De la variada corrida de Bañuelos, el único que supo entendérselas con el lote medio fue el diestro lorquino por el buen planteamiento y el feliz desarrollo de sus dos faenas. Al contrario, Curro Díaz “mintió″ mucho con los dos del mejor lote del envío y nadie se lo creyó. Periférico e itinerante el de Linares dejando escapar y sin descubrir las bondades de sus dos oponentes. No anduvo acertado y se desmintió a sí mismo. El Fandi, muy en todo terreno, brilló sobrada y abundantemente en los dos primeros tercios hasta de el punto de arruinar a sus dos toros en el último, quedando su actuación en tablas aunque sin éxito final. Los tendidos se cuajaron con tres cuartos aparentes por muy repartidos en tarde todavía de vendimia muy calurosa todavía.
Paco Ureña cierra su temporada triunfalmente
J.A. del Moral · 13/10/2017
Zaragoza. Plaza de la Misericordia. Jueves 12 de octubre de 2017. Sexta de feria. Tarde calurosa con dos tercios de entrada muy repartidos.
Cinco toros de Antonio Bañuelos, sobradamente presentados y de juego desigual no tanto por su natural comportamiento sino por cómo fueron tratados por los actuantes. Todos nobles en distintos grados de fuerza y de bravura. Un sobrero aprovechable de la Palmosilla lidiado en primer lugar por devolución de muy flojo titular. Desperdiciados el sobrero y el cuarto. Excelentes en los dos primeros tercios hasta llegar agotados en el último, segundo y quinto. Y mejores por el buen trato y correcta administración que recibieron, tercero y sexto.
Curro Díaz (grosella y oro): Estocada fulminante, ovación. Dos pinchazos y estocada baja, saludos. Dos pinchazos y estocada baja, silencio.
El Fandi (marino y oro): Estocada, palmas. Estocada trasera y dos descabellos, silencio tras leve división.
Paco Ureña (verde manzana y oro): Estoconazo perdiendo la muleta, oreja. Estocada, oreja.
El este año varias veces herido Curro Díaz – el primer percance lo sufrió el pasado abril precisamente en Zaragoza – fue obligado a saludar tras deshacerse el paseíllo. Momentito feliz que no continuó porque anduvo muy por bajo de las facilidades que le ofrecieron sus dos toros. El Curro artista sobre todo lo demás, es de los que se creen sus propias mentiras tal cual pudimos comprobar en sus declaraciones una vez terminada la corrida. En estos tiempos de internet a tope y de telefonía móvil, todos estamos rápidamente al cabo de la calle. De ahí lo ya dicho sobre la actuación del linarense según la opinión de su propia cosecha en la que se excedió echando toda la culpa de no no haber triunfado al “mal juego de mi lote” cuando, en realidad, Curro no se atrevió nunca a torear en serio. Es decir, a no mentir en todos sus cites desde las afueras, recetando aislados y medios muletazos adrede aislados, desmayados y gustándose más a sí mismo que lo que apreciamos desde nuestra localidad. Lo cierto y verdad fue que nadie se tragó la camelancia del “arista”. De modo que, menos humos y más torear como Dios manda.
La sempiterna, proverbial y entusiasta entrega de El Fandi, tomaron carta de naturaleza en los dos primeros tercios frente a sus dos toros. Largas cambiadas de rodillas en sus recibos -nada menos que tres en su saludo al segundo toro – galleos muy celebrados, quites sensacionales como sus zapopinas en su turno con el segundo toro y desigual al clavar sus siempre esperados tercios de banderillas porque con el segundo de la tarde falló al desigualar en el segundo par, mientras que con el quinto, su tercio en solitario resultó a pedir de boca y, lógicamente, muy celebrado por el público hasta ese momento realmente entusiasmado y hasta agradecido por el derroche de facultades del granadino. Pero, ay, tanta intensidad no la aguantaron después sus dos oponentes que se vinieron enseguida abajo y/o se rajaron antes de la cuenta en el el último tercio y, por tanto, deslucido comportamiento en la muleta. Total, que lo que pareció iba a ser completa felicidad, terminó en desencanto. Cuestión que le suele ocurrir a David Fandila en no pocas plazas de primera que obliga a ir dos veces al caballo y toros demasiado grandes y gordos. Con un solo puyazo y no fuerte, los dos toros de El Fandi hubieran llegado bastante más enteros a su muleta. ¿O no? Y es que la supuesta seriedad de los palcos en las plazas de primera, no se corresponde con los hechos y con los resultados.
Más ducho en la administración de sus quehaceres, Paco Ureña se llevó el gato al agua frente a su lote que fue el más propicio del festejo gracias al trato que recibieron sus dos oponentes que llegaron con más posibilidades al último tercio que, quiérase o no, es el que más cuenta en la lidia y en el toreo actual. Ello, añadido a la cristalina e indudable verdad con las que suele torear Ureña, mas su muy eficaz espada, pusieron en bandeja el doble triunfo del torero murciano que, la verdad sea dicho, termina su particular campaña con muy buena cara.
Como no pudo ser menos, ayer fue el día mayor de los Pilares, festividad de la Virgen, patrona de España y más en estos momentos del renacer patriótico nacional como nunca habíamos visto y celebrado desde hace mucho tiempo. Los españoles lo están siendo tan clamorosamente que nadie cree que no pueda vencer a los nacionalismos y a los sedientos destructores de nuestra democracia.
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