Considerado un torero de finas maneras, muy elegante, cada tarde dejó detalles de su clase, como clases magistrales impartió en la Escuela de Madrid. «Cautivó a la afición con su elegancia y su arte», resumió José Luis Suárez-Guanes en el homenaje tributado a Bernadó en Las Ventas con motivo de sus bodas de oro como matador.
Muere Joaquín Bernadó, el torero catalán de las supremas elegancias
- Considerado por muchos el mejor matador de Cataluña de la historia y con más de 200 paseíllos en Barcelona, ha fallecido a los 86 años
Poseedor de la Medalla de la ciudad, entregada en los 80 por Maragall, vivió con suma tristeza la prohibición de los toros: «Para mí, Cataluña ha muerto», dijo en una conversación con ABC en 2010.
Bernadó se presentó en la capital en la antigua Chata, la plaza de Carabanchel, el 25 de abril de 1953. Su alternativa llegó el 4 de marzo de 1956 en la plaza de Castellón, de manos de Antonio Bienvenida y en presencia de Julio Aparicio. Carolo, de Manuel Arranz, se llamó el toro de la ceremonia. Ese mismo año, el 10 de junio, ratificó su doctorado en Madrid, con Mario Carrión y Joselito Huerta como padrino y testigo. Los toros: del Pizarral.
Inmortalizó un ejemplar de Moreno de la Cova en 1967, con una faena excelsa en abril. Solo la espada se interpuso en el camino del triunfo grande, aunque tuvo que dar dos aclamadas vueltas al ruedo. Toreó de manera intensa en América, especialmente en México, y él mismo se autoproclamaba 'el torero catalán más internacional'.
Considerado un torero de finas maneras, muy elegante, cada tarde dejó detalles de su clase, como clases magistrales impartió en la Escuela de Madrid. «Cautivó a la afición con su elegancia y su arte», resumió José Luis Suárez-Guanes en el homenaje tributado a Bernadó en Las Ventas con motivo de sus bodas de oro como matador.
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