la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 17 de diciembre de 2017

Manuel Rodríguez "Manolete" en los pinceles de Marcial Ortíz.


Personal homenaje de Marcial Ortíz a tan grandioso
 torero en este año del centenario.


Durante este año del centenario de Manolete,  estamos contribuyendo en este medio, 'Del toro al infinito', a rememorar las gestas y gestos de este irrepetible torero, y muy especialmente haciéndonos eco de los actos y actividades que tan brillantemente se han venido celebrando en su cordobesa ciudad natal. Seguimos en el camino y recogemos la admiración que sigue despertando el "Monstruo" para inspirar a un gallego ilustre como es el pintor Marcial Ortíz que, como él mismo afirma, "pertenece al club de los fascinados por la figura de Manolete y que también lo pintó".
Es deseo del propio artista que a su excelsa obra la acompañe
 el comentario de ella que hizo  Fernando Claramunt  en su libro "La mirada del torero" pag. 192.


“No es indispensable, aunque sí muy afortunado privilegio, nacer en Córdoba para recrear el recuerdo de Manuel Rodríguez. A punto de corregir pruebas de imprenta de este libro, recibo de su autor la foto en color de su hermoso retrato pintado en La Coruña por un artista nacido después de 1947. Devotísimo aficionado a nuestra Fiesta Nacional, ha interpretado con exquisita sensibilidad el estado de ánimo del torero, tanto como el de aquella España que parece terminarse la tarde del 29 de agosto. El artista se llama Marcial Ortiz Martín

“Manolete” de violeta y oro, el capote sobre el antebrazo izquierdo, con la montera bien hundida hasta las cejas. Al fondo de la tela está toda España en un ilimitado crepúsculo. Todas las Españas del toro se dejan representar en una sola tarjeta de visita: el muro blanco de la plaza, con las últimas luces del día que se va. Tonos ocres, brillos de oro viejo, rescoldos de grana y de granate oscuro, dan solemnidad a un ocaso antes de que llegue el azul noche, que ya se adivina. El retrato parece contar sin palabras el drama que los periódicos de la época repitieron tantas veces: la larga noche de agosto en el hospital de los Marqueses de Linares

Han cubierto al torero exánime con un capote de brega, porque no había mantas. “Manolete” sentía frío mientras se desangraba sin remedio. Era preciso resucitarlo, con una breve lengua de fuego de Pentecostés sobre su cabeza. Lo ha hecho nuestro nuestro querido pintor Marcial Ortiz Martín. Desde La Coruña, con veneración y respeto al torero que mejor ha encarnado la dignidad y la melancolía de una manera española de ser, nos llega este retrato estremecido. La magia del pintor Marcial Ortiz Martín tiende un arco iris a través de su muy auténtico retrato psicológico, hasta la “soleá” del Sur desde la “saudade” de su entrañable y españolísima Galicia. Sépanlo los amigos de Córdoba y los de México.”


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