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Pepe Bienvenida / La suerte suprema
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viernes, 20 de agosto de 2010

Libro: "Ecos del Toricuarto" / Tercio de Pinceles


A finales de junio llegó a las librerías el libro del doctor y gran aficionado Fernando Claramunt, “Ecos del Toricuarto”. Fue el genial pintor Pedro Escacena el que me puso al corriente de la impronta documental del mismo en lo que a pintura taurina se refiere, lo que hace de él un texto de amena e ineludible lectura. En él se recogen las reflexiones de profesionales y aficionados sobre la Fiesta expuestas en ricas tertulias en las que se acentúa la importancia que también tienen los pintores taurinos, haciendo del toreo un arte inmortal. Destacan nombres de ayer (Domingo, Ruano…) y de hoy, como el citado Escacena, Marcial Ortiz y Vicente Arnás entre otros.



Domingo Ortega y Corrochano vistos por Ruano Llopis.


Para los tertulianos, Roberto Domingo era ese impresionista cuyos carteles despertaban el deseo de ver una corrida de toros, al lograr la máxima expresividad posible con sus trazos y pinceladas. Ruano Llopis fue ese colosal cartelista del que llegó afirmar Gallito que “el que pinta esto, sabe torear aunque no haya toreado”. Junto a ellos Juan Reus, "el tercer hombre" tal y como se auto-designaba, pintó carteles de los más grandes con el color y las luces de su tierra valenciana.
De Antonio Casero, ilustrador de las crónicas taurinas del diario ABC, destacan el dinamismo de sus rápidos apuntes a pluma, los cuales tienen seguidores y también, porque no decirlo, imitadores.
Martínez de León, en cambio, fue capaz de sacudirse la tiranía del trabajo como cartelista para centrarse en la pintura taurina en si, sin los típicos elementos barrocos que la acompañan. Estos dos últimos fueron autores de sendas barajas e, incluso, pequeñas ilustraciones en cajas de cerillas de las que yo mismo fui coleccionista.
(Arriba, última temporada de Juan Belmonte -apuntes- por Saavedra.)
Igualmente en el recuerdo queda Santos Saavedra, inimitable artista de inspiración y autor de 450 portadas a color de la revista “El Ruedo”. Sus toros tenían bravura, nobleza y, a decir de los que le conocieron, la bondad del autor, lo que ratifica mi idea de que se pinta como se es.

Naipes de Martínez de León.

Los derroteros del Toricuarto llegan a nuestros días con las figuras de Marcial Ortiz y Vicente Arnás. El primero sobresale por la manera de representar estampas tradicionales de la lidia en cuadros de pequeño y mediano formato. Arnás, en cambio, es ese artista de inagotable fantasía, creatividad e ironía que lo hacen impredecible para los taurinos clásicos. Este círculo de amantes de la Fiesta cuenta con un notario pictórico de excepción, Pedro Escacena. El pintor sevillano, con el que repasamos su trayectoria en Tercio de Pinceles en diciembre, muestra el regusto de manejar los trastos cuando sostiene la paleta y los pinceles. Hoy, sigue tomando la medida perfecta a los grandes en el ruedo, aunque en verdad es reconocido por ser el cronista de los andares toreros de su íntimo amigo Curro Romero. Y siempre, bajo la atenta mirada de su musa, su mujer Aurora.

Paleta de Marcial Ortiz dedicada al autor, Fernando Claramut.
Sobre estas líneas, alegoría de Antonio Ordóñez de Pedro Escacena.

Sin duda, el libro es todo un repaso a los clásicos repleto de dibujos, dedicatorias, anécdotas y mucho sentimiento.
(Todas las fotos del libro "Ecos del Toricuarto" publicadas con permiso del autor)
* * *
Libro: "Ecos del Toricuarto" de Fernando Claramunt López.
Egartorre Libros - 2.010
***

domingo, 17 de diciembre de 2017

Manuel Rodríguez "Manolete" en los pinceles de Marcial Ortíz.


Personal homenaje de Marcial Ortíz a tan grandioso
 torero en este año del centenario.


Durante este año del centenario de Manolete,  estamos contribuyendo en este medio, 'Del toro al infinito', a rememorar las gestas y gestos de este irrepetible torero, y muy especialmente haciéndonos eco de los actos y actividades que tan brillantemente se han venido celebrando en su cordobesa ciudad natal. Seguimos en el camino y recogemos la admiración que sigue despertando el "Monstruo" para inspirar a un gallego ilustre como es el pintor Marcial Ortíz que, como él mismo afirma, "pertenece al club de los fascinados por la figura de Manolete y que también lo pintó".
Es deseo del propio artista que a su excelsa obra la acompañe
 el comentario de ella que hizo  Fernando Claramunt  en su libro "La mirada del torero" pag. 192.


