo, la benignidad del juicio, la falta de severidad en las apreciaciones, la condescendencia con las formas y los modos, apeándose de manera decidida de esa agria forma que la Plaza de Madrid tiene de mostrar su desaprobación cuando está llena de público inculto, tosco y ramplón. En todo ese maremágnum cultural algo rebañó Joselito Adame, y más habría vendimiado si no se llega a cumplir en él la vieja profecía de Pedro Navaja, matón de esquina: «si naciste pá martillo/del cielo te caen los clavos».


Hoy Las Ventas, me decía el aficionado R. a la salida, han sido exactamente como serán todas las tardes dentro de muy poco. Hacia eso vamos, porque me parece que cada vez vamos quedando menos de los que seguimos estando en lo de Interior, que lo de la Cultura no nos entra ni con vaselina.

Mañana Morante con el John Deere, enarbolando la cola cordobesa... ¡Dios mío!

¿Dónde etaban los del PETA cuando salió esta cosita al ruedo?
Ubi illi hunc anulum in digressu PETA est?
 
La Tauromaquia de Abella y Choperita que promociona la Comunidad de Madrid
Bullfighting Choperita Abella et qui quaerit Community Matritensi
 
Blog Salmonetes ya no....

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