de Endrick hablaremos cuando estemos fríos
El machete de la J
Ignacio Ruiz Quintano / Abc
Si sería humilde Jesús, que, pudiendo nacer en Bilbao, nació en Belén (cuento navideño muy de curas del Norte o Septentrión). Bueno, pues si será afortunado Xabi, que, pudiendo caer en Talavera, no cayó. (Por algo Napoleón quería generales más afortunados que capacitados. “Y éste, de suerte, ¿cómo anda?”, era todo cuanto quería saber).
Xabi puso cuanto pudo para caer en Talavera, pero no cayó, y eso es suerte, pues en Talavera, después de Joselito Gallo, caer sería para cualquiera una pérdida de tiempo de cara a la posteridad.
–¿Qué es torear? –se preguntaba Corrochano–. Yo creí que lo sabía Joselito, pero un toro lo mató en Talavera.
El toro que mató a Joselito se llamaba “Bailaor”, y el goleador que casi hace caer a Xabi se llama Arroyo. Un comentarista de Estado, Rivero, que amenizó el partido confundiendo los nombres de todos los futbolistas, dio con el martillo en el clavo: “No hay enemigo pequeño”. ¿Cuántos clavos lleva ya Xabi en el banquillo del Madrid?
–¿Qué es presionar? –se pregunta el pipero–. Yo creí que lo sabía Xabi, pero un toro…
Bueno, frente a este Madrid todos los contrarios parecen toro. Arroyo en Talavera, y unos días antes, en Vitoria, Carlos Vicente. El piperío ha perdido de tal manera la cabeza que ese día pasó por alto que el partido se lo ganó Vinicius en tres jugadas que sólo puede hacer Vinicius: la del gol a Rodrygo, la del penalti que no se pitó y la del pase a Gonzalo que Gonzalo, en un revés a lo Modric, desperdició. De las tres, la más interesante fue la del penalti escamoteado, porque pone sobre la mesa la cultura arbitral de la España de Louzán, el de los ojos de zarigüeya. Arbitraba un tal García Verdura, árbitro de Gamper, que no apreció intensidad suficiente en la zancadilla del defensor. Doctrina del Cta (colectivo que no aportó un solo árbitro al Mundial de Clube de la Fifa): “El grado o intensidad de contacto entre los jugadores no siempre se puede medir de forma objetiva. Esta acción entra en el ámbito de la interpretación, ya que depende de la valoración de la intensidad del contacto”. La intensidad de una patada en el área se mide en julios (y si falta hiciera, en maldonados).
El árbitro español no se rige por el Reglamento comentado de don Pedro Escartín, sino por la Wikipedia de Jimmy Wales, según la cual el julio es la unidad del Sistema Internacional para medir la energía, el trabajo y el calor del pinrel agresor sobre la tibia agredida. Científicamente, el julio se define como la cantidad de trabajo realizado por una fuerza constante de un newton en un metro de longitud en la misma dirección de la fuerza. Todos estos datos los manejaba en el chiscón del Var vitoriano González Fuertes, el intelectual del colectivo, que no quita un ojo de la Wikipedia, donde se avisa claramente que en esta definición, al ser tan específica, no se consideran tipos de resistencia como el roce del aire (el aire que corría en Vitoria a la hora del partido), para no complicarle más las cosas al árbitro, que tiene que atender al pinganillo del Var y al manojillo de julios que lleva en el bolsillo. El símbolo del julio es J, con mayúscula y sin punto. ¡El machete de la J!, que decíamos de Juan Ramón, a quien tuvimos que leer cuando James fichó por el Real Madrid, para saber cómo habíamos de llamarlo. ¿James o Yeins? ¿Yeins o Yames? ¿Yames o Hames? ¿Hames o Xames? ¿Javi o Xabi?
Vinicius salió de Vitoria señalado por el piperío rampante como el peor jugador del Madrid, y no jugó en Talavera, donde sí salió Rodrygo, nuevo ídolo blanco, y con el brazalete de capitán, que eso lo han visto nuestro ojos, del mismo modo que nuestras orejas han oído lo de los himnos. En el país sin himno, ni un pueblo sin himno. Los comentaristas mandan a callar. “¡Vamos, a capela!” Y oímos al sano público vitoriano: “Bravo equipo albiazul / que resurges potente otra vez…” Y al no menos sano público talaverano: “Donde juega el Talavera / vibra toda la afición / marca el ritmo, borda el juego / hacia la meta del gol…” Ahí te la dejaron, Xabi (o Javi): botando. Porque de Endrick hablaremos cuando estemos fríos.
[Sábado, 20 de Diciembre]
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