“No es indispensable, aunque sí muy afortunado privilegio, nacer en Córdoba para recrear el recuerdo de Manuel Rodríguez. A punto de corregir pruebas de imprenta de este libro, recibo de su autor la foto en color de su hermoso retrato pintado en La Coruña por un artista nacido después de 1947. Devotísimo aficionado a nuestra Fiesta Nacional, ha interpretado con exquisita sensibilidad el estado de ánimo del torero, tanto como el de aquella España que parece terminarse la tarde del 29 de agosto. El artista se llama Marcial Ortiz Martín

“Manolete” de violeta y oro, el capote sobre el antebrazo izquierdo, con la montera bien hundida hasta las cejas. Al fondo de la tela está toda España en un ilimitado crepúsculo. Todas las Españas del toro se dejan representar en una sola tarjeta de visita: el muro blanco de la plaza, con las últimas luces del día que se va. Tonos ocres, brillos de oro viejo, rescoldos de grana y de granate oscuro, dan solemnidad a un ocaso antes de que llegue el azul noche, que ya se adivina. El retrato parece contar sin palabras el drama que los periódicos de la época repitieron tantas veces: la larga noche de agosto en el hospital de los Marqueses de Linares

Han cubierto al torero exánime con un capote de brega, porque no había mantas. “Manolete” sentía frío mientras se desangraba sin remedio. Era preciso resucitarlo, con una breve lengua de fuego de Pentecostés sobre su cabeza. Lo ha hecho nuestro nuestro querido pintor Marcial Ortiz Martín. Desde La Coruña, con veneración y respeto al torero que mejor ha encarnado la dignidad y la melancolía de una manera española de ser, nos llega este retrato estremecido. La magia del pintor Marcial Ortiz Martín tiende un arco iris a través de su muy auténtico retrato psicológico, hasta la “soleá” del Sur desde la “saudade” de su entrañable y españolísima Galicia. Sépanlo los amigos de Córdoba y los de México.”


martes, 20 de noviembre de 2012

MI PENÚLTIMO REFUGIO / Por Benjamín Rentura Remacha


Pepe Alameda

MI PENÚLTIMO REFUGIO

Por Benjamín Rentura Remacha
Me agarro a un clavo ardiendo y voy a Madrid a poner en vivo tantos años de mi vida, de 1932, al año de mi nacimiento, hasta 1978, vuelta a mi tierra natal, con el paréntesis del 36 al 39, años en los que tuve la fortuna de vivir en San Sebastián. Vidal Pérez Herrero, Temple de templario castellano, editor de la Agenda Taurina, me invita a su presentación y me concede el honor de subir al escenario del salón de actos de la Casa del Reloj de Legázpiz y compartir presidencia y palabra con el embajador de México, don Francisco Javier Martínez, el empresario de este mismo país, Pedro Luis Martín Bringas, la concejala de Arganzuela, Carmen Rodríguez, la responsable de la ganadería de Baltasar Ibán, Cristina Moratiel, el que sigue siendo alcalde de Madrid en el recuerdo de muchos madrileños, José María Álvarez del Manzano, el alcalde de Colmenar Viejo, Miguel Angel Santamaría y la adorable y torera Dolores Navarro, que tuvo el detalle de confesarme que leía mis crónicas, algo que le agradecí muy especialmente porque uno escribe para que le lean. 
Me acompañaron hasta el viejo Matadero mi primo José Luis Cerezo, aficionado práctico, pintor y escultor y residente en México y nuestro paisano Ramón Acín, descendiente de los ganaderos Ferrer de Pina de Ebro, saludé al colombiano Diego Ramos, el Messi de los artistas toreros, y a Pablo Guzmán, el gran restaurador de Aranjuez, y vi de lejos a Peñuca de la Serna y a muchos amigos más a los que no pude acceder porque había tanta gente que no encontré la forma tomar contacto con ellos. Después de la intervención del embajador mexicano, todos los que hablamos le manifestamos nuestra envidia porque el señor Martínez dijo que en cada lugar de su extensa patria había siempre un rincón para vivir la fiesta de los toros. Pues, en España, no. En España hay lugares en las que está prohibida.

Era cuestión de hablar de México y este fue mi parlamento: Pienso que mi relación taurina con México se inicia el 24 de agosto de 1934, cuando Lorenzo Garza y Luis Castro “El Soldado” actuaron mano a mano en Madrid, en la vieja plaza de la Carretera de Aragón, y mi padre firmó la crónica del festejo en las prestigiosas páginas de “El Debate”, magníficamente ilustrada con los apuntes de Roberto Domingo. Lorenzo Garza había renunciado a su primera alternativa y, como “El Soldado”, había intervenido en otras novilladas anteriores para desatar la curiosidad de los madrileños que agotaron las localidades en las taquillas de la calle Victoria, taquillas que continuarían su función a mediados del mes de octubre de aquel año después que en esta plaza se celebrara su postrer función con Cañero, Marcial, “Cagancho” y Rafael “Gitanillo de Tríana” y se abrieran los accesos a Las Ventas del Espíritu Santo. Después del éxito madrileño, Lorenzo Garza volvió a tomar la alternativa de manos de Juan Belmonte (¡casi na!) en Aranjuez y Luis Castro continuó su seguro camino hasta consagrarse definitivamente. A los dos los conocí en México y a Garza tuve la suerte de entrevistarle años después en el Museo Taurino de Las Ventas. “El Ave de las Tempestades”, “Lorenzo el Magnífico” se mantuvo en los ruedos largos años y en 1965, el 7 de noviembre, le concedió la alternativa a su paisano Manolo Martínez en el lugar natal de ambos, Monterrey, y todavía sumó otras dos actuaciones el 20 de enero de 1966 en León Guanajuato junto a Joselito Huerta, José Fuentes y Manolo Martínez, y otra el 20 de febrero, otra vez en Monterrey, con Paco Pallares y Raúl Contreras. La presencia en esos carteles de José Fuentes y Paco Pallares me hace pensar que algo tuvo que ver en la prolongación de la vida torera de Garza don Rafael Sánchez “Pipo”, apoderado de ambos y cuyo centenario de su nacimiento se cumplió el pasado día 15 de noviembre.

