un desperdicio de pintor por tocar el tema taurino”.
EL TOREO HECHO ARTE. LA PINTURA.
Gracias a Don Juan Lamarca hablamos con un gran talento de la pintura, Diego Ramos. El artista colombiano brilla por todo el mundo con sus obras. En una época en la que el arte parece dar la espalda a la tauromaquia el pintor brilla con sus obras taurinas.
Pese a su precocidad en la pintura, usted intentó ser torero.
Estuve en la Escuela Taurina de Cali intentándolo. Cuando terminé mis estudios de secundaria vine a la Escuela Taurina de Madrid pero vi que no tenía valor. Cuando vi el novillo cogí los pinceles.
La pintura nace con usted.
Con 13 años estudié Bellas Artes. Con eso se nace. Yo nací con una afición desmedida para dibujar, no soy yo el que debe decir si facilidad. Desde que tengo uso de razón estoy pintando. Es lo que hago casi a diario.
En los talleres de vacaciones al acabar el colegio me aconsejó un profesor teniendo yo trece años. A los meses ya me pasaron a un taller de adultos, de más nivel, yo lo veía como algo natural. Todo lo he ido dirigiendo como llegaba.
En mi trayectoria pocas veces estoy contento, no con todo lo que hago estoy a gusto. Es la receta para avanzar. La pintura es algo natural, como el toreo. Comparando con el toreo las cosas deben ser naturales para que fluyan. Hay días que no salen, años en los que te atascas. Eso hace tan difícil este arte. Me preocupo, intento que salga bien cuidando los patrones clásicos, académicos. Busco no hacer cuadros como fotocopias.
¿Por qué con ese don quiso ser torero?
Ambas aficiones van de la mano. Es como el que es músico y le gusta el deporte. Son artes, se parecen muchísimo, las dos son muy mentales. Son dos cosas que me apasionan. Tengo amigos toreros y banderilleros. La tauromaquia me encanta y con esa edad -13 o 14 años- debes probar, bendito sea. Eso me alimenta, ha recargado de sustancia la pintura. Decía Roberto Domingo que se pintaban mejor los toros cuando se sabía torear. Para pintar toros, si sabes torear, lo controlas más. Decía Belmonte “se torea como se es”, el que pinta bien toros es porque sabe coger los trastos, es verdad. Si miramos a los artistas especializados en pintura taurina muchos de ellos han querido ser toreros: García Campos, Goya, Parra…
Cita usted a Goya, ¿qué piensa de esa teoría antitaurina sobre el pintor?
Es una absurdez de los antis para minar nuestra cultura.La manera que pinta los toros en esa época trágica en la que morían los caballos, en la que no había enfermerías… No tiene fundamento esa teoría que parte de algún iluminado que se mete con el toreo. A mí me hizo sonreír. Una imagen vale más que mil palabras y su obra ahí queda.
Hablemos de la pintura taurina, ¿cómo ha sido su evolución?
Mala, se ha evolucionado muy lento. Desde los años 30-40, época de oro de la pintura taurina con Ruano Llopis y Roberto Domingo, se ha evolucionado muy poco. En esa época estaba un Picasso aficionado que era fuerte no solo en tema taurino. Roberto Domingo marca una escuela de cartelismo. Juan Reus, García Campos, Saavedra, Antonio Casero.. fueron buenos pero tuvieron siempre al maestro por delante. Ese estancamiento nos hizo daño y la pintura no ha evolucionado a la par de la fiesta. Seguimos siento antiguos. Las pocas aportaciones de pintura han venido fuera del toro. Botero, maestro, y Miquel Barceló. Desde el núcleo español y taurino se ha evolucionado poco.
¿Se ha estancado la cartelería taurina salvo excepeciones como usted, Loren y Miquel Barceló?
