“Joaquín Bernadó, hilo De Seda y Oro”, es un libro escrito por Juan González Soto, de redomendada lectura en estos días navideños. El director de la editorial, José Luis Ponce, ha creado una importantísima y extensa colección que es toda una referencia. Este libro obtuvo el XIII Premio “Fábula Literaria Vicente Zabala“. Su autor, Juan González Soto, escribió este volumen fruto de entrevistas e investigaciones en bibliotecas y hemerotecas, para reflejar la carrera del diestro catalán, basándose en las crónicas más destacadas que se escribieron sobre el.
La afición catalana sigue viva, a pesar del procés
La población en general, y los aficionados taurinos en particular, están hasta la coronilla. Hasta la cresta, y hasta otras muchas cosas, del tema de Cataluña. Llevamos ya más de un año, en el que el mono tema es Cataluña y venga Cataluña.El referéndum, el 1 O, las manifestaciones, el proceso y ahora las elecciones. El tema es cansino hasta decir basta. Agotador hasta la náusea.
Sin embargo, a pesar de las presiones y los procesos, en Cataluña se sigue hablando de toros y viviendo la fiesta de los toros. Es por ello que ahora es oportuno traer a colación un libro de temática taurina, y editado por una de las editoriales más activas en la publicación de libros taurinos. Concretamente, la editorial catalana Bellaterra. Y un libro que trata sobre la biografía y la trayectoria profesional de uno de los matadores de toros catalanes más importantes que ha dado la historia de la tauromaquia: Joaquín Bernadó.
Y es que la publicación taurina de la citada editorial, titulada “Joaquín Bernadó, hilo De Seda y Oro”, es un libro escrito por Juan González Soto, de redomendada lectura en estos días navideños. El director de la editorial, José Luis Ponce, ha creado una importantísima y extensa colección que es toda una referencia. Este libro obtuvo el XIII Premio “Fábula Literaria Vicente Zabala“. Su autor, Juan González Soto, escribió este volumen fruto de entrevistas e investigaciones en bibliotecas y hemerotecas, para reflejar la carrera del diestro catalán, basándose en las crónicas más destacadas que se escribieron sobre el. Completa el libro un álbum de fotos, procedentes de la colección particular de la familia Bernadó.
Joaquín Bernadó quiso ser torero desde el día que sus padres le llevaron a la plaza para ver torear a Pepín Martín Vázquez. Hay que destacar que, en su momento, Barcelona fue la única ciudad que tuvo tres cosos ffuncionando todos a la vez: La Monumental, Las Arenas y La Barceloneta.
Joaquín Bernadó Bartomeu nació en Santa Coloma de Gramanet el 16 de agosto de 1935. Cuando aún no había cumplido los quince años tomó parte en un festejo menor que tuvo lugar en Manresa el día 25 de mayo de 1950. Sin embargo, y a pesar de sus tempranos inicios en el toreo, cursó la carrera de Comercio, aunque pronto abandonó estos estudios para consagrarse de lleno a su vocación taurina. Tras tomar parte en numerosas novilladas sin picadores, el 15 de mayo de 1953 debutó con picadores en Ledesma.
El 25 de abril de 1954 se presentó en Vista Alegre para despachar un encierro de Ortega Estévez, acompañado por Vicente Escribano y Alejandro Valiente. En el transcurso de su primera campaña como novillero triunfó en Valencia y Barcelona, para acabar cerrando aquella temporada con cuarenta y una novilladas. El mes de julio de ese año 1954, el célebre crítico K-Hito escribía: “De no estar probado que Joaquín Bernadó ha nacido en Santa Coloma, habría que pedir su partida de nacimiento a la parroquia de Santa Ana, en Sevilla, junto a la cerámica trianera. ¡Qué sabor, qué color y qué olor de torero caro! Sus verónicas parsimoniosas, sus pases de pecho más largos que el talgo, sus soberbios naturales. Aunque el novillo le pegue una voltereta, él ni se despeina. Joaquín Bernadó es la elegancia con montera“.
En 1955 afrontó importantes compromisos, como el de Sevilla el día 15 de mayo de 1955, o el de Madrid, donde hizo el paseo el 23 de junio junto a Miguel Martin Montenegro y Jaime Ostos. Al término de aquella temporada se situó en los puestos cimeros del escalafón novilleril, sumando un total de sesenta y tres ajustes.