Cuando me inicié en el periodismo, escribí una larga serie de artículos sobre la historia taurina mexicana y, como colofón, el 5 de enero de 1964 me embarque en Aeronaves y me presenté en la capital mexicana. La primera corrida que vi en la Monumental fue una de “La Punta” que lidiaron Jaime Rangel, Manuel García “Palmeño” y la pretendida confirmación de Oscar Realme, ya que en el saludo de capote a su primer toro resultó cogido y con dos graves heridas que le impidieron recibir estoque y muleta. Rangel era el héroe esperado para enfrentarse a los consagrados diestros españoles y aquella tarde cortó dos orejas del cuarto toro mientras que Paco Camino se las veía muy complicadas con su recién estrenado suegro, el señor Gaona, que gobernaba los destinos de la mayor plaza del mundo. Cabral, un excelente dibujante, publico una especie de chiste en la que el doctor Gaona abrazaba a su yerno y le preguntaba: -¡Qué piensas, Paco?. – En que solo hablan mal de las suegras.

En la siguiente corrida confirmó su alternativa, española como la de Realme, Fernando Peña, y en “El Toreo” se presentó Manuel Benítez “El Cordobés” con Rafael Rodríguez y Juan Silveti, hijo de “El Tigre de Guanajuato”, y al que yo recordaba especialmente por la corrida que toreó en Madrid con Antonio Bienvenida y Manolo Carmona. Camino y José Antonio Chopera salvaron sus diferencias con el papá de Norma Gaona y, por fin, el de camas hizo el paseíllo desde el largo túnel del miedo hasta profundo ruedo monumental con Joselito Huerta y Jaime Rangel, que cortó tres orejas y rabo a los toros de Reyes Huertas, mientras que Paco solo conseguía un trofeo. Ya estaba el lío armado y se repetía la escena de otros tiempos de Silverio bañando a “Manolete”. Luego vi a Procuna con Diego Puerta, a Alfonso Ramírez “El Calesero” con Antonio Campos “El Imposible”, estuve en la despedida de Juan García Mondeño en la hacienda de Santa Rosa de la familia Barroso, los de Mimiahuapan, y la presencia como picadores de Fermín Bohórquez y Alvarito Domecq y Manuel Benítez le cortó las dos orejas y un rabo en “El Toreo” a un toro de Reyes Huertas el 22 de febrero. El 7 de marzo, en “la México”, Paco Camino, en competencia con cinco diestros nacionales, Humberto Moro, Joselito Huerta, Antonio del Olivar, Emiliano Rodríguez y Jaime Rangel, conquistó la “oreja de oro” aunque solo diera una vuelta al ruedo a la muerte de su toro de “El Rocío” porque, pese a su extraordinaria fama de estoqueador, necesitó tres entradas a matar. La “Rosa Guadalupana” se disputó el 29 de marzo, fue la última que vi en México y la conquistó Joselito Huerta en tarde en la que hizo el paseíllo con “El Calesero”, Antonio del Olivar, Joaquín Bernadó, Emiliano Rodríguez y Jaime Rangel.

Pero mi estancia de tres meses en México fue un tremendo acicate para mi carrera periodística. Conocí a gente muy valiosa como el murciano Isidoro Sánchez, intendente de “la México”, a Alvarito Albornoz, el de “las revoleras”, especiales y personales greguerías, y a muchos añorantes españoles que iban todas las noches a ver a Sara Montiel en “El último cuplé” por sus canciones y los rincones de Madrid, a un gran periodista de “Excelsior”, don Manuel Orta, que me regaló la biografía de Ponciano Díaz ilustrada con un apunte de Cabral del Ponciano rejoneador colocando un par a dos manos, a Carlos León, que en lugar de crónicas escribía cartas, una de ellas al Papa Juan XXIII en la despedida de “Mondeño”, y al también español Luis Carlos Felipe Juan de la Crus Fernández y López de Valdemoro que, al otro lado del Atlántico, dio a luz a “Pepe Alameda”. Pepe por “Joselito” y Alameda por la de Hércules de Sevilla, en donde nació “Chicuelo”. Así se da el gran acontecimiento: se encuentran “Pepe Alameda”, creador del primer programa de toros televisado y que en estos días, como “El Pipo”, hubiera cumplido cien años, y Humberto Peraza, el escultor que, para mí, es el mejor heredero de Benlliure. Allí, en aquella pantalla de la primitiva televisión mexicana, “Pepe Alameda” hablaba de la corrida celebrada y Peraza moldeaba con plastilina la escena más destacada del festejo.

Peraza esculpió un busto de homenaje a “Pepe Alameda” y este, por medio de Juan de la Cruz Fernández y López Valdemoro, le dedicó estos versos:

La emoción de la escultura
cuando esculpido me vi,
fue verme fuera de mí
reducido en forma pura,
deshabitada figura.

Prisionero de tal suerte
la imagen en bronce inerte
tiene una emoción real,
pues anticipa, inmortal,
el vacío de la muerte.

Pero en esta Agenda de Vidal Pérez Herrero hay lugar también para un colombiano, Diego Ramos, al que, a pesar de que firmo en ella un artículo sobre él, no puedo describir con palabras. Sólo sé que, al ver el primer alamar que salió de sus pinceles, me convenció. Es algo nuevo dentro de lo clásico, lo eterno. Sorprendente. No le busco precursores porque el colombiano es pintor por generación espontánea y torero por sentimiento. La música de sus colores invade el gran refugio de mis recuerdos. Gracias.

viernes, 3 de febrero de 2012

ANTOLOGÍA DE ESCRITOS TAURINOS de Fernando Claramunt


ANTOLOGÍA DE ESCRITOS TAURINOS
 -Fernando Claramunt -
ANTOLOGÍA DE ESCRITOS TAURINOS
Por María José Barrera

La "Antología de Escritos Taurinos", del Dr. Fernando Claramunt López, natural de Alicante, médico, profesor universitario, escritor y autor humanista, recoge la esencia de sus diecinueve libros taurinos. Deja aparte diez libros sobre temas de su especialidad médica y los artículos de crítica literaria en torno a personajes y escritores clave en la literatura universal. 

