Como el sentimiento en el fútbol se debe perder, a Berizzo le han puesto de patitas en la calle dos días antes de Nochebuena y veinte días después de haber sido operado de un cáncer de próstata, del que aún se sigue recuperando.
Berizzo: sin razón y sin corazón
Para explicar el extraño "caso Berizzo" citaré a Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid, cuando, el otro día, dijo lo siguiente: "El sentimiento en el fútbol se debe perder, esto es un negocio". Ahora entiendo, y más aún después de haber escuchado las sabias palabras de Cerezo, que Antoine Griezmann haya dejado caer dos o tres veces que él se quiere largar del Metropolitano e incluso que su entorno más cercano haya entablado negociaciones con el Fútbol Club Barcelona. No comprendo por qué, si el sentimiento debe perderse en el fútbol, el Atlético de Madrid eleva entonces una queja formal ante la FIFA porque el actual líder de la competición española se dedique a toquetear por debajo de la mesa a su jugador franquicia. Y, siguiendo la estela del máximo mandatario colchonero, sí tiene todo el sentido que el Cholo Simeone le eche un rapapolvo público, y sin venir en absoluto a cuento, a Fernando Torres, el mayor símbolo atlético desde Luis Aragonés y José Eulogio Gárate, para defender a un jugador que lleva aquí tres años y ya se quiere marchar. ¿Sentimientos? ¿Para qué los queremos?
Eso debieron pensar también ayer los accionistas del Sevilla cuando tomaron la decisión comercial de prescindir del trabajador Berizzo: "No hay nada personal, sólo son negocios". Cuando, en El Chiringuito del jueves, Rafa Almansa, compañero de la Cadena Cope, desveló que el club andaluz estaba sopesando destituir al entrenador, en el plató se hizo un profundo silencio y nadie entendió absolutamente nada. El Sevilla, que tiene el quinto presupuesto de la Liga, está precisamente quinto por detrás de Barça, Atlético, Valencia y Real Madrid; además, con Berizzo en el banquillo, el equipo está clasificado para los octavos de final de la Champions (me temo que, ni con el inventor del fútbol dirigiendo los entrenamientos, sea probable que eliminen al United) y también en la siguiente ronda de la Copa del Rey. ¿Entonces? ¿Qué quieren? ¿Gracia o Caparrós, que son los dos entrenadores que suenan, lo harían mejor?...
Como el sentimiento en el fútbol se debe perder, a Berizzo le han puesto de patitas en la calle dos días antes de Nochebuena y veinte días después de haber sido operado de un cáncer de próstata, del que aún se sigue recuperando. Lo siento mucho pero me resulta imposible de toda imposibilidad no referirme a la situación personal de Eduardo Berizzo para analizar su destitución como entrenador sevillista, y no soy una excepción puesto que casi todo el mundo recuerda hoy el problema médico por el que está atravesando el entrenador argentino. Actualicemos pues: el sentimiento se debe perder, según Cerezo, porque, y esto es de mi propia cosecha, la lógica del negocio se perdió hace ya varios lustros. Sin sentimiento y sin lógica, sin corazón y sin razón, este deporte se ha convertido en un O.K. Corral en el que alguien como Berizzo, un tipo elegante y educado, alguien que jamás saca los pies del tiesto, está fuera de lugar, sale borroso y desenfocado... afortunadamente para él. Suerte, Toto.
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