La ultraizquierda ha quedado retratada una vez más como una amenaza para la convivencia entre los españoles. No hacemos responsable sólo a la ultraizquierda de lo que sucede. Las intenciones de la ultraizquierda nunca fueron oblicuas. El terror de la derecha panfilista liberal a los métodos matonistas de la izquierda les hace también ser cómplices de este desastre en que se ha convertido la vida española.
Dos ultraizquierdistas atacan a un hombre por llevar tirantes con la bandera española y lo dejan en muerte cerebral en Zaragoza.
La ultraizquierda ha quedado retratada una vez más como una amenaza para la convivencia entre los españoles. No hacemos responsable sólo a la ultraizquierda de lo que sucede. Las intenciones de la ultraizquierda nunca fueron oblicuas. El terror de la derecha panfilista liberal a los métodos matonistas de la izquierda les hace también ser cómplices de este desastre en que se ha convertido la vida española. Nada regocija más a la izquierda para el cumplimiento de sus siniestros objetivos que la laxitud de sus oponentes, el debilitamiento de la autoridad y, más aún, la infiltración en algunos órganos de personas de su confianza.
Nada podrá hacerse contra esta terrible patología social que es el encanallamiento de la izquierda radical española si una parte del Estado, de la sociedad civil y de la derecha social no se comprometen a una lucha sin fisuras, eficiente y sistemática contra ella. Esa lucha mancomunada nunca será posible mientras haya tanta indolencia moral, tanto panfilismo ideológico y mientras existan sectores dentro del PP cuyo compromiso no sea proporcional a la gravedad del desafío. Nuestro país desde hace tiempo no tiene visión de futuro real, no hay una política clara de Estado, no hay voluntad de revertir el curso comatoso de esta enfermedad que a todos nos alcanza.
Es un error que el PP siga confiando en su política de pactos y de cesiones con los que alimentan la espiral de odio contra los millones de españoles que no pensamos como ellos. Es un error creer que esta izquierda no intentará volver al poder al precio que sea. En ello le va no solo la salud económica sino también la culminación de la gran tarea iniciada por Zapatero para la demolición del edificio que fue levantado sobre cimientos morales que son antagónicos al de ellos. Dicha demolición tiene a dos de sus principales colaboradores en los separatistas catalanes y en una gran parte de los medios de comunicación.
La agresión se produjo en la calle de Antonio Agustín, en la zona de bares de Heroísmo (Heraldo). |
En muerte cerebral
Víctor L., de 55 años está en muerte cerebral a causa de la brutal y gratuita agresión sufrida el pasado día 8 por parte de dos jóvenes ultraizquierdistas que le atacaron por la espalda y le golpearon en la cabeza con una barra de hierro. Su estado es irreversible dada las gravísimas lesiones cerebrales causadas y, según han comunicado los médicos a sus allegados, el fatal desenlace es inminente, informa Heraldo.
La víctima, natural de Tarrasa (Barcelona) pero vecino de Zaragoza desde hace años, fue golpeada en la calle de Antonio Agustín, junto a Heroísmo, por dos jóvenes que previamente se habían metido con él por llevar unos tirantes con la bandera de España. Los tres habían coincidido sobre las 2.30 en discobar de la zona, muy frecuentada los jueves por ser el día del llamado ‘juepincho’. Al parecer, dentro del local cruzaron unas palabras en relación a sus respectivas ideologías, empezaron a discutir y le llamaron “facha”. Él, según sus amigos, contestó a los insultos y decidió marcharse del bar.
Pero cuando Víctor L. abandonó el local, los dos jóvenes salieron tras él y uno de ellos le golpeó por detrás con una barra de hierro, aunque también pudiera tratarse del sillín de una bicicleta, según explicaron sus amigos. Aunque el dueño del local se dio cuenta de que iban a por él y le llegó a advertir a gritos del peligro, cuando Víctor se quiso volver ya no se pudo defender y cayó desplomado al suelo a causa del violento golpe. Una vez en el asfalto y totalmente indefenso, los dos agresores le dieron aún varias patadas en la cabeza y huyeron del lugar con sus respectivas parejas.
“Cuando yo llegué al lugar, los servicios sanitarios de emergencia le estaban reanimando, pero ya no pudieron hacer nada por él”, explicó ayer un amigo. Víctor L., un hombre fuerte y corpulento, ingresó en el hospital Miguel Servet con un severo traumatismo craneoencefálico. Los médicos observaron que presentaba cuatro coágulos en el cerebro y decidieron inducirle un coma para descomprimir la zona. A pesar de los cuidados médicos, ayer comunicaron a la familia su estado de muerte cerebral.
Tras conocer los hechos, la Policía abrió una investigación, de la que se ha hecho cargo la Brigada de Información de la Jefatura Superior dado que los autores parecen ser radicales de izquierda o incluso pueden pertenecer a algún grupo antisistema. Los agentes contaron con la ayuda de testigos que les dieron la suficiente información para saber que uno de los agresores había pagado con una tarjeta días antes en un bar de la zona.
Al final, las gestiones policiales practicadas durante los tres días siguientes dieron como resultado la detención de uno de los agresores, cuya identidad no ha trascendido. Por el momento se desconoce si se trata del autor material del golpe propinado con la barra de hierro en la cabeza o del que luego le pateó en el suelo.
“De cualquier forma, las lesiones fueron causadas entre los dos ya que lo atacaron por la espalda, sin posibilidad de defensa y puestos de acuerdo”, manifestaban ayer amigos de Víctor L., totalmente indignados por lo ocurrido. “Cobardes”, “miserables”, “asesinos”, son algunos de los calificativos con el que se dirigían a ellos.
“Hay que tener mucha maldad y muchos perjuicios ideológicos para matar a alguien por llevar una bandera de España”, manifestaron.
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