La Excma. Diputación de Valencia ha realizado una primorosa edición de los dos volúmenes, con más de cuatrocientas páginas cada uno, presentados dentro de una caja, que me recuerda un vestido de torear corinto y oro. 

Dos lúcidas entrevistas, salpicadas de amable ironía, a cargo del periodista y también escritor D. Ricardo Triviño, inauguran y cierran la obra, que va precedida de dos breves prólogos, de María Jesús Puchal, Diputada del Área de Cultura, e Isidro Prieto, Diputado Delegado de Asuntos Taurinos.

En la obra se percibe, sobre todo en la relectura, la influencia de nuestros clásicos, desde el Arcipreste de Hita o Baltasar Gracián hasta Azorín y Gabriel Miró, así como Unamuno, Baroja, los hermanos Machado, Antonio y Manuel, Juan Ramón Jiménez y Miguel Hernández. Así como la devoción del autor por escritores de otras culturas como Montaigne, Leopardi, Hemingway o Montherlant.

Queda del todo claro el respeto de la Comunidad valenciana a las tradiciones y al patrimonio cultural y artístico de las tres provincias, que se extiende a la totalidad de la península ibérica llegando, por La Coruña del pintor taurino Marcial Ortiz y de la mano de D. Fernando Claramunt López, a los países hermanos del otro lado del mar, con particular, creo que, desbordado amor a México. Lo mismo sucedió en décadas anteriores con un pintor taurino nacido en Orba, Alicante, radicado en Valencia y luego en la capital mexicana, Carlos Ruano Llopis, el inolvidable cartelista, cuya mano aparece con fuerza en estas páginas.

No rehúye el autor la veta romántica y los sueños de Libertad, así como tampoco evita considerar la dimensión esperpéntica, que llega hasta hoy mismo, como verá quien leyere esta obra. Próspero Merimée y Bizet, el fandango de Boccherini, el cante jondo que subyuga a Franz Liszt en la Baja Andalucía, la jota del ruso Glinka,la inspiración de Granados, Albéniz, Falla y Turina, sin olvidar la copla sevillana de Juana Reina o los cantes de la valenciana universal doña Concha Piquer, el arte de los pinceles de los cartelistas valencianos, de todos ellos, y de los retratos de Goya o Zuloaga a un "Domingo Ortega", héroe de la tierra parda toledana o un Rafael "Albaicín", vestido de verde veronés y plata antigua, los versos de Agustín de Foxá, todo ello nos conduce, según el Dr. Claramunt, hasta el retrato imposible de Manuel Rodríguez "Manolete" imaginado, quién sabe si, por Velázquez, Valdés Leal o Tiépolo, Picasso, Dalí o Vázquez Díaz e incluso por el propio Zuloaga, que también lo intentó.

“Antología de Escritos Taurinos” es un libro de fácil y grata lectura con una prosa castellana, límpida, fluida y clara. La letra, con tamaño suficiente, resulta perfectamente legible, sin ningún esfuerzo. Abunda en ilustraciones, en blanco y negro y en color, que hacen grata la lectura, cuya soltura capta muy pronto la atención del lector.

Cada lector recreará para sí esta obra, donde hay espacio para los distintos gustos artísticos, pintura, música, prosa y poesía, tanto como para la historia propiamente dicha de la Tauromaquia, o la historia del vivir hispano y taurino, estrechamente enlazados, no sólo desde el arte rupestre levantino sino, desde los tiempos de Isabel ll a nuestros días.

Los lectores podrán elegir sus páginas preferidas. Desde la psicología de la vocación por el toreo y las frustraciones de quienes no pasan de aficionados, la psicología de las cornadas, hasta las meditaciones más cultas de los Académicos con Torería, entre los que vemos al maestro Barbieri, Manolo Machado, Gerardo Diego o, en tiempo más reciente a don Luis María Anson.

Felicitamos al autor, a los lectores que tenemos la suerte de leer este libro y desde luego a la Excma. Diputación de Valencia.

sábado, 29 de junio de 2013

El pañuelo de 'El Soldado' / Por Joaquín Albaicín



"...Devoto del juego y los placeres, un día vio cómo iban a embargarle la mansión con los muebles dentro. Cuando un amigo le preguntó si se arrepentía, respondió:

- “No. Mejor haberlo tenido y perderlo, que no haberlo tenido nunca”.

El pañuelo de 'El Soldado'
  • 'El Soldado' fue uno de los mejores toreros de capa de todos los tiempos.
JOAQUÍN ALBAICÍN
Escritor.
Quizá esta fotografía sea el único testimonio gráfico preservador para la posteridad de aquella hazaña. Y es que los más viejos del lugar ya no la recuerdan. Imposible recurrir a ellos, porque se han muerto. Durante muchos años, ha seguido vivo el último dorado que galopó con Pancho Villa, el último nieto de los pieles rojas que acabaron con Custer y cortaron la cabellera a su regimiento, el último de los que aguantaron en el búnker con Hitler, el último de los que se lo intentaron cargar… Pero, de los que vivieron y contemplaron esta estocada a todo o nada, hace mucho que no queda ni uno. 

