Tarde significada para los ganaderos sevillanos por tratarse de un encierro de nuevos sementales. Severa prueba villasecana de ceniciento balance. Un gris muy oscuro. Por fuera y por dentro.
Villaseca de la Sagra: La Quinta, grises por fuera y por dentro
ALFREDO CASAS
Villaseca de la Sagra (Toledo), 6 SEP. 2018
Se encapotó el cielo de la comarca de La Sagra para recibir a los novillos de La Quinta. A tono el cielo con los cárdenos astados propiedad de la familia Martínez Conradi. Tarde significada para los ganaderos sevillanos por tratarse de un encierro de nuevos sementales. Severa prueba villasecana de ceniciento balance. Un gris muy oscuro. Por fuera y por dentro.
Rompió plaza un novillo gacho, corto de manos, enmorillado y agalgado que, de salida, se desplazó con la cara a media altura y limitada entrega. Pareció despertar Quincallo en el peto del caballo, donde empujó con celo y la cara alta. Tras el tercio de varas el novillo mejoró su embroque, si bien continuó saliendo a la altura de la esclavina. Nada más cambiado el tercio, el ejemplar de La Quinta se aplomó y desentendió para desesperación de un Ángel Jiménez inédito. Tras un pinchazo, el de La Quita se echó junto a las tablas. Sin raza no hay paraíso ganadero.
Cornicorto, bajo, más largo de viga y apretado de carnes fue el segundo en el orden de lidia. Poco le duró su chispa inicial al utrero. Tras repucharse en el segundo puyazo, comenzó a gazapear y a distraer su atención.
Aletargado y a falta de rematar sus acometidas por el pitón derecho, Sargento rompió a embestir durante el último tercio con calidad y templado son por el pitón izquierdo. Tan agradecido fue el enclasado quinto que hasta perdonó los enganchones, que los hubo, en la discontinua labor de Isiegas. Cierto es que el novillero maño cuajó naturales sueltos de ralentizada factura y rica expresión, aunque su entregado y dispuesto trasteo pecó de falta de estructura. Tras una estocada de sincera y volcada ejecución, paseó la primera oreja del Alfarero.
Aplaudido de salida, el tercero fue un armonioso zapato de briosa salida, que quiso coger los vuelos del capote de Salenc. Pésimamente lidiado en varas, el fijo Barrigón fue economizado durante la brega, mientras se arrancó con prontitud y poder a los banderilleros. Tras brindar su trasteo al respetable, Adrien se empeñó en construir su labor sobre la segunda raya de picar. Tan cerrado, el descolgado y obediente utrero comenzó a sosear y aburrirse. No por ello varió los terrenos novillero francés; tan cómodo, como capaz, resuelto y solvente. Quizás pecó de conformista.
Cornidelantero, astifino, recogido y cargado de kilos, el cuarto tuvo una reservona salida, con mejores inicios que finales. Bravucón y mentirosete en el caballo que montó el entonado Juan Francisco Peña, Berberisco comprometió a los banderilleros al cortar sus simplonas arrancadas. Junto al burladero de matadores y de hinojos comenzó su faena Ángel Jiménez, que a punto estuvo de ser prendido por apretar el novillo a los adentros. Repuesto del apretón, el novillero sevillano tiró del novillo hasta los medios. Sin el cobijo de las tablas, su oponente se desentendió hasta rehuir la pelea. De ahí que el sevillano lo buscara y apretara con criterio y notables fundamentos técnicos entre la indiferencia del respetable. Tanto esfuerzo para tan pobre respuesta.
Estrecho de sienes, acapachado, badanudo, largo de manos y cuajado, al que hizo quinto le costó romper a galopar tras saltar al ruedo. Medidor y de descolgado embroque, Balconero zascandileó bajo el caballo. Nada más. Distraído, gazapón y mansito en banderillas, el santacolomeño tuvo motor y poder, pero se lo guardó todo para rajarse nada más iniciado el último tercio. Al hilo de las tablas trató Isiegas de buscarle las vueltas. Digo trató, porque el novillo no lo consintió.
Completó el encierro de La Quinta, un despegado utrero que no tardó en echar el freno de mano y acortar sus viajes por ambos pitones. Rajado antes de cambiarse el tercio, Carpintero terminó saliendo suelto del peto para buscar los toriles. Difícil papeleta la de Adrien Salenc frente al descastado ejemplar: nada más que dos arrancadas antes de frenarse bajo las zapatillas por el pitón derecho e inciertos arreones por el izquierdo. Demasiado tiempo anduvo el novillero galo tratando de despejar una ecuación sin más opción que la resolución de la eficaz tizona y el tiro de arrastre.
LA QUINTA | Jiménez, Isiegas y Salenc
Plaza de La Sagra. Jueves, 6 de septiembre de 2018. Segunda del Alfarero de Oro. Más de media entrada. Novillos de La Quinta, presentados en dos lotes: más finos, bajos y entipados los tres primeros; despegados y de más cuajo los tres últimos; desrazado y acobardado el 1º; enclasado y de templado pitón izquierdo el 2º; noble, soso y aburrido el 3º; dasrazado y desentendido el 4º; manso y rajado el 5º y descastado el 6º.
Ángel Jiménez, de blanco y oro. Pinchazo (silencio). En el cuarto, estocada trasera y caída (silencio).
Jorge Isiegas, de azul marino y oro. Estocada trasera (oreja). En el quinto, estocada contraria (ovación con saludos por su cuenta).
Adrien Salenc, de mercurio y oro. Estocada desprendida (ovación con saludos desde el tercio). En el sexto, estocada trasera (silencio).
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