Muestra la lentitud de España en la cultura. Me siento refugiado cultural en Francia, aquí me siento libre, Alemania nos ha adelantado. Me siento con menos peso. En España avanzamos más lento. Me costó quitarme un peso de encima que ya digerí.
El taurino tradicional, el que iba a la plaza, me seguía pidiendo el monaguillo toreando como símbolo de esa España taurina y católica. Yo eso no lo he visto en la plaza. La gente pedía eso, quería consumir eso. Escacena diseña carteles buenísimos en los 80 con Cepeda y Ojeda. Necesitamos innovar, o nos renovamos o se nos acaba la fiesta.
Todos somos canosos, falta sabia nueva, juventud. La pintura no es ajena, la sociedad es así. Nos falta promocionar la tauromaquia. Eso va en un espectáculo más movido, la taquilla, la pintura… somos ramas del mismo tronco.
Obra “Gallito en el campo”.
Nos relata el encuentro con otro genio, Loren.
Hace años tomando vinos en Mont de Marsan con él fuimos a mi exposición a las 2 de la mañana. En ese año yo tenía 26 años y hablamos del hecho que estábamos empezando el siglo XXI y que teníamos que pintar la tauromaquia del XXI. Eran Joselito, Rincón, José Tomás y Ponce los que mandaban en el toreo y pensamos que no se podía pintar como se pintaba en los años de El Cordobés, no habíamos vivido eso. Para tratar a un público más fresco y ser fieles a lo que vivimos debíamos pintar como un joven de 25 y no como un hombre de 80 años.
Muchísimas veces, delante del caballete, no es fácil.
El mundo del toro y su empresariado no son precisamente ejemplo de inversión en el futuro, ¿se puede vivir de la pintura taurina?
Puedo vivir de mi trabajo. La mayoría no viven de ello pero tengo la suerte de poder hacerlo, a veces ni me lo creo. Cuando dejé los trastos de torear dije que no lo veía, que tenía miedo. Me acerqué a López Canito, Pepe Puente… Canito me dijo hace veinte años en el Wellington, al preguntarle sobre si se podía vivir de esto, “se puede vivir con disciplina y si te lo tomas en serio”. Canito es muy buena persona y quizás pensó que lo que decía me entraría por un oído y me saldría por otro siendo tan joven, pero no, decidí intentarlo y vivo de ello.
Me peleé con mi padre, cosas de familia, cosas de niño que se cree un gallito y mi padre me cortó toda la ayuda poniéndomelo difícil pero dándome una lección de vida. Me tomé todo en serio, soy muy pasional y he dado con buena gente. La prensa me ha ayudado muchísimo. Cuando me echan un piropo diciéndome que soy el mejor miro a mi alrededor y tristemente veo que somos muy pocos.
Si hubiera más afición al toro como en la época de oro seríamos treinta pero no lo somos, somos pocos. Hay cada vez menos exposiciones de toros y los pintores ya son mayores como Canito, Escacena o el maestro César Palcios.
Habla de exposiciones taurinas, ¿cómo se comportan las galerías de arte con el mundo del toro?
No las quieren. Me han dicho buenos galeristas que soy un desperdicio de pintor por tocar el tema taurino, eso sienta como un jarro de agua fría. Me dicen que toque otros temas pero eso es como decir a Plácido Domingo que cante rock. Un galerista madrileño prestigioso me lo dijo y me lo han dicho no pocos. Lo tomas mal los primeros cinco minutos y luego analizas que tienes que pintar lo que sientes. Si pintara algo que no es mi corazón, el toro, sería infiel conmigo. Mi mente es toro, picador y torero y lo reflejo.
Usted vive ya en Francia, ¿le ha recibido mejor que España?