Por no quedar, no queda ni la plaza. También murió. La vieja plaza de toros de Madrid, la de la Carretera de Aragón, cuyos tendidos aclamaron a Joselito El Gallo y Juan Belmonte, descubrieron a Domingo Ortega y a Cagancho, vibraron con Marcial, alucinaron con la faena de Chicuelo a Corchaíto y se estremecieron de espanto cuando Fandanguero hirió de muerte a Gitanillo de Triana… Esa plaza, es hoy el Palacio de los Deportes. No han sobrevivido ni los corrales.

De hecho, la novillada celebrada el 29 de julio de 1934, día en que fue impresionada esta instantánea, fue uno de los últimos festejos programados en el añejo coso. El 14 de octubre saldría a la calle el cartel de la combinación postrera de su historia: toros de Trespalacios para el rejoneador Cañero, Marcial Lalanda, Cagancho y Rafael Vega de los Reyes. A manos de Cagancho fue a parar la oreja que cerró la luenga estadística de galardones concedidos en ese coliseo.

Pero en aquel año de 1934 y durante semanas, la afición no habló más que de la que habían formado en su ruedo dos toreros mexicanos: Luis Castro El Soldado y Lorenzo Garza. El ganado era de Gamero Cívico y, luego de retirarse a la enfermería el primer espada, Cecilio Barral, tras despenar al primero de la tarde, El Soldado formó tal lío al segundo con capa, banderillas y muleta, que le tenía cortado el rabo antes de perfilarse para ejecutar la suerte suprema. Sorpresivamente, poseído sin duda por el clima de efervescencia de los tendidos, el torero dejó caer la escarlata de su zurda y extrajo de su bolsillo un albo pañuelo que ofreció con gallardía y rotundo desprecio de la vida a los hocicos de la fiera y con el que, para delirio de la concurrencia, vació al encuentro su embestida. Pese a hundir sólo media espada, el efecto fue fulminante y su triunfo, total. El júbilo y el pasmo estaban más que justificados, por cuanto para consignar un inmediato precedente de tal gesta era menester remontarse a Martincho, el torero de los tiempos de Goya, que citaba los toros a recibir con los pies encadenados y un sombrero por solo señuelo…

Aquello enfebreció a Garza, que, luego de torear de capa con su extraordinaria personalidad, inició su faena de muleta por alto y con los pies metidos en la montera. Culminado su genial trasteo, no quiso ser menos en arrojo y, prescindiendo hasta del pañuelo, montó el estoque y citó a su enemigo con la palma de su mano izquierda como único reclamo. El pinchazo que precedió a la media estocada redujo el premio a dos orejas, mas ni en un ápice el delirio de los espectadores. Repetidos el 9 de agosto, volvieron a salir por la puerta grande. Aquella tarde convirtió en figuras de relumbrón a Garza y El Soldado y se erigió en uno de los cimeros jalones históricos de la Edad de Plata del Toreo, en la que tanto y tan bien ganado protagonismo desempeñaron los espadas aztecas.

A raíz de tan sonado aldabonazo, El Soldado –considerado por muchos uno de los mejores toreros de capa de todos los tiempos– y Garza –bautizado El Ave de las Tempestades por la afición de su país– se convirtieron en figuras de máximo cartel. Garza se doctoró sólo un mes después (en Aranjuez y de manos de Belmonte), esperando El Soldado hasta la siguiente temporada, cuando, tras despedirse como novillero en la Maestranza, fue investido matador en Castellón por nada menos que Rafael El Gallo. Rápidamente pasaron a engrosar, pues, gracias a aquel éxito, las filas de ese reducido y privilegiado grupo de toreros en cuyo hombro no se para una mosca sin pensárselo dos veces.

Ese idilio entre los taurófilos españoles y los toreros de México se prolongó hasta 1936, cuando los peninsulares, celosos del tirón de taquilla de Armillita y sus compatriotas, se ocuparon, a base de triquiñuelas pseudo jurídicas y zancadillas en los despachos, de deportar a todos con las consabidas excusas de que los mexicanos estaban “quitando el trabajo” a los españoles. Desde las páginas del recién nacido diario Ya, el crítico K-HITO osó burlarse de tan pedestres argumentos:

- “¿Acaso debe prohibirse a Caruso cantar en España porque un tenor español mediocre no tenga contratos?”

La ironía le valió recibir, en un café de la calle de Alcalá y de dos banderilleros a las órdenes de una de las figuras del momento, una buena paliza. ¿Qué decir? A la hora de defender sus habichuelas, cada uno se ciñe a un estilo. Pero para valentías de verdad, El Soldado. Ahí está la foto. Va a hacer ochenta años de aquello y todavía, al mirarla, le parece a uno escuchar el rugido de la afición empujando con su voz emocionada el acero, miles de almas yéndose todas a una tras la espada en pos de la apoteosis. Todo o nada. La suerte o la muerte. A esa máxima fue fiel durante toda su vida El Soldado. Devoto del juego y los placeres, un día vio cómo iban a embargarle la mansión con los muebles dentro. Cuando un amigo le preguntó si se arrepentía, respondió:

- “No. Mejor haberlo tenido y perderlo, que no haberlo tenido nunca”.
Respondió, en fin, como lo hubiera hecho un cabal discípulo del pitagórico Apolonio de Tiana, quien, cuestionado por el rey de los persas sobre qué debía hacer con sus riquezas, le instruyó:

- “Gástalas. Para eso eres rey”. (La Gaceta Intereconomía)

Enlace relacionado en 'Tercio de Pinceles' blogspot:


Naipe dedicado a "El Soldado" pintado por el gran Ruano Llopis


viernes, 4 de julio de 2014

¡NO! A LA CACHONDERIA / Por Bardo de la taurina


 "...quienes anuncian un corridon de seis pavos provenientes de la cabaña brava ‘De La Antigua’, esos que cría el señor de la sobriedad y el abolengo, la casta y la bravura Don Jorge de Haro González, lo que garantiza que los toros a flor de piel lustrosa luzcan, la edad, el trapío que coronan las cornamentas intactas de los bureles..."

