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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 8 de diciembre de 2025

Hughes. Real Madrid, 0; Celta, 2. Cuando también te baila el Celta



'..El florentinismo, a base de Copas de Europa, grandeza, millones, silencio y divinización ha acabado por desactivar la capacidad del madridista para cagarse en todos los muertos del responsable.

¿Cómo vas a hacerlo ante un Ser Superior al que debes tanto?..'

Hughes

Pura Golosina Deportiva

Lo más decepcionante de este Madrid de Xabi Alonso ha sido el desperdicio de lo conseguido en Bilbao. El salto entre San Mamés y el Celta. Cuando por fin se encuentra algo, una forma, un tono, un propósito, y no dura ni un partido... Esto es lo que termina de desarmar al optimista, al buscador de brotes verdes, al ‘positivista’.

Yo siempre positifo, sí... hasta hoy.

Lo de Bilbao parecía una síntesis de compromisos, de equilibrios, de arreglos, y el recuerdo del once potencial que tiene el Madrid.

Pero se descompuso todo. Empezando por el capital humano. El mismo día caen Camavinga y Trent. Ah, la fragilidad de este equipo...

Y contra el Celta se rompe Militao, que intentaba con una atlética machada corregir el caos defensivo. Ese ir al límite todos los días, que era el mismo ir al límite todos los días de Rudiger el año pasado, tenía que acabar mal.

Militao es un jugador que volvió dos veces del mundo de los cojos, milagrosamente. Qué menos que dosificarlo un poco, medirlo un poco. ¿Era mucho pedir un partido por semana?

Pero también estaba la idea. En Bilbao hubo algo, vimos algo... Una ideíta, un fueguito que mantener vivo... pero ni una semana duró. Contra el Celta apareció muy pronto el 4-4-2 defensivo, pero en ataque me pareció observar un 4-3-3. Tchouaméni de pivote, a un lado Bellingham, al otro Güler.

Las dos cosas que más pereza me dan ahora mismo del mundo son el 4-3-3 y el antisanchismo.

Este sistema, y hablo desde la absoluta ignorancia táctica y desde el nulo panenquismo, es una de las cosas que más detesto de este Madrid. Me parece una mentira para empezar. ¿Pero cómo vas a jugar a lo mismo que juega el PSG? Es un sistema que el Madrid no puede jugar porque no tiene los hombres necesarios. No sé quién defiende y quién ataca. Bellingham y Güler se reparten las cosas pero a medida que el partido avanza todo se hace confuso.

Hay dos al lado de Tchouaméni, pero cuando las cosas se ponen mal, ¿quién está a su lado realmente?

El Madrid tampoco tuvo contra el Celta esa salida ensayada de la pelota de Bilbao, con centrales abiertos, un medio bajando. Si la hicieron, yo no la vi. No hubo el primer toque, el jugar de puntillas. El Celta acogotaba al Madrid con su presión alta (solo la frase ya es escandalosa) y los primeros balones eran pérdidas de Bellingham bajando a construir...

La otra cara del Celta era el famoso bloque bajo, el repliegue, y ahí el Madrid tuvo las dificultades habituales. Tras lo de Bilbao se pensaba que con rivales de los que meten el autobús (bloquebajistas) y con rivales de presión alta (al estilo europeo) el Madrid sufriría. NO hizo falta llegar tan lejos. Sufrió con el Celta, un buen equipo capaz de hacer un poco de las dos cosas.

El ataque del Madrid fue vulgarísimo o tristísimo o cutrísimo (o cutrérrimo) y durante media hora apenas consistió en carreras individuales: la coge Mbappé y corre, la coge Vini y corre, la coge Valverde y corre...

Yo soy entrenador, veo eso, y me pongo a bailar un zapateao en la banda. Estamos conociendo al Xabi míster y... ¿cómo es posible que se mantenga frío? Yo sería como Conte, el italiano, me quedaría calvo de ira y en el mismo partido me volvería a salir el pelo de ferocidad.

El pifostio sistémico y táctico era ya suficiente como para andar individualizando, pero era un poema lo de Asencio. Estaba de lateral derecho y le pasó de todo: se resbaló, chutó cómicamente, sufrió mucho a Bryan Zaragoza, arruinó una jugada posiblemente portentosa de Valverde y fue manco espectador en el gol del Celta... ¿Por qué?

Pero sería una vileza por mi parte seguir por ahí. Hay una tendencia humana, que el fútbol revela, a buscar al débil, y el fútbol es un deporte que permite la cacería del débil, la humillación del débil, con algo de circo romano...

