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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 13 de agosto de 2011

DE TORERISTAS A FIGURISTAS / Por Lázaro Echegaray



DE TORERISTAS A FIGURISTAS

Lázaro Echegaray
España

El norte llega y el norte se va. Las ferias taurinas del norte andan cercanas a su final y ya sólo falta que pase San Sebastián, Bilbao y Logroño para que el norte se acabe. Total que hemos pasado el ecuador. El norte se caracterizaba por la presencia del toro. Pamplona, Bilbao y Logroño eran sinónimo de toro grande, y no se podía añadir lo de ande o no ande. Durante mucho tiempo al norte le faltó una plaza. Como cuando había Txofre en San Sebastián se instalaba allí todo el toreo, a Donosti le llamaron la Sevilla del norte. Cuando veinticinco años después se hizo la plaza de toros decidieron que debía ser plaza torerista.

Vitoria había sido una plaza caída en desgracia. Una plaza que a nadie importaba. Un día dejó de ser la Puerta del Norte. Quizás coincidiera con el momento en que algunos toreros empezaron a firmar sus temporadas con un año de adelanto. En Vitoria también se hizo una plaza de toros nueva. Atraídos por las cosas del glamour los vitorianos decidieron que su plaza también debería de ser torerista. La cosa al principio funcionó muy bien y los voceros de la prensa dijeron que era la mejor plaza de segunda categoría. No sé si era cierto pero la nominación tenía su lógica. Pero con eso del torerismo los representantes de la profesión empezaron a hacer de las suyas. En dos años se apropiaron de Vitoria. El resultado fue que el toro bajó sobre lo que se suponía que ya era el toro torerista. Los emolumentos se hicieron insoportables. Hubo que llamar a otra empresa. 

Miren ustedes si pueden hacerlo mejor y más barato, vinieron a decirles. Y eso sólo se podía conseguir de una forma: no contratando figuras o contratándolas un único día. En esas se quedaron fuera Ponce y El Juli. Lo mejor es que no se ha notado. La empresa, sabe dios por qué, insistía en Cayetano. Este torero ha dado ya más espantadas que todos los toreros gitanos de la historia juntos. Cayetano no se deja un toro sin matar. Simplemente no aparece. Lo de los partes de Cayetano es como lo de sus certificados de becerrista y novillero sin caballos: se los hacen los amiguetes. Ahora ha cortado la temporada, pero cuando no la cortaba hacía eso: no aparecía. Los que sí aparecían eran los miembros de la Comisión: repetidas veces en las fincas donde se embarcaba lo que Cayetano quería. Ayer porque los querían tocar de pitones, anteayer porque quieren embarcar otro lote que no era el acordado. Y si su voluntad no se cumplía: partecito que te crío. Aún así lo contratan. Quizás sea por influencia de su apoderado que también lleva a Morante. Donde ese hombre mete la mano ya no vuelve a salir la hierba. En su lugar salen toros con muñones por pitones y raquíticas culatas. Se apostó también por El Cid, Manzanares, Perera. Aquí no tenía nada que ver el apoderado de Cayetano, pero los toros de este encierro salieron como si hubiera sido él quien los eligiera. Y todos anovillados. Eso sí, qué manera de torear, oiga. Todos bonito, todos de brazo largo, de muñeca rota. Toreando así, con esa técnica, con esa seguridad, uno debería ser capaz de enfrentarse a cualquier cosa. Había miedo en los tendidos: haber si van a morir de éxito, pensaba el respetable. Hubo uno que fue más realista: morir de éxito no sé, pero que no va a haber suficientes orejas…, eso seguro. Lo escucharon los toreros y dándose cuenta de que el hombre tenía razón se dedicaron a fallar con las espadas. No podía haber otra explicación para tanto pinchazo. Porque los toreros de hoy ya no son esos españoles antiguos, bajitos y calvos que retrataba el sin par Azcona. Ahora son unos tíos de embargadura, todos con su metro ochenta, todos de familia de buena nevera. Siendo así, cómo pueden pinchar a esos toros tan pequeños. Eso estaba hecho a posta, no podía ser de otra forma.

Azpeitia es una placita de tercera. Pero es la plaza insignia de la afición guipuzcoana. También decidieron este año cerrar la puerta a las figuras. Allí solo van toreros chuflas, dijo un día un indocumentado. Prefiero tres chuflas como esos antes que cualquier minga del alto escalafón. Como esta gente no pudo ir, el apartado ganadero salió redondo. Y cada uno de los chuflas demostró valer más que todos los otros juntos. Uno de los que salió bien dice ahora que no puede hacer el toreo que lleva dentro con el toro que le hacen matar. Más o menos lo mismo decía El Cid y hoy cada vez que cierra un contrato celebra una fiesta. Celebra muy pocas.

San Sebastián se ha tomado a pecho lo de ser torerista. Este año contratan a Morante, a Cayetano que no va, a Talavante ¿es figura?, a Perera, a Castella, al Juli, a Manzanares. ¿Es plaza torerista o figurista? El problema es que nadie la tiene en cuenta. Mucho menos los toreros. A San Sebastián le pasa como a Vitoria: que desde muy pronto las figuras la tomaron por un campo de esparcimiento.

Es posible que la plaza de usted haya pasado lo mismo, que se les haya dado mucha coba a las figuras y ahora manden más que nadie ¿Quién le pone el cascabel al gato?
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