En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.
Ante lo absurdo del separatismo gallego, ¿Por qué La Coruña es tan genuinamente española como Sevilla o Segovia?
La Coruña debido a su puerto y al carácter de sus gentes ha sido siempre una ciudad cosmopolita con una gran diversidad de gentes que han venido y siguen viniendo a vivir en ella. Uno de sus eslóganes turísticos lo decía bien a las claras: “La Coruña, ciudad en la que nadie es forastero”. Siempre alardeó de su liberalismo, no entendiendo de separatismos aldeanos y pacatos. Por lo tanto se ha mantenido siempre tan española, a pesar de un gravísimo resbalón de la ciudadanía que engañada llevó en mayo de 2015 al gobierno municipal a una marca de Podemos que le ha hecho un daño irreparable y del que tardará años en recuperarse.
¿Por qué ha decidido contar la historia de La Coruña y España a través de las tres plazas de toros de La Coruña de 1850 a 1967?
He sido siempre un gran aficionado a la fiesta nacional, algo que me inculcaron mis padres desde niño, llevándome, junto a mi hermano Eugenio, con ellos a la plaza de toros a ver varios festejos taurinos y espectáculos diversos como representaciones de zarzuela, veladas de boxeo o lucha libre.
Al finalizar la feria taurina de La Coruña, en el mes de octubre de 2014, mi buen amigo el gran pintor coruñés Marcial Ortiz, me animó a escribir la historia taurina de la ciudad. Sin embargo me asaltaron dudas. Hacer un libro exclusivamente de toros y que se dirigiese tan solo a la enorme cantidad de aficionados dispersos por el mundo, interesados en estos temas, ya era mucho. Pero había que dejar constancia de como La Coruña había sido taurina por derecho propio y que debido a un lamentable e incomprensible parón, estuvo sin fiesta durante 24 años, desde octubre de 1967 a agosto de 1991. Entonces decidí vestir mi trabajo, para animar a otros lectores, que desconocen por completo lo que ha significado y significa la gran fiesta taurina, a que encuentren en esas páginas, además de información sobre una gran cantidad de festejos celebrados desde 1850, sucesos acaecidos en nuestra querida España, reflejando también el ambiente de fiesta que se vivía en La Coruña cuando llegaban sus temporadas taurinas.
Las dudas quedaron despajadas cuando en agosto de 2015, con la llegada de la infecta, sectaria y malvada Marea, marca gallega de la canalla de Podemos, al gobierno municipal de La Coruña, prohibió la celebración de corridas de toros en La Coruña, algo que mantiene a día de hoy la alcaldesita de pitiminí del PSOE, apoyada por mareantes y separatistas. Ahí me puse manos a la obra y tras casi cinco años de investigación sale ahora este libro, magníficamente editado por SND, a la que agradezco profundamente su confianza. Ahora me falta rematar la faena con la historia de la cuarta plaza de toros coruñesa: El Coliseum, una instalación multiusos lograda gracias a la voluntad y afición de un alcalde irrepetible de la ciudad, Francisco Vázquez. Eso lo contaremos en un próximo volumen.
¿Por qué fue tan importante la trágica muerte en la grada del gran aficionado Cándido Roig Roura en agosto de 1934?
Con la muerte de aquel infortunado y gran aficionado, Cándido Roig, la fiesta cambiaría para siempre, apareciendo el estoque de cruceta que en la actualidad, utilizan los toreros para finiquitar su labor. Pero es que de aquella infausta tarde coruñesa del 6 de agosto de 1934, tras una cadena de malditos sucesos, que se reflejan perfectamente en el libro, todo va a desembocar en la trágica muerte en Manzanares del gran Ignacio Sánchez Mejías, justo a la semana siguiente de aquel festejo coruñés. Y de ahí saldrá el inmortal “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” del gran Federico García Lorca.
¿En qué medida la alternativa en 1929 del sevillano Maera con la presencia entre el público del escritor Ernest Hemingway fue algo legendario para La Coruña?
En aquella inolvidable plaza de toros de La Coruña, en 1912, se produjo la alternativa de Alfonso Cela “Celita, el único torero gallego que ha logrado hasta la fecha, doctorarse como matador de toros.
En 1929 tomaría en La Coruña la alternativa como matador de toros José García Maera, hermano de Manuel García Maera, un torero que había deslumbrado al escritor norteamericano Ernest Hemingway en su primera visita a España en 1921. El creador de “El viejo y el Mar”, que nunca había presenciado una corrida de toros se enganchó de tal forma a la fiesta que se convirtió en un seguidor empedernido de toros y toreros. Dejó constancia de ello en varias de sus obras literarias.
Con motivo de su segunda visita a España en 1929, Hemingway fue informado de que un hermano de Maera, actuaba como novillero. Le siguió en varias novilladas. Por ello se desplazó a La Coruña en los primeros días de agosto para verle tomar la alternativa. Hemingway a quien le apasionaba España, era un enamorado de Galicia, desde que en 1921 a bordo del Leopoldine había llegado a Vigo. De Santiago de Compostela llegó a decir que era la ciudad más hermosa que había visto jamás. Le impresionaron el azul del mar, las estrechas calles de la ciudad vieja de La Coruña; la inigualable ría de Vigo y sus pescadores en plena faena; la plaza de toros de Noya y las jornadas de pesca en el río Tambre.
