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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 22 de diciembre de 2017

Ferdinando, el toro / por Enrique Amat



La historia fue adaptada en un corto de dibujos animados de la factoría Walt Disney y la cinta Ferdinand the Bull ganó el Oscar al mejor cortometraje de animación en 1938. Disney produjo una obra maestra taurina. Un cortometraje de siete minutos y en color, cuyo rodaje se sitúa en la edad de oro de los estudios Disney. El film muestra con realismo la belleza natural en la que nace, vive y crece el toro de lidia.


Ferdinando, el toro

Enrique Amat
El día 22 de diciembre se estrena en los cines españoles la película Ferdinand. Una cinta de animación en 3D, producida por Blue Sky Studios y animada por 20th Century Fox , basada en el libro Ferdinando el toro, de Munro Leaf. La película está dirigida por Carlos Saldanha, y protagonizada por las voces en el doblaje de actores como John Cena, Mark Valle, Kate McKinnon, y Gabriel Iglesias.

Este estreno pone de actualidad esta celebrada obra de Munro Leaf, un escritor nacido en la localidad estadounidense de Hamilton, estado de Maryland, en 1905, quien se graduó en la Universidad de este estado en 1927 y luego en la de Harvard. Autor de literatura infantil, escribió e ilustró cerca de cuarenta libros, pero ninguno con el éxito obtenido por Ferdinando el toro. Su segundo libro más popular fue el titulado Manners can be fun.

El primero trata de un toro joven llamado Ferdinando. Mientras los demás toros pasan el tiempo jugando y dándose topetazos, Ferdinando no. Prefiere estar tumbado entre las flores, a la sombra de una encina. La preocupación inicial de su madre ante esta actitud da paso a aceptar las peculiaridades de su vástago, al que ve feliz. Ferdinando sigue creciendo, y mientras sus compañeros se van haciendo más fieros y ansían participar en las corridas, él continúa tumbado, oliendo flores.

Un día aparecen varios hombres a escoger al toro más fuerte de la ganadería. Ferdinando no tiene ningún interés en ello y va a tumbarse, como acostumbra, a la sombra de una encina. Una abeja, situada estratégicamente, será la culpable de que su destino cambie y se vea elegido para ser lidiado en una corrida de toros. A la manera de un cuento clásico, el autor nos introduce en la historia de este toro peculiar, disfrutando con él en el campo y haciéndonos partícipes de su aventura como toro de lidia. Y asimismo, a la manera clásica, el relato tiene un final feliz.

La historia fue adaptada en un corto de dibujos animados de la factoría Walt Disney y la cinta Ferdinand the Bull ganó el Oscar al mejor cortometraje de animación en 1938. Disney produjo una obra maestra taurina. Un cortometraje de siete minutos y en color, cuyo rodaje se sitúa en la edad de oro de los estudios Disney. El film muestra con realismo la belleza natural en la que nace, vive y crece el toro de lidia.

Era un canto a la vida en las dehesas a la que, debido a su bondad, vuelve para siempre Ferdinando. Una dehesa de cuya abundancia se ve disfrutar también a sus hermanos. Este argumento ha sido discutido en algunas ocasiones por los aficionados a los toros, pero no deja de tener interés por presentar una visión distinta de la fiesta. Edulcorada, animalista y buenista. Aunque no se comparta, se respeta, a diferencia de lo que hacen los antitaurinos.

Los dibujos preparatorios de aquella primera versión de Ferdinand the bull revelan un conocimiento de lo taurino que no deja de ser sorprendente en una producción norteamericana. Desde la corrección de los términos en español en los textos, hasta el dibujo que muestra cómo el matador ha de empuñar el estoque. Todo ello es algo más propio de un manual de tauromaquia. Lo único que choca en el film es el bigote del espada. Para el boceto de su dibujo vestido de torero, Disney eligió una fotografía de Joselito el Gallo, capote de paseo liado, junto a la puerta de cuadrillas de la plaza de toros de Madrid. Y por cuadrilla quiso que saliera la suya propia. Y es que los subalternos de a pie y a caballo eran las figuras de dibujantes. El primero, Ward Kimball, era el mozo de espadas.

Luego, en forma de libro, Ferdinando fue publicado como una aportación a la causa de la paz. Curiosamente, apareció al mismo tiempo que Ernest Hemingway ensalzaba las corridas de toros en su novelas. De esta obra se han hecho más de 60 traducciones. Gandhi lo proclamó como su libro favorito y fue seleccionado por la Internationale Jugend Bibliothek como uno de los diez libros clásicos a favor de la paz y la tolerancia y ha inspirado además a músicos e cineastas. Todo un referente cultural que hoy recupera vigencia con el estreno de esta película.

1 comentario:

  1. Quisiera hacer algunos comentarios al respecto.

    -Lo primero, creo que puedes estar confundiendo el corto de Disney.

    -Yo soy antitaurino, y respeto que haya gente a la que le gusten los toros. Yo no prohibiría las corridas en sí, pero sí prohibiría que se les mate, se les pinche y se les acose, sea en las corridas o sea donde sea.

    -Respecto a la precisión de los términos. Aquí entra en juego el doblaje, materia de la que tengo buenos conocimientos. La precisión en los términos empleados en el doblaje (no sé si te refieres al de la película o al del corto) se debe a que, tras la traducción, al adaptar y ajustar el guión para que los actores puedan encajar los diálogos con la boca del personaje, los ajustadores (que suelen dirigir artísticamente el doblaje y que suelen ser actores con experiencia), cuando se encuentran con términos que aluden a alguna materia en concreto (en este caso la tauromaquia) suelen buscar información por internet para comprenderlos y para asegurarse de que los términos empleados son precisos, y cuando no había internet iban directamente a las bibliotecas. Si es necesario, incluso llegan a contactar con determinados estamentos para que quienes están en estos les aclaren posibles dudas. Por poner un ejemplo, en Pearl Harbour, el director (Eduardo Gutiérrez) contó con el asesoramiento de un capitán de corbeta.


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