¡NO! A LA CACHONDERIA

Bardo de la taurina
Ante el inminente arranque del serial novilleril defeño, propongo a la empresa que le dé forma a un consejo calificador que se encargue no de premiar a los novilleros que estén bien, ¿Qué a eso vienen no?, sino de señalar a aquellos que no tienen patas pa’ gallos, en lo artístico, en lo técnico, en las hechuras físicas, en el carácter, en el valor y que a esos chamacos les hagan el enorme favor de cerrarles las puertas de la monumental y de todas aquellas plazas en la que la empresa de la México tiene injerencia, pues a como están de escasas las oportunidades y de difícil la adquisición de novillos dignos como son los que la afición espera y debe de exigir salgan por la Puerta de Toriles, las cachondearías no caben y lo que sí cabe es aplicar aquello que mucho ayudara a la fiesta quien no estorbe, así que no perdamos de vista que esta profesión es o debería de ser digna, verdadera y honrada y más aún está reservada para los apóstoles de la entrega, el valor y la enjundia de quienes será el reino de la seda y el oro, los demás a pelar gallo con sus disfraces de seudo novilleros, para no agriar las conciencias de quien los programe.

Y solo decirle a usted que esta columna está plenamente consciente que lo escrito en las letras que anteceden puede sonar duro y es porque la realidad no siempre es un turrón y mucho menos en este galimatías que por su propia naturaleza se presta al espejismo, más seamos sinceros ¿Qué se gana con dejar que los chavales en buen número se engañen y que además piensen que engañan a la fiesta? Y esto en parte se da porque ellos mismos ven a otros compañerines que no tienen nada y ahí siguen e incluso los repiten una y otra vez, razones las hay que van desde, la suerte, el poderío del billete, el tráfico de influencias, las componendas hasta las equivocaciones en apreciaciones, más todo ello habría que tratar de evitarlo en aras de una fiesta más digna donde prevalezca la ética de montar festejos con novillos solventes y con novilleros ídem y no que se rellenen carteles con cuadrúpedos indecorosos y con chavales aptos pa’ la jornalearía y no para la grandeza. 

SANTA CLARA, TRAPIO DE LA ANTIGUA

La Fiesta de los Toros y los Toreros por tradición se logra a plenitud cuando en ella convergen eslabones puntales de la misma como los que se fundirán el venidero 18 de Agosto, día que Santa Clara Coatitla, se vestirá de luces al son de ‘La Tradicional Feria Donde El Toro ¡ES TORO!’ y es que la Asociación Taurina de la sede que preside flamantemente el ganadero de dinastía Don Mario Rodríguez Rodríguez, mandamás de la divisa tabaco y celeste que corresponde a ‘Cerro Gordo’, dehesa que fue fundada el año en que se inauguró la Plaza México, que lo fue 1946 y para mayores referencias les diré que esta es la ganadería más cercana al Distrito Federal, bueno, después de este breviario informativo volvamos a retomar el comité en funciones donde resalta la solvencia del buen manejo del parné que ejecuta Don Fernando Ramírez Acevedo, en su calidad de Tesorero a la que se suma la eficacia y el andar de relojito que a la organización le imprime Doña Norma Rojas González, desde el secretariado, quienes anuncian un corridon de seis pavos provenientes de la cabaña brava ‘De La Antigua’, esos que cría el señor de la sobriedad y el abolengo, la casta y la bravura Don Jorge de Haro González, lo que garantiza que los toros a flor de piel lustrosa luzcan, la edad, el trapío que coronan las cornamentas intactas de los bureles, los que sin duda subirán el miedo al tendido y como no va a hacer así, subrayando como muestra el Toro ‘Bardiano’ (¡Que Honor!, Ganadero Chipen, le entrego mi Gratitud Encendida) marcado con el número 100 en los costillares castaños y que cuando pase por la romana seguro va a llevar el fiel arriba de los 500 kilos rebosantes de trapío, a esa señora corrida le harán los honores en mano a mano José Mauricio y Mario Aguilar coletudos que tienen la onza y que requieren de darle brillo en esta luminosa oportunidad que se les presenta porque eso será el verse acartelados en una fecha que les ofrecerá a través de los bureles ‘De La Antigua’, que su posición sea revalorada pues triunfar ante ese encaste, sí que es de tomárseles en cuenta.

A todo ello hay que sumarle que los carteles del magno evento vendrán aromatizados con el arte bravío del adonis pictórico que brota de los pinceles del maestro Jorge Matchain, quien a su vez de la espuerta de los recuerdos rescató una estampa histórica donde se aprecia al torero sudamericano César Faraco, embarcando en suerte de Gaonera a un ‘tío’ de ‘Cerro Gordo’, allá por principios de los años sesenta del antiguo siglo, sin que en la pintura falte el hermoso campanario de la iglesia regional, los aficionados tras la trancas de la placita de aquellos ayeres y el espíritu festivo que solo Jorge Matchain plasma con sentimiento profundo 

Así que desde ahora vámonos reservando para caer temprano a la pulquería por antonomasia que lo es ‘La Palma’ la que fuera fundada en 1917 y que hoy la dinastía de la familia Soberanes en tercera generación sigue manteniendo como un tinacal de la historia de México con su solar a cielo abierto sus curados curativos de piñón, ostión. cacahuate y de todo lo imaginable, sus viandas sabrosonas en donde la barbacoa de hoyo es manjar de dioses, su música viva que alegra el alma torera y de ahí a ‘pincel’ al albero torero con el pañuelo blanco a la mano, el Botarrón de vino al lomo, el puro encendido, el clavel reventón y el ánimo en el corazón, Santa Clara, Donde el Toro es Toro.