Aquel domingo día 4 de agosto Hemingway, salió del hotel Ferrocarrilana de la Rúa Nueva, donde se hospedó. Después de pasear, beber tazas de vino del ribeiro en las abarrotadas calles de Olmos y Estrella y almorzar, ocupó una localidad de tendido en la plaza de toros coruñesa para ver al hermano de Maera, quien tuvo una buena actuación el día de su alternativa, e hizo posible que el empresario del coso coruñés, Domingo Dominguín, le incluyese en la corrida goyesca a celebrar dos días después.
¿Por qué también fue un evento importante la alternativa de Luis Miguel Dominguín?
Histórico aquel día dos de agosto de 1944, cuando la plaza de Toros de La Coruña, vistió sus mejores galas para ser testigo de la toma de alternativa como matador de toros de Luis Miguel Dominguín con un cartel conformado por Domingo Ortega, Domingo Dominguín y Luis Miguel Dominguín, con toros de Samuel Flores que se anunciaba como Samuel Hermanos.
La familia Dominguín estaba muy vinculada con la capital coruñesa. El padre de Luis Miguel, Domingo González Mateo, el “león de Quismondo”, fundador de la saga de los Dominguín, fue durante veintidós años empresario del coso de la avenida de Finisterre. En su vivienda de la calle de Rúa Nueva, pasaron Luis y sus hermanos gran parte de su infancia. En la plaza coruñesa, en el año de 1938, Luis Miguel con once años de edad, había toreado su primer becerro.
El día dos de agosto en la plaza se colgó el cartel de no hay billetes, para presenciar tamaño acontecimiento. Luis venía precedido de una fama arrolladora debido a sus grandísimas actuaciones como novillero.
Con un toro de nombre “Cuenco”, Domingo Ortega le cede los trastos dándole la alternativa. Luis Miguel cortaría esa tarde tres orejas saliendo a hombros, Ahí se iniciaría su gran carrera como indiscutible figura del toreo, amigo personal de personajes encontrados con el Generalísimo Franco o Pablo Picasso y un auténtico galán que conquistó a innumerables y bellísimas mujeres.
Igualmente el mítico Manolete tuvo un gran amor a La Coruña y sus gentes...
Sin lugar a dudas. Manolete debutó en la plaza de toros de La Coruña en agosto de 1942. Volvió a torear en la feria del 43. En mayo de 1945 con motivo de los festejos organizados para la inauguración del estadio municipal de Riazor toreo tres tardes con un éxito total. En sus cinco actuaciones en la plaza coruñesa obtuvo diez orejas y un rabo. Tanto encandiló la presencia de Manolete en la Coruña que la empresa adjudicataria de la plaza de la Avenida de Finisterre, que dirigía Marcial Lalanda junto a González Vera, preparó la feria de agosto de ese año 1945 sustentada en la gran rivalidad que existía entre Manolete y Arruza y que iban a torear de nuevo tres corridas los días 7, 8 y 9. Desgraciadamente todo se vino abajo por la forzosa sustitución de Manolete, que se había fracturado la clavícula izquierda, en un festejo celebrado en Alicante el día 29 de junio. De vuelta a los toros en Vitoria, el día seis de ese mismo mes de agosto, Manuel se resentiría de grave su lesión y cancelaría sus tres citas coruñesas, no volviendo a torear en la Coruña.
A mayor abundamiento en La Coruña, Manolete contó con una gran peña de amigos entre los que se encontraban, José González Chas, Ángel Duro, Alfonso Molina, Alfredo Malde, Arturo Mantiñán Alvedro y mi recordado padre, Marcelino. Pepe Chas, era propietario, entre otros innumerables negocios, del hotel Velázquez de Madrid. Allí conoció al diestro cordobés y allí le presentó a los que luego serían sus grandes amigos coruñeses. En incontables ocasiones, la pandilla coruñesa se desplazó, por España adelante, para ver torear a su amigo, el gran califa Cordobés. Algunas de las veces que Manolete toreó en La Coruña, se alojó en el chalet que Pepe González Chas poseía en la Gaiteira. Incluso era tal la amistad que Manolete forjó con Pepe González Chas, que en 1946, con motivo del día de San José, el gran torero cordobés le envió a su amigo coruñés un estoque de plata con el nombre de Pepe, en letras de oro, grabado en la empuñadura.
Por último la habitual presencia del Caudillo, el general Franco, en la plaza coruñesa ha marcado la historia coruñesa...
No solo la historia de la plaza de toros sino de La Coruña. Desde 1939 a 1975, el Caudillo de España veraneó en las torres de Meirás, enclavadas muy cerca de La Coruña. La ciudad, engalanada, se convertía durante unos días en la capital de España, debido a la presencia del Jefe del Estado, que celebraba consejo de ministros y aprovechaba para realizar inauguraciones de diversas obras, resaltando también su presencia en espectáculos deportivos y taurinos. En la plaza de toros de La Coruña el Generalísimo Franco presidió 16 festejos. La Coruña nunca podrá pagar lo que significó para la proyección y la historia de la ciudad la presencia en ella, durante 36 años, de Francisco Franco. Algún día, cuando España retome su serenidad y pulso de gran nación, La Coruña podrá intentar saldar, con el recuerdo generoso, aquella impagable deuda con aquel personaje irrepetible.
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