César Rincón devuelve un sombrero. Foto: Camilo Díaz
La historia de la noche fue la emotiva vuelta del maestro César Rincón. Celebrado de principio a fin él, más no igualmente su magistral tauromaquia. Sobreponiéndose a la mansada, Castella y Pérez recibieron dos orejas cada uno…
CALI 4ª Festival
!Salve César!
Jorge Arturo Díaz Reyes
CrónicaToro / Cali, Colombia, XII 29 2025
Eran las siete y cuatro minutos de la cálida noche. Después de la procesión, el paseíllo jaleado y la ovación personal de recibo. César Rincón, de traje corto, plantado en el tercio, impartió cinco solemnes verónicas que fueron como una ventana a un pasado glorioso. Reminiscencia para los viejos conmovidos hasta las lágrimas, descubrimiento para los jóvenes alborozados y feriadores.
Pecho al viaje, pata delante, suerte cargada, manos firmes, temple, son y mando. Estampa de torero leyenda. Primero tres ligadas y luego dos, pues “Legionario”, que no daba para más, tras la última cogió las de Villadiego. Pero tampoco era necesario más. A buen entendedor pocas preciosidades bastan. Y algunos habría, pues fueron coreadas con el alma por ellos y por el resto del público que a duras penas ocupaba tres cuartos de la plaza. Increíble.
Efraín Ospina y Luis Viloria, en la contra y en la querencia respectivamente, tuvieron el honor de picar a dúo y trasero al escapista despavorido que correspondió a la histórica ocasión. Iván Darío Giraldo y Anthony Dixon banderillearon con precisión y aplauso. El maestro, abrazado a las tablas dio tres por alto, antes de la estampida. Y persiguiendo, dos derechas antes de la nueva huida, y así, con mucho poso y sin la menor descompostura, reprendió al cobarde con tres autoritarios doblones genuflexos, otras tres derechas y el de pecho. Dos tandas mas de a cuatro, cambio de mano, natural y pecho en una y molinete en la otra, proclamaron el mando de la vieja lidia. Con dos de costado y un forzado puso al sometido en suerte, para un volapié honesto y una estocada tres cuartos, delantera y suficiente. Su señoría Rafael Gómez “El Pollo”, no consideró la cosa digna de más de una oreja. Mientras que en la vuelta la gente que se volcó en palmas, voces y prendas demostró haberla comprendido mejor. Sobra decir que el arrastre fue pitado.
El cuarto, “Maestro” ¿Por qué sería?, fue igual de malo, aunque menos huidizo, y los lances pudieron sumar seis y una larga cordobesa pintada. Viloria picotea y de nuevo Giraldo y Dixon tramitan el tercio de palos. César brinda al redivivo (como él) Ricardo Santana, da cinco por alto a medios y empalma por la diestra cuatro, dos de pecho, un molinete y otro invertido. Reteniendo al renuente, sin dejarle ver las tablas, construyó una faena de series más nutridas pero lastradas por la mansedumbre. La plaza, rendida, reviviendo ese su ya lejano reinado, en que lucía más con los toros imposibles, se entregó toda. Sin importar una pérdida de la muleta. Pero el malo se tragó la estocada, tardó, requiriendo dos golpes de cruceta. El palco entendió que la cosa no merecía nada. Y encima como para mayor desaire, aplaudieron al manso. Casi le dan vuelta al ruedo. Bueno. De pronto, a unos les dio por cantar ¡Ceeesar, Ceeesar…! Y al final se sumó la plaza toda en coro. Al rato, Rincón salió a los medios con una sonrisa giocondina y el sombrero en alto. Eso fue para los anales.
El resto fueron cuatro orejas más, repartidas a mano cambiada por Usía entre Sebastián Castella, que luchó a brazo partido y donosa postura por capturar su negado lote, al cual mató con estocada trasera (el segundo) y media y descabello (al quinto). Y el joven Marco Pérez, que igualmente porfió hasta lo indecible tras las carreras de los suyos, despachándolos con pinchazo, estocada ida, y dos descabellos al uno y estocada dos avisos y descabello al otro, para sendas orejas.
Con los seis disparejos de esta noche, Juan Bernardo sumó trece reses en lo que va de feria, todos mansos, unos más otros menos, pero todos mansos. Una virtud, contrarresta su ausencia de raza, ese fondo perdido de nobleza, que los lidiadores han tenido que rascar mucho para poder desentrañarlo y cortarle las seis orejas que les han cortado. Pero que los árboles no nos dejen ver el bosque.
Una coletilla para quien pueda interesar. El maestro bogotano alternó hoy, a sus sesenta años, y dieciocho de inactividad con dos toreros en vigencia. Uno, en su espléndida madurez, y otro en el furor, vigor y ambición de sus dieciocho años. Y lo hizo no solo con su maestría sino con la casta torera de siempre. ¡Salve César!
FICHA DEL FESTEJO
Cali. Lunes, diciembre 29, 2025. Plaza de Cañaveralejo. 4ª de feria, festival. Noche cálida. Tres cuartos de aforo. Seis machos de Juan Bernardo Caicedo, dispares y mansos.
César Rincón, oreja con petición de otra y saludo tras dos avisos,
Sebastián Castella, dos orejas y saludo.
Marco Pérez, oreja y oreja tras dos avisos.

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