"..Lamentablemente la actual situación económica de la mayoría de los toreros no va a cambiar a corto plazo ni a mediano plazo, gracias a la fuerte crisis que atraviesa la tauromaquia en México, algo que se puede ver en el abandono de los aficionados y el poco público que está acudiendo a las plazas de toros, especialmente en provincia.."
Algunos toreros no ganan ni para vivir…
J.C Valadez
De SOL y SOMBRA/México, 23 Oct. 2024
Dicen que un matador de toros en México, para poder salir del paso, es decir, para que pueda vivir de su profesión, ha de torear arriba de las quince corridas por temporada o al menos eso calculan los más enterados. Hay, entre un gran grupo de matadores de toros, actualmente sólo doce espadas que han rebasado la mencionada cifra cuando nos encontramos en la recta final de la temporada 2024. El que más ha toreado este año lleva 29 festejos (El Calita). Hay sus excepciones, naturalmente; pero pocas como la de Joselito Adame, uno de los toreros más taquilleros de México, que quizás no necesita sumar muchas actuaciones para sacarle una clara rentabilidad a su oficio.
Pero en este caso yo me refiero a los casos generales, los que normalmente se dan en esta difícil profesión, que tristemente no suele recompensar a los profesionales con grandes beneficios. Y es que además la presión de los gastos fijos que tiene hoy en día un torero por actuación es tanta, que resulta muy difícil que le queden márgenes de ganancia si no le pagan una fuerte cantidad por festejo.
Como todos sabemos el primer gasto de un torero es el vestido de torear, y podrá utilizarlo, si no sufre serios desperfectos, durante unas veinte o treinta tardes. Luego, los utensilios, es decir los capotes de brega, muletas y estoques. De lo anterior va a necesitar varias unidades, ya que los utensilios pueden deteriorarse mucho a lo largo de una temporada.
Pero éstos son, en el fondo, gastos menores, si se comparan con los que le supone cada actuación. Los gastos de los viajes y de hotel, más los gastos de la cuadrilla que son fijos e inalterables y pueden aumentar según la categoría de la plaza donde toreen, estos incluyen por lo general: un mínimo de dos banderilleros, dos picadores, un mozo de espadas y su ayudante en algunos casos, mas el apoderado. Además, los clásicos gastos de los boletos para los compromisos, fotografías y atenciones varias, agregele las cuotas a la agrupación o asociación donde está afiliado. Y aún hay más, porque el apoderado deducirá de los honorarios del matador no menos del 10 o 15%.
En resumidas cuentas, los gastos de un matador de nivel medio son excesivos por corrida. Naturalmente, las figuras ganan mucho más dinero, pero de éstas solo hay tres o cuatro en la torería actual de México, y quizás exagero. De manera que la inmensa mayoría del escalafón de matadores no pueden darse el lujo de vivir únicamente del toro y les cuesta un mundo abrirse en una industria que está inmersa en un régimen de intercambios y favores que controlan los hombres más poderosos de la tauromaquia, que además hacen la función de apoderados o en algunos casos son propietarios o arrendatarios de las plazas más importantes del país.
Lamentablemente la actual situación económica de la mayoría de los toreros no va a cambiar a corto plazo ni a mediano plazo, gracias a la fuerte crisis que atraviesa la tauromaquia en México, algo que se puede ver en el abandono de los aficionados y el poco público que está acudiendo a las plazas de toros, especialmente en provincia. Este padecimiento no es algo nuevo, ya que se ha venido generando de tiempo atrás, gracias a una serie de errores y malas decisiones empresariales, que han dado como resultado la mediocridad que padecemos hoy.
En algún momento los empresarios tendrán que aceptar que el padecimiento ya es muy complicado y están en graves problemas, pero si no hacen algo urgente su negocio está predestinado a desaparecer antes de que lo prohiban los políticos o la propia Presidenta Claudia Sheinbaum, que ha expresado abiertamente el día de hoy que está en contra de las corridas de toros.
Los aficionados también están enterados de la actual situación y están cansados, fastidiados o molestos de asistir a las plazas para ver un espectáculo intrascendente, sin nada sustancial que les satisfaga, y que en la mayoría de ocasiones es propiciado con la colaboración de una autoridades indignas, serviles y deshonestas.
Por más cambios o promociones que intenten implementar los empresarios, no va a ser fácil transformar la percepción de los aficionados y esto sin duda afectará mucho a los que si tienen interés por hacer bien las cosas; pero la realidad es que son muy pocos los que quieren cambiar su modelo de negocio o que tienen la intención de renovar el escalafón, porque si así fuera, estarían mucho más preocupados en organizar seriales novilleriles.
Es cierto que entre los novilleros de hoy se observa una merma de calidad técnica, pero esta también se ve en entre los matadores más jóvenes y no tendría que ser de otra manera, ya que sin buenos maestros y sin escuelas taurinas en donde aprender correctamente el oficio, los aspirantes se pierden o fracasan en el intento de querer ser toreros.
Los empresarios tendrán que replantearse en las próximas semanas muchas cosas sobre sus gestiones, pero si de verdad quisieran cambiar la actual situación que vive la fiesta en México, ya estarían organizando más novilladas y apostándole al futuro, porque en los novilleros es donde está la savia de la fiesta.
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