El tema es tan complicado para el torero que, en definitiva, nadie sabe que es mejor, morir o perder la vida. Menuda disyuntiva ¿verdad? Y ese ha sido el caso de Ángel Téllez, un torero muy válido que ha quedado huérfano de apoderado en estos momentos, uno más de la larga lista de damnificados pero, ante este caso me cabe la desgracia de haber acertado en el pronóstico que hice al respecto cuando me enteré que le apoderaba Simón Casas. Vamos que, si tuviera yo la misma gracia para acertar en las quinielas sería rico pero, no es el caso.
El pasado año, cuando Ángel Téllez firmó aquella faena hermosa en Madrid frente a un toro de Araúz de Robles, todos los aficionados nos quedamos emocionados ante lo que habíamos visto y, para colmo, en la segunda actuación del diestro referido, salió en hombros de Las Ventas, lo que debería de significar el pasaporte para ir directamente a las ferias y, en el caso de este chico, tras aquel triunfo incontestable apareció en su vida el productor francés para venderme el humo de las ilusiones que el chaval quería encontrar. Ciertamente, me pongo en su lugar y estaría emocionado; dos grandes triunfos en Madrid y, de repente, aparece a tu lado el empresario más poderoso del mundo para apoderarte. Seguro que, al torero, hasta le cayeron las lágrimas pero, los que sabemos un poco de lo que sucede entre las bambalinas del toreo, aquella unión nos asustó.
En el acto me posicioné sobre el asunto y dije que, Ángel Téllez iba a durarle a Simón Casas lo que un caramelo a la puerta de un colegio y, ahí están los hechos que hablan más que las palabras. ¿Cómo ha discurrido su temporada? Ciertamente, sin grandes éxitos actuando, si no recuerdo mal, en unas veinte corridas de toros si es que ha llegado y, tras las mismas, ha tenido que comprobar su cuenta de resultados en el balance de su empresa y, esos datos son los que han hecho saltar por los aires todas las ilusiones que Téllez había puesto en su mentor.
Simón Casas, como empresario ha demostrado que es un lince pero, a nivel de apoderado, ¿por qué le duran tan poco tiempo los toreros a su lado, casi siempre, una temporada? Y esa sería una buena pregunta para hacérsela a cualquiera de los “tres mil” diestros que ha apoderado que, como se demuestra, los tiene para usar y tirar. Cierto es que, entre los toreros existe una ley que no está escrita en lado alguno pero que todo el mundo acata sin rechistar, el silencio perpetuo, pase lo que pase. Si los toreros pudieran hablar, ¿qué diría Paco Ureña, entre otros muchos, de lo que fue su unión co Simón Casas en calidad de apoderado? Vamos que, el diestro de Lorca, en manos de este tipo apenas toreó nada. Y creía Ángel Téllez que había tocado el cielo con sus manos cuando cayó a la vera del empresario francés.
Me duele el asunto porque Téllez es un buen torero que, si Dios no lo remedia se nos habrá perdido para siempre y, quiero equivocarme en mi pronóstico puesto que ya acerté cuando dije lo que iba a suceder cuando supe quién era el apoderado que asumía sus funciones como tal. Por cierto, en la actualidad, digamos que este año, Casas ha apoderado a Alejandro Talavante y, al parecer todavía no han echado las cuentas porque no tenemos noticias de que haya habido ruptura pero, todo se andará porque los números lo dicen todo.
Insisto que, lo difícil no es lidiar al toro que ya es complicado, lo realmente ignominioso es encontrar la persona que sepa dirigir con honradez y altura de miras la carrera de un diestro. Por ello, en su momento, antes de caer en la garras de los empresarios y apoderados, todo a su vez, toreros como Paquirri tuvieron como mecenas a Juan Carlos Beca Belmonte que era cuñado suyo, o Espartaco que puso al frente de los destinos de su administración a Rafael Moreno, un periodista y amigo de Sevilla y, juntos tocaron el cielo con sus manos. Pero, en definitiva, ¿cuántos toreros son capaces de tomar esa decisión y para colmo triunfar? Ese es el auténtico milagro que, solo ocurre en muy contadas ocasiones.
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