No, Asencio no era el problema. El Madrid estaba largo, nació ya largo y quebradizo otra vez. Bilbao estuvo bien porque parecía el resultado de una negociación o de un escarmiento: presión alta no, porque no somos capaces: presión media. Sin embargo, contra el Celta volvió a haber intentos que salieron mal. La presión alta del Madrid es su forma más rápida de romperse. Nace roto ya. Nace partido. Es asombroso. Es más, la presión alta del Madrid es sinónimo de ocasión rival.

Todo Bilbao se deshizo, y se fue Militao, cojo perdido, y entró Rudiger, a terminar de romperse estas semanas. El perfil un poco griego de Joan Martínez miraba desde el banquillo, donde quizás Endrick observaba con su balaclava de la vergüenza.

EL Madrid solo ofrecía una sucesión irrisoria de chuts lejanos. Fracasaba totalmente ante la defensa del Celta.

No había energía, ni transmisión. También ahí había un fracaso. El equipo es un fracaso psicológico. Esto fue lo peor. La electricidad de San Mamés quedó en recuerdo. Era imposible sostenerla, repetirla, pero al menos había que conservar un mínimo. Si no hay balón, locura de balón, tiene que haber psicología, pero no hay ninguna de las dos cosas.

Lo único aceptable era el 4-4-2 defensivo como reseteo que, al menos al principio, parecía procurar un cierto orden y un mínimo ético.

Cuando el Madrid es un caos o nada, la nada, Güler parece darle sentido. Sus toques calman, serenan el ánimo. Lo que no sé si quiere decir que deba ordenarse todo a su alrededor. Quizás sí momentos, ratos para él. Ese efecto se nota. Apareció ya en ataque e hizo el primer chut en condiciones.

A medida que se acercaba el descanso, el Madrid apretó más y llegó más. Su tono era más aceptable, sin ser bueno.

Hubo en el 46 una ocasión de Vini a pase lago de Tchouaméni, que por difícil de creer que resulte se convirtió en la gran vía ofensiva del Madrid en el partido. En la segunda parte haría lo mismo para Mbappé.

El partido llegó al descanso con mala pinta. Y en la segunda quiso haber un golpe de carácter, con un chut igual de lejano y personal pero por fin fuerte de Valverde, y el comienzo de lo que parecía un dominio de Güler, su mayor mando y llegada al área.

El Madrid no entraba por la derecha, donde pisaba la línea Asencio, más como personaje del teatro del absurdo que como hombre de banda. Era llamativa la inoperancia y el derroche y empezamos a sentir que ya era clamoroso el cambio.

Pero mientras eso se decidía, vimos otra cosa. Cuando Güler se ponía de 10 y mandaba al borde del área rival, Bellingham se veía obligado, casi como una consecuencia natural, como un compensación hidráulica, a bajar hasta la base defensiva del mediocampo. Se sentía, se veía: si uno de los dos se hace mediapunta, el otro ha de sacrificarse. Subyacía en el campo la idea de incompatibilidad entre los dos (al menos como interiores paritarios)

En un ataque perdido del Madrid, hubo un balance defensivo pobre pero honrado: lanzó la contra el Celta, pero Tchouaméni tenía cogido el sitio y llegaron, algo jadeantes, Bellingham y Güler por delante; la tenía el Celta y su medio regateó como quiso a Güler, pasó a Moriba, igualmente libre de marca alguna por ese subsector del mediocampo que era zona de Güler; abrió a la banda, centró Zaragoza, si no recuerdo mal, observó manco Asencio, evitando las manos cuando ese era el menor de sus riesgos y problemas, y gol de Williot.

(Cundo un jugador no es especialmente ducho con los pies, y además se hace el manco... ¿qué queda?)

El gol demostró la absurda realidad del mediocampo del Madrid. El 4-3-3 ni funciona en ataque ni funciona en defensa, sobre todo en defensa. Güler no es un box to box y por muchas estadísticas que haya, no es un jugador para estar mandando en los dos balcones del área. Güler no lo es y tenemos dudas de que Bellingham lo sea, pero al menos puede serlo.

El 4-3-3 es repetir la idea, completamente fracasada, de un Madrid orgánico, todo, uno. Así juega el PSG, así jugaba la CMK. Es mejor un 4-2-3-1 en el que dos, al menos dos, se reparten el trabajo y cubren la defensa. Si el galacticismo florentinista ha roto el equipo, todos conocemos el remedio asociado: Makelele, el makelelismo, jugadores incansables, abnegados, físicos que sostengan a los demás.

En la jugada del gol, el Madrid pudo abortar el contragolpe. Los medios salvaron la honrilla, corrieron hacia atrás, pero permitieron una construcción libre y suelta del Celta, sin marca alguna.