No. Llevo trabajando mucho con México, hay afición al toro y al flamenco. Son diferentes, ni mejor ni peor. Francia es la región sur la que tiene toros y hay más cultura. En cualquier pueblo, en una peña taurina se cuelga una exposición de dibujos y la gente la recibe de mejor modo que en un pueblo español. Ha sido cuna de pintores, España igual pero muchos se fueron como Dalí, Fortuny o Picasso. Mi esposa es de aquí, el entorno familiar estaba marcado. El cuerpo y mente me pedían salir de España. No desvelo ningún secreto, la Francia taurina goza de muy buena salud. Los toros están protegidos, toros hay muchos, hay una gran cobertura para hacer exposiciones y estás cerca de España.
¿Y Colombia?
Es mi asignatura pendiente, la tengo tristemente abandonada por mi culpa. Publico y empresas me invitan a exponer. He perdido el ritmo a mi país porque voy poco. Si Francia lleva ventaja a España en cultura y pintura a Colombia… años luz. Yo veía que me iba a costar más trabajo y dejé de ir. Tuve niños, tenía mucho trabajo, ¿para qué voy a cambiar algo que funciona? Llevo 19 años sin exponer en Colombia. Por dejadez mia, quizás falta de interés.
¿Lo ve imposible?
Por falsa comodidad. La policía te jode en las aduanas, impuestos. La gente es muy informal. Te dicen que te pagan en 3 meses, me conozco el paño. Los colombianos que consumen lo que hago me compraban en mi casa de Alcalá. Con la globalización, no he necesitado exponer en Colombia y era complicarme la vida ir para allá.
“Luces de Toledo”
¿Cómo es su relación con los toreros?, ¿se interesan por la pintura?
La relación es buena. Les admiro como fuente de inspiración para mi trabajo. Con unos tengo más feeling que con otros, depende de la relación. Hay algunos que no sienten o no se interesan por la pintura. César Rincón, Emilio Muñoz -gran aficionado a la pintura-, Paula, Morante… Hay sensibilidades compartidas.
¿Es complicado captar la casta del toro?
Sí, una de las claves para que la pintura tenga vida es que el toro esté vivo. Si el toro está sin vida, por bueno que sea el pintor, el cuadro está muerto. Sacar al toro es lo más difícil. En mis pinturas intento que no se parezcan a toreros reales pero peco de sacar a Morante y Paula. La clave es que el toro tenga vida. Esa dificultad hace que pintores muy buenos no toquen el tema. La fiesta tiene pintura, color, teatralidad. El captar la fuerza y la casta es difícil de captar por parte de muchos pintores.
¿Y la mirada del torero?
Es difícil, el gesto. Si el torero te queda mirando donde no debe el cuadro es un churro. Pintar toros tiene miga. Destruyo muchos cuadros, borro tantos como firmo. Si hago cien cuadros, destruyo la mitad. Por mi manera de trabajar, por mi nivel de exigencia eso se produce. Soy exigente conmigo y si lo rompo es porque no le veo vida. El pintar toros es muy difícil.
Esta complicación, el poco apoyo al toreo, ¿merece la pena todo esto?
Claro. Muchas veces, casi todos los días, me hago la pregunta de que hago pintando toros. A quién le interesa Gallo o el mayoral. Cada vez somos menos. Me agarroto, tomo un café y pintando subo y digo “que delicia pintar toros”. Si fracaso da igaul, lo importante es ser feliz. No soy un pintor comercial, soy un bicho raro. Un tipo egoísta, enamorado de los toros y merece la pena. Soy feliz.
“Mor-Arte”
¿Ha sentido, viendo toros, la inspiración de irse a pintar?
Sí, me pasó con Manzanares padre. Hacía las cosas tan despacio que me daban ganas de pintar. Pauloba, Manolo Cortés, Curro Díaz… esos toreros tienen esa percha pictórica.
Toreros de arte.
Te dan pinceladas. Te dan auténticos carteles de toros, no es una frase hecha. Joselito, cuando cogía la izquierda o haciendo quites floridos nos lo ponía fácil. El toreo es belleza, danza, es un arte. Por ser un arte lo defendemos. También los banderilleros como Juan José Trujillo y Fernando Sánchez tienen planta pictórica igual que Carretero y Curro Javier. Manolo Montoliú también. Los ves saliendo de un par y te das cuenta que son artistas.
