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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 18 de agosto de 2014

FERIA DE BILBAO: A LA DERIVA Y SIN RUMBO / por Domingo Delgado de la Cámara



Alberto Aguilar, en el momentode la cogida / EFE

"...La corrida de Fuente Ymbro fue infumable, una moruchada. En primer lugar, los toros no tenían ninguna fuerza. Si no se cayeron más, fue porque se frenaban en la embestida y nunca humillaban. Mansedumbre total, también genio y peligro..."

A LA DERIVA Y SIN RUMBO
  • Los tres espadas (es un decir), mataron fatal. Vimos hasta tres estocadas haciendo guardia. Este es el único reproche serio que se les pudo poner ayer. Esto es consecuencia de las estúpidas modas en las que últimamente se desenvuelve la Tauromaquia. Sólo se valora la apostura y el manierismo, el torear “gustándose”, mientras se ignora la suerte suprema, considerada cosa de matarifes y no de “artistas”

Domingo Delgado de la Cámara
Primera corrida a pie de la Feria de Bilbao y muy poca gente en el tendido. Estábamos los abonados nada más. Siempre me ha fascinado ese sexto sentido que tiene la gente que no sabe de toros para quitarse de en medio y no ir a las corridas condenadas al fracaso. Sólo van a las buenas. Y no se equivocan. Mientras tanto, los aficionados, lastrados con nuestros prejuicios, nuestros gustos discutibles y nuestras ilusiones vanas, nos equivocamos mil veces. Al final quien más sabe, es quien menos sabe. Los árboles no nos dejan ver el bosque.

La corrida de Fuente Ymbro fue infumable, una moruchada. En primer lugar, los toros no tenían ninguna fuerza. Si no se cayeron más, fue porque se frenaban en la embestida y nunca humillaban. Mansedumbre total, también genio y peligro. Desde hace tiempo, venimos observando que aquella regularidad milagrosa que tuvo esta ganadería durante años, se ha quebrado definitivamente. Pero lo de ayer fue una auténtica bajada a los infiernos. Se trató de una corrida malísima, de imposible justificación.

¿Cómo se ha llegado a esto? Probablemente sea la concatenación de varias circunstancias. En primer lugar, el constante aumento de vacas de vientre, hace que la ganadería se vuelva irregular e incontrolable. Por otro lado, la búsqueda del genio y la movilidad a costa de lo que sea, sin fijarse en ningún otro factor, puede llevar a la mansedumbre total por un camino distinto al de la búsqueda de la nobleza a toda costa, pero con idéntico resultado.

Llegados a este punto, también es necesario hablar de la crianza y el manejo. Criar al toro de lidia en espacios reducidos y cebarlo como si fuera un charolais, puede ser muy negativo. Se está privando al toro de sus instintos ancestrales, y esto puede tener consecuencias en su juego en la plaza. Con todos estos manejos estamos amansando al toro. Parece que lo aconsejable es la crianza tradicional en espacios amplios, como fue toda la vida.

Ricardo Gallardo ha desmostrado ser un excelente ganadero. Quizás el exceso de éxito, le ha llevado a tomar decisiones equivocadas últimamente, pero estoy seguro de que puede revertir la tendencia. Eso sí, tiene por delante una ardua tarea…

Alberto Aguilar tuvo enfrente el lote más difícil del festejo. Su primero no se dejó picar y tenía una embestida violenta y sin claridad. Pese a ello, Aguilar empezó la faena queriendo torear en redondo, sin ninguna probatura previa. El volteretón fue tremendo. Cuando sale un toro con ese peligro se impone otra lidia. En primer lugar hay que picarlo, y si hay que poner al toro cinco o seis veces delante del caballo, pues se le pone. Después hay que comenzar el trasteo doblándose por bajo con el toro. Castigar sin dar oportunidad a que te coja. Querer dar naturales y derechazos de buenas a primeras es insensato, por eso llegó el volteretón. Como el toro era muy peligroso, después del revolcón, se lo quitó de en medio sin contemplaciones. Era lo que había que hacer. Su otro toro fue muy mirón y muy probón, tenía sentido. Aguilar lo intentó en todo momento, estuvo digno con el toro. Me hubiera gustado ver a más de cuatro, delante del lote de Aguilar.

Manuel Escribano no tiene clase, pero da todo lo que tiene sin dejarse nada. Se arrimó mucho delante de un lote muy deslucido por su poca fuerza y nula calidad. Estuvo muy por encima de sus dos toros, sobre todo del cuarto. 

Jiménez Fortes es muy valiente, pero también es muy torpe y lento de reacciones. Los toros le cogen en exceso. Siempre está muy a su merced. Ayer no fue la excepción. Se arrimó ante un lote sin ninguna opción, pero cobró por su torpeza y escasa técnica. Tiene que espabilar, si sigue así los toros van a hacerle mucho daño.

Los tres espadas (es un decir), mataron fatal. Vimos hasta tres estocadas haciendo guardia. Este es el único reproche serio que se les pudo poner ayer. Esto es consecuencia de las estúpidas modas en las que últimamente se desenvuelve la Tauromaquia. Sólo se valora la apostura y el manierismo, el torear “gustándose”, mientras se ignora la suerte suprema, considerada cosa de matarifes y no de “artistas”. La consecuencia de todo ello es que se mata peor que nunca y no hay en el escalafón especialistas de la suerte suprema. Una auténtica lástima que muestra la desorientación y la confusión que hoy impera en el Toreo. Pero de los falsos valores que se han impuesto entre nosotros, hablaremos otro día.

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