Tras el gol, ay, siempre tarde, entró Rodrygo por Asencio. En medio año, el Madrid se ha cargado a dos internacionales brasileños, Rodrygo y Endrick, convertidos uno en una nulidad depresiva y preocupante (¿tieneValdebebas protocolo antisuicidio?), el otro en unos ojos llorosos. Endrick era Pelé y ahora es una mirada.

El modelo es antifutbolístico. Produce tanto antifútbol, tanto dolor futbolístico (auténtico dolor) que no sé si una Copa de Europa lo compensa.

La duda a partir de ese momento fue cuándo saldría Gonzalo.

El Madrid fue bailado por el Celta y por Borja Iglesias, que parecía Benzema. Eran incapaces de robar.

Y en estas circunstancias, el estamento arbitral no ayudará nunca, sin que esto pueda servir de excusa. A Bellingham le abrieron una ceja y se llevó amarilla por entrar poniéndose la camiseta. Luego, Fran García se autoexpulsó en dos instantes. Jamás pensamos que sería él, pero Fran García se sintió Michael Douglas en Un Día de Furia. Supongo que esa es la gracia, que no lo imagináramos... Un rato antes, se había llevado un golpe y cuando se retorcía de dolor en el suelo, todo fue indiferencia. A la gente le daba lo mismo si se quedaba sin tobillo.

La expulsión se sintió igual. Quedarse sin Fran García no es mucho peor que jugar con Fran García. Y podía haber un chute de ira...

Lo intentó Vini, que en un arranque pidió ardor con la grada. Su carácter es problemático pero es el único carácter que tiene el Madrid.

Ahí, con 10 y 0-1 aparecieron las ganas. Comenzaron a robar, a llegar, a tener espacios... ¿Dónde habían estado las ganas hasta entonces? Como diría Ayuso: ganas, ganas del Madrid con ganas...

Cualquier forma de urgencia, excepción o arrebato es mejor que el propio Madrid, y el ratito que duró el berrinche mejoró todo lo anterior. El enemigo para Xabi Alonso debería ser la frase por la que mueren los entrenadores:”... y cuando llega el domingo vuelvo a poner a los mismos once cabrones de siempre”. No, don Xabi, ¡los mismos once no!

Tiene que cambiar algo. Algo. Si juegan los mismos y en el mismo esquema. ¡Cómo va a salir algo distinto!?

Esto es ya la locura. Xabi Alonso ha entrado en el bucle de negación que lleva a la locura.

No sólo ha de renunciar a su idea.

Ha de renunciar a lo que se hacía antes.

No pasa nada, míster, si renuncia a su idea. ¡Pero renuncie también a la idea anterior!

Ha de hacer algo nuevo que sea futbolísticamente más modesto que las dos cosas. Algo más simple, mejor hecho.

Esto no es panenquismo, esto es pura sensación, certeza sentimental de madridista.

El arbitraje estaba para un “loco del Bernabéu”. Era irritante y algo ya se intuía...

Se fue Güler, entró Gonzalo y el Madrid se empezó a sostener en Tchouaméni, no solo defensiva sino ofensivamente.

En éstas, Carreras se autoexpulsó, o fue expulsado por otra ráfaga tarjetera de Quintero González (qué propio el apellido Quintero para encabezar un trío, aunque sea arbitral). Se volvió loco. Empezó a sacar tarjetas como si le estuvieran robando el reloj. Por allí se vieron amarillas y otra roja, puede que a Ceballos, que estaba en el banquillo (Ceballos por lo menos lo siente).

El Madrid se quedó con nueve y le cayó el 0-2. Una imagen bochornosa que sumar al álbum de ridículos de 2024 y 2025. EL realizador enfocó al público, que pasaba a ser inmediato protagonista. Se vio a una chica madridista, pero en lugar de silbar, al verse en el monitor supermegatrón hipertrinitrón 360º o quizás 720º se echó a reír. Le entró corte. Es la experiencia selfi que anula al hincha. Imagina que vas a ponerte como un energúmeno y te enfocan. Sólo queda sonreír...

El florentinismo, a base de Copas de Europa, grandeza, millones, silencio y divinización ha acabado por desactivar la capacidad del madridista para cagarse en todos los muertos del responsable.

¿Cómo vas a hacerlo ante un Ser Superior al que debes tanto?

¿Cómo se pita al destrozaequipos más grande de la Historia del Fútbol si es también el mejor presidente de la Historia del fútbol?

Es imposible.

Desde este humilde blogcito (muy bonito substack, pero sentimentalmente seguimos en blogspot) hemos buscado el brote verde alonsista como quien sale al campo a buscar setas, con ánimo, con paciencia, con amor fúngico, disfrutando el hecho mismo de estar haciéndolo, pero esto ha sido ya el remate, y no precisamente uno que hiciera Rodrygo.

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