Otro punto fuerte es la estocada.
Estudio a diario. Miro mucho al pasado para dar mis pasitos hacia adelante. Los buenos cuadros de toros no tienen porque tener mucha sangre. Amamos una fiesta violenta, sangrienta. El rojo es muy difícil de utilizar. La sangre no la quiere ver nadie y menos en el cuadro. El puyazo puede ser precioso pero sangre no debe tener mucha. Hay muchas cosas que encajar, no es fácil.
¿Qué opina de la fiesta sin muerte en el ruedo?
La tauromaquia sin muerte es un cuadro sin firma. El toreo es como la vida, se nace, se vive, hay pobres y ricos, hay alegría y emoción. La muerte es parte de la vida pero la sociedad no quiere verla. Hay cuadros muy hermosos del toro muriendo. Los más bonitos son toro, caballo y hombre. De Goya, Picasso, Botero los mejores son así o los tercios de vara. Esto es la esencia de la tauromaquia, el que gana y el que pierde. Si lo consigues atrapar el cuadro te dice cosas, tiene mensaje.
Es esencial ser aficionado, me queda claro.
Jaime, como empecé joven y con hambre iba a mil peñas con mis cuadros. He ido a mil exposiciones y en Francia, tras la muerte de Nimeño, hay un boom pero no todos saben interpretar la fiesta. El entender la fiesta hace que la reflejes mejor.
La última pregunta es obligada, Bogotá.
Lo miro con preocupación y optimismo. Tenemos la suerte que Latinoamérica está en vías de desarrollo, no solo en temas taurinos. Colombia ha avanzado mucho, el problema es el sistema. Hay mucha diferencia entre clase alta y baja, no hay clase media. La clase pobre no va a los toros. Los jóvenes sí van, novilleros salen. El global, la corriente animalista de no ver sufrir animales eso se sale de lo taurino. No se donde vamos a parar con eso. Los gobernantes son tan malos…. España con Cataluña, no formar gobierno cuando las elecciones que ganó Rajoy. Son tan malos, de todas las corrientes, Colombia es eso. Si estuviera bien administrada sería potencia.
No se ha fundido pese a la mierda que tenemos, es boyante, un gran país. Si aquello se equilibra, si se forma a la gente, si logramos que las plazas trabajen bien como ha intentado Felipe Negret -de enorme mérito para defender la libertad- ése es el camino. Cali mató la gallinita de los huevos de oro, Cali era como Pamplona. Sin blanco ni rojo ni encierros. Diez festejos en fin de año, con la gente de vacaciones y juerga. Tenía el abono vendido un año tras otro hasta que empezaron a dar carteles malos, baratos y el público no es tonto.
Cuando miro con preocupación es el tema politico. La fiesta tiene salvación Quito es tema político pero si ofreces bueno van como a La Belmonte o Latacunga. A Manizales la gente va. Cuando mezclamos cultura, sociedad, politica y economía se nos aumentan los frentes. En Francia son más moderados los políticos, mejor economía no hay brusquedad con la fiesta.
Los empresarios no hacían bien los deberes en España al margen de la crisis. Sevilla estaba mal manejada, en Cali aburrieron a los abonados y en Bogotá, un delincuente ex guerrillero echó el cerrojazo pero tenemos que ser optimistas. Hablo con Felipe Negret, a veces estoy “apagaíllo” y muchas veces nos echa arriba. Si Felipe Negret hubiera sido político español no deja que nos cierren Cataluña. Felipe hubiera defendido la Cataluña taurina. En Bogotá se ha jugado la vida, te pegan un tiro o te secuestran y él se la ha jugado dando un ejemplo de las cosas bien hechas.
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