LO CONTABLE DEL TOREO

Clementina Navarro Caballero dama que en mano a mano forma cartel con ‘Pepe’ González Espinosa el que hace treinta años monta la legendarias ‘Noches de Ensayo’ donde el sello es la música y como no lo va a ser, si ambos personajes traen el son a flor de piel, esto amén de su entusiasmo a la Fiesta brava y a la rumbera de ahí que por su ‘cueva’ siempre se recordara a Marcial Alejandro el que con la autoría del ‘Fandango’ se subió a los cuernos de la luna allá en Sevilla al adjudicarse la OTI en la voz de Eugenia León y con la interpretación del ‘Martirologio a Manolo Martínez’ abrió la Puerta Grande del repertorio taurómaco, sabroso escuchar a Magia la cantaora oficial de los toreros quien recién estreno su huapango ‘Guerreros Gigantes’ en memoria del Cabo mártir Eduardo del Villar y en honor a los Forcados Hidalguenses, hoy por ahí desfilan luminarias de la talla del cantautor Rafael Mendoza, quien en lo musical y en lo cultural alcanza notas tan elevadas que le dan para entender la convergencia de todas las artes en la Fiesta Brava a cuyo respecto nos dice ‘El Torero nos ha regalado toda una hermosa Toreografía’, las declamaciones del poeta Guillermo Ordoñez, el anecdotario del Arq. Agustín Hernández, en cuya placita particular toreara el mismísimo ‘Manolete’, las charlas culturales del Arq. Carlos Flores Marini, galardonado con el Premio Nacional, los recuerdos de Don Rodolfo Maza, descendiente de Margarita Maza de Juárez, el sentimiento de Julieta Bermejo, la que en el apellido lleva la fama, el virtuosismo en el piano de César Machuca, las tarolas jacarandosas del internacional Eduardo Chabat, y la gastronomía de Laura Moran, a quien en la preparación de la Tortilla Española nadie se la gana, en fin ese elenco ni el legendario Waikikí lo conjuntaba en sus mejores noches, bueno este preámbulo de luces viene en un afán de orientar a los empresario, ganaderos, toreros, médicos y por supuesto a los aficionados, como es misión de servicio en esta columna en todo aquello que ataña a los taurinos en lo cotidiano y que hoy toca en lo que más nos duele que es el tema hacendario, por ello vaya la recomendación sobre a quién acudir para estar a buen resguardo de esa embestida que es la de las Reformas Fiscales, así que taurinos la localización de la contadora que con pleno conocimiento y dominio les puede echar la mano en esta faena que todos tendremos que enfrentar ante la bravura del SAT es; C. P. Clementina Navarro Caballero, Registros Contables-RCAM, cjnavarro40@hotmail.com / 5689 - 7011

domingo, 29 de diciembre de 2024

Un gran artista catalán escribe sobre un buen torero catalán / por Andrés Amorós

 
Corrida de toros en la Plaza Monumental de Barcelona en 2007 antes del cierre. GTRES

Aunque muchos lo ignoren, mañana mismo podrían anunciarse corridas de toros en la Plaza de Barcelona. Si eso no sucede es por el miedo del empresario al clima antiespañol que muchos han impuesto allí: así de triste es la situación...

Un gran artista catalán escribe sobre un buen torero catalán

Andrés Amorós
Aunque muchos ignorantes lo desconozcan y muchos independentistas lo nieguen, la realidad histórica indiscutible es que Cataluña ha tenido una muy amplia y rica tradición taurina, que nace ya con los juegos populares con el toro, a fines de la Edad Media.

La prohibición que decretó la Generalitat catalana, el 28 de julio de 2010, pretendía basarse en la protección de los animales. La auténtica realidad era otra: como se escuchó entonces en el Parlamento catalán, se quería suprimir la Fiesta porque «huele a España» (frase textual). A la vez, se blindaban los correbous, sin preocuparse de si en ellos sufren o no los toros, por su gran arraigo en algunas zonas catalanas.

Participé entonces en la discusión en el Senado español y puedo certificar que varios representantes de partidos políticos catalanes declararon allí que, a ellos, la Fiesta les daba igual: lo que no soportaban es que el Estado español tuviera competencias culturales en Cataluña… Ése es el quid de la cuestión.

Luego, el Tribunal Constitucional derogó esa prohibición. Aunque muchos lo ignoren, mañana mismo podrían anunciarse corridas de toros en la Plaza de Barcelona. Si eso no sucede es por el miedo del empresario al clima antiespañol que muchos han impuesto allí: así de triste es la situación...

No voy a aburrir al lector repitiendo lo que he publicado muchas veces. Me basta con recordar, esquemáticamente, que en Cataluña han existido muchos elementos básicos de la cultura taurina.

Plazas de toros

En Barcelona coexistieron tres Plazas: El Torín (en la Barceloneta), Las Arenas y la Monumental. Su prestigio taurino era muy grande. Un solo ejemplo: allí tomó la alternativa nada menos que el sevillano Ignacio Sánchez Mejías, el del Llanto, de García Lorca. Barcelona fue la Plaza donde actuó más veces (127) el madrileñísimo Marcial Lalanda.