Inició la campaña de 1956 con su alternativa, que se celebró el día 4 de marzo de marzo en Castellón teniendo como padrino a Antonio Bienvenida con Julio Aparicio de testigo. El toro del doctorado, de Manuel Arranz fue Carolo. Y tres meses después, el 10 de junio de 1956, confirmó el doctorado apadrinado por Mario Carrión con Joselito Huerta de testigo. Aquel año hizo el paseíllo en treinta y dos ocasiones.
La siguiente campaña fue una de las más exitosas en la trayectoria profesional, sumando treinta y ocho ajustes. Se mantuvo con un promedio de veinticinco actuaciones durante las siguientes campañas y a finales de 1961 cuando cruzó por vez primera el Atlántico. Permaneció en activo durante las décadas de los años sesenta y setenta, y aún llegó a torear hasta bien entrado el decenio siguiente. Entre sus éxitos más sonados, cabe recordar el alcanzado en Las Ventas el día 30 de abril de 1967, cuando dio dos vueltas al ruedo después de haber malogrado, por culpa de un pésimo manejo de la espada, una soberbia faena a un astado de Alonso Moreno de la Cova. Un año antes había cortado en Sevilla una oreja a un toro de la ganadería de Miura.Y el día 3 de septiembre de 1972 protagonizó el gesto de encerrarse en solitario, en Barcelona, con otros seis ejemplares de Miura.
El tratadista Juan Soto Viñolo decía de él: “Joaquín Bernadó tiene su sitio entre los mejores. Lo muestran su arte, su técnica, su galanura, su madurez. Ha ganado larga y honradamente ese sitio. Se lo viene ganando desde hace tiempo, dictando lecciones magistrales de toreo cada tarde que pisa la arena. Logra la lidia requerida a cada res, y deja sobre el ruedo el perfume de su toreo reposado, ligado y hermoso con la muleta planchada, tersa como una cartulina roja“.
Una vez retirado, siguió ligado al planeta de los toros desde su nuevo trabajo como profesor en la Escuela de Tauromaquia del Ayuntamiento de Madrid,
Más tarde, reapareció el día 19 de abril de 1987 en Barcelona, donde despachó reses de Sepúlveda en compañía de Lucio Sandín y Manuel Cascales. En 1990 abandonó definitivamente el ejercicio activo del toreo el día 18 de mayo en Madrid acartelado con El Fundi y Juan Cuéllar. Se lidiaron aquella tarde reses pertenecientes al hierro de Puerto de San Lorenzo.
Aunque nunca llegó a alcanzar la condición de gran figura del toreo, el diestro barcelonés encarnó la elegancia y la sobriedad clásicas. Así describe a Bernadó el Cossío: “Torero elegante, de muy finas maneras, con manifiestas desigualdades en su dilatado quehacer taurino, sus reiteradas deficiencias en el manejo del estoque le han privado en múltiples coyunturas de conseguir trofeos“.
Por su parte, el escritor Carlos Abella asegura: “Siempre salió a los ruedos y de ellos con la misma imagen aseada, limpia y pulcra. Buen veroniqueador, le gustó torear a pies juntos con el capote y muleta, y con ésta fue a la vez artista y pulcro y atesoró un acusado sentido del temple. Torero variado, inventó la bernardina, una especie de manoletina pero con la muleta cogida al revés. Su fallo fue la espada, y ahí perdió, año tras año, triunfos legítimos, sin que con el paso del tiempo adquiriera mayor habilidad. Fue un buen lidiador y un torero con personalidad e interés para aguantar en el candelero tantas temporadas “
Bernadó reflexiona en el libro sobre su trayectoria: “Llega la hora de preguntarse por qué he sido torero, mejor sería decir matador de toros. Bueno, por qué he sido matador y sigo siéndolo, ¡ojo!, que de esto no se quita uno así como así, sin más ni más. Creo que tiene mucho que ver que desde el principio, cuando yo era pequeño, mis padres me llevaron a los toros. En ese momento te entra por los ojos, te entra por los ojos lo que es, claro, la fiesta, los toros como fiesta. Después llega un momento en que me dije, acaso soñando, porque estas cosas que uno se dice de pequeño no sabes si son realidad o son fantasía: Yo también voy a hacer esto. Yo también voy a torear.”
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