"...Se ha anunciado que, en el próximo mal llamado clásico, y en virtud del acuerdo de esponsorización de Spotify, el Barça lucirá el nombre de los Rolling Stones en la camiseta. Se ha anunciado con total naturalidad, como quien te cuenta sin pestañear que Javier de la Rosa es muy amigo de Chomsky..."
¿Quo vadis, Mick Jagger?
Jesús Bengoechea
La Galerna/21 septiembre, 2023
Se ha anunciado que, en el próximo mal llamado clásico, y en virtud del acuerdo de esponsorización de Spotify, el Barça lucirá el nombre de los Rolling Stones en la camiseta. Se ha anunciado con total naturalidad, como quien te cuenta sin pestañear que Javier de la Rosa es muy amigo de Chomsky. Las noticias, al fin y al cabo, son así: te llegan de manera aséptica y te las tienes que repetir. En el próximo mal llamado clásico, y en virtud del acuerdo de sponsorización de Spotify, el Barça lucirá el nombre de los Rolling Stones en la camiseta.
La pregunta es directa y apremiante: ¿por qué? Lo más grave es que este tipo de acuerdos publicitarios suelen ser biyectivos, por lo que no solamente vamos a ver al Barça presumiendo de ser el equipo de los Stones (o algo parecido), sino que llegarán a nuestros ojos, a nuestros ojos ya de por sí exasperados, vídeos de Instagram, Facebook y TikTok de Mick Jagger diciendo Visca Barça, Ronnie Wood envuelto en la senyera junto a un póster de Pedri, Keith Richards emborrachándose en La Torrada mano a mano con Laporta. Lo cual es muchísimo peor.
Los Rolling Stones no deberían tener nada que ver con el deporte. La sola idea de relacionarlos con cualquier actividad salubre es ofensiva para sus millones de seguidores, de varias generaciones, en todo el mundo. Pero, puestos a patrocinar vía Spotify a un equipo de fútbol, habría sido deseable que dicho equipo estuviera vinculado al deporte sin trampas. Sus Satánicas Majestades pueden ser balas perdidas tal vez, cantos rodados por supuesto, tarambanas sin remedio, apóstoles del sex, drugs and rock’n’roll (aunque Wood cambiara el orden en una entrevista reciente). Pero no son una panda de sinvergüenzas, o no lo son en el sentido en que lo son en Can Barça.
Para entendernos: los Rolling Stones no han pagado durante 17 años a la empresa responsable de los charts de ventas para que les sitúe en el número uno con cada nueva edición de un disco suyo, y si lo hubieran hecho jamás, ni ciegos de tripis, habrían tratado de desgravarse las facturas ante la British Tax Authority. El canallismo se hace con clase o no se hace, y entre una cosa y otra se abre un abismo mayor aún que el que separa al FC Barcelona de la decencia.
¿QUO VADIS, MICK JAGGER? SYMPATHY FOR THE DEVIL VALE, PERO FOR NEGREIRA ME PARECE DEMASIADO
¿Quo vadis, Mick Jagger? ¿Por qué nos haces esto, cuando incluso desde La Galerna, concretamente a través de la docta pluma de Athos Dumas, os hemos postulado como la banda ideal para el concierto que ha de inaugurar el nuevo Bernabéu? Nos sentiremos legitimados para hacer campaña en sentido contrario, y defender la candidatura de Paul McCartneye (aunque ya sé que toca en vuestro nuevo disco), como veamos a Keith —o Keithi, como sin duda será rebautizado— de azulgrana. La sola idea de que Keith Richards tenga algo que ver con Gavi es un sindiós de proporciones estratosféricas. Pon remedio a esto, ahora que aún estamos a tiempo.
Spotify es sólo un canal comercializador de vuestra música. No debería tener la potestad de ligaros a causas moralmente perversas. Esta gente cree que unos rockeros borrachos y drogadictos pueden ser alineados con una panda de chorizos sobre la misma línea de falta de virtud. Aclaradles que no tiene nada que ver. Esto es imposible de tragar para vuestros fans, con la excepción quizá de vuestros fans culés, que por haber los habrá, pues hay culés que aún no se han enterado de que deben elegir entre el bien y el mal. Sympathy for the devil vale, pero for Negreira me parece demasiado.
Getty Images.
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