Toreros

Han sido matadores de alternativa cerca de una treintena de toreros nacidos en Cataluña, desde Peroy, a fines del XIX. Luego, Gil Tovar, Eugenio Ventoldrá, Mario Cabré, Joaquín Bernadó, los hermanos Corpas (mi amigo Paco nació en Las Arenas, donde su padre era conserje), José María Clavel, Ángel Lería, Enrique Patón, César Pérez, Manolo Porcel, Marcos Sánchez Mejías… Ahora mismo, Finito de Córdoba y Serafín Marín. Además, han sido ídolos de Barcelona, aunque no hayan nacido allí, toreros como Carlos Arruza, Chamaco, José Tomás…

Empresarios

Quizá el más importante de todos los empresarios taurinos de la historia ha sido don Pedro Balañá, del que ha publicado una excelente biografía Josep Guixá (Balañá, el mayor espectáculo del mundo).

Críticos

Uno de los más prestigiosos ha sido el excelente escritor catalán Néstor Luján. Ahora se acaba de reeditar su muy interesante Historia del toreo.

Estudios históricos

Dan amplia información sobre los toros en Cataluña, entre otros, los libros de Salvador Balil (Viaje por la Barcelona taurina); el recientemente fallecido Fernando del Arco (Toreros de Cataluña); Raúl Felices (Catalunya taurina); Antoni González (Bous, toros i braus)… Los políticos independentistas aprenderían mucho si le dedicaran un poquito de tiempo a leer estos libros.

Aficionados

Lo ejemplifico en un solo nombre: Luis María Gibert, presidente de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, mi inolvidable amigo, reaccionó contra la prohibición poniendo en marcha una Iniciativa Legislativa Popular en favor de la Fiesta, que logró reunir más de 500.000 firmas, en toda España. Esto desembocó en la Ley 18/2013, del 12 de noviembre, que incluye la Tauromaquia como patrimonio cultural digno de protección: es la Ley que ahora pretende derogar el inculto ministro de Cultura.

Añado un dato de actualidad. Se acaba de publicar –por primera vez, en castellano– la novela El catalán de la Mancha (ed. El Paseíllo, con traducción y prólogo de Juan Carlos Rodríguez), en la que una figura catalana tan importante como Santiago Rusiñol toma como modelo al torero catalán Eugenio Ventoldrá.

Rusiñol (1861–1931), escritor y pintor, es uno de los maestros indiscutibles del modernismo catalán. Fue amigo de Picasso, formó parte del grupo que se reunía en Els quatre gats. Los aficionados a la música deben saber que, con su gran amigo Ramón Casas, disfrutó Rusiñol de la vida bohemia de París, viviendo en Le Moulin de la Galette. Allí, retrató varias veces y protegió a un músico al que muy pocos hacían caso: el extraordinario Erik Satie, que estaba entonces componiendo sus Gymnopédies y sus Gnossiens.

Merece la pena visitar, en Sitges, el Museo del Cau Ferrat, un verdadero templo del modernismo: era la casa-taller de Rusiñol, que él donó al pueblo. Allí le visitaron, entre otros, Albéniz, Granados y don Manuel de Falla (en la época en que escribía sus Noches en los jardines de España).

Se enamoró Rusiñol de los jardines de Aranjuez: se convirtió en su gran pintor. Por eso, Ramón Pérez de Ayala le dedicó su precioso poema Jardines del alma, que concluye, a la manera clásica, con este envío:

«Santiago, tus pinceles poetizan

las cosas, con clarividente

emoción, y en tus parques se deslizan

las almas silenciosamente».
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Fue precisamente su estancia en Aranjuez lo que llevó a Rusiñol a escribir su novela El catalán de la Mancha, de evidentes resonancias cervantinas. Muestra el contraste entre un catalán anarquista y los pacíficos habitantes de un pueblo manchego. Paradójicamente, el hijo de ese revolucionario catalán descubre allí la Fiesta e intenta ser torero.

Para dibujar ese personaje, se basa Rusiñol en la figura de un matador de toros catalán, Eugenio Ventoldrá, nacido en Barcelona en 1894. Fue una figura popular, muy querida por la afición: en su ciudad natal, tomó la alternativa, en 1923, y le dedicaron dos peñas taurinas. Los percances limitaron el número de sus actuaciones, pero recibió el sobrenombre de «El rey del volapié», por su maestría, en esta difícil suerte.

La revista Gutiérrez sirvió de plataforma para lo que se ha llamado «la otra generación del Veintisiete», la del humor. En ella escribieron Neville, Tono, Mihura, K-Hito… El 9 de junio de 1932, Gutiérrez publicó una caricatura del diestro y este poemita, titulado «Ego sum Eugenio Ventoldrá»:

«Ventoldrá volvió a la lid

y, como el noy es valiente,

ha de aplaudirle la gente

en Tarrasa y en Madrid;

que en arrimarse consiste

la apoteosis triunfal,

porque en la arena no existe

el hecho diferencial».
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Hace casi cien años, los humoristas de vanguardia, los mismos que fueron a Hollywood, se tomaban ya a broma esa matraca del «hecho diferencial», que tantas latas ha dado y sigue dando…

Un gran pintor y escritor catalán, Santiago Rusiñol, se inspiró en un buen torero catalán, Eugenio Ventoldrá. ¿Le suena algo de todo esto al ministro Urtasun?