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Es cierto que los medios han recogido este aquelarre del pasado jueves en la Fiscalía. Pero he echado de menos la crítica periodística, e incluso política, sobre esta desafortunada y torpe intervención de la señora Peramato, que ni siquiera ha sabido mantener una cierta imagen de neutralidad disimulando el pie del que cojea y al amo al que se presta a servir.
Alguien debería haberle explicado a esta señora, cuyos méritos para el cargo me parecen paupérrimos, más allá de pertenecer a la Asociación de Progresista de Fiscales, cantera tradicional del corrupto PSOE para cubrir cargos en la carrera, que una Fiscal General no puede ni debe ensalzar como meritoria y admirable -por muy amiga que sea- la trayectoria profesional de alguien que ha sido condenado e inhabilitado por el TS.
Es más, la nueva Fiscal está obligada a tratar de lavar la imagen y la enfangada reputación de la Institución. Y no parece que la mejor forma sea ensalzar la labor de quien tanto daño a hecho a su prestigio.

Lo bueno es que esta señora, experta en violencia de género (otra inútil excrecencia del sistema), no parece que pretenda engañar a nadie. Acaba de mostrar sus credenciales.
Así no me extraña que los desmemoriados muestren su nostalgia por el "gran Tigrecan". Que vuelva Eligio, el Pollo del Pinar.
¡¡Dios salve a España!!
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