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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 13 de julio de 2014

8ª de los Sanfermines Excelente faena de Pepe Moral y nuevo viva Cartagena de Padilla / Por J. A. del Moral

¿Qué esperábamos entonces de lo de ayer? De Juan José Padilla, que Dios le ilumine para que pueda aplazar la hora de irse a su casa con bien ganada fama y fortuna. De Pepe Moral, que actuó en sustitución del todavía convaleciente David Mora, que no pierda la fe que tiene en sí mismo. Y de Saúl Jiménez Fortes,

8ª de los Sanfermines en Pamplona 
Excelente faena de Pepe Moral y nuevo viva Cartagena de Padilla



J. A. del Moral
Aunque el jerezano salió a hombros por sumar dos orejas pueblerinas que cortó de dos de los mejores toros de la hermosa corrida de Fuente Ymbro, quiso la suerte que el quinto de la tarde cumpliera el refrán para que Pepe Moral, que debutó en Pamplona, lograra una de las mejores faenas de la feria y, desde luego de esta corrida, convertida en circo con el de Jerez. Saúl Jiménez Fortes volvió a jugársela sin control de sus toros y de sí mismo. Desperdició al buen sexto. Uno del los cuatro que más nos gustaron del envío de Ricardo Gallardo.

Plaza de toros de Pamplona. 

Sábado 12 de julio de 2014. Octava de feria. Tarde ligeramente enmarañada y más agradable que las anteriores con lleno.

Siete toros de Fuente Ymbro incluido el sobrero que reemplazó al cuarto, devuelto por inválido. Muy bien presentados y de juego vario. Muy noble el primero que se comportó de mayor a menor brío hasta agotarse. Deslucido por huidizo, muy corto de viajes y rajado el segundo. Corto de viajes y defendiéndose por arriba el finalmente rajado tercero. Muy noble el cuarto. Excelente el quinto. Bueno el sexto que empeoró por mal lidiado y peor toreado.
Juan José Padilla (corinto y oro): Estocada trasera caída, oreja. Pinchazo y estocada, oreja. Salió a hombros.
Pepe Moral (palo de rosa y oro): Buena estocada, ovación. Buena estocada, oreja de toda ley que se quedó en corto premio.

Saúl Jiménez Fortes (lechuga y oro): Tras marrar, dos pinchazos y estocada, silencio. Tres pinchazos y estocada, silencio.

Vale la pena que en este prólogo de la crónica sobre la corrida de ayer, penúltima de esta feria, hagamos algunas consideraciones sobre lo ocurrido en la tarde anterior de la que fue gran protagonista Miguel Ángel Perera.


Yo tengo una formación como aficionado que procede de los saberes que adquirí de grandes figuras del toreo, de muchos ganaderos importantes y de no pocos excelentes aficionados empezando por mi padre. De los críticos que he leído desde mi niñez apenas aprendí algunas cosas de muy pocos. Sobran dedos de una mano para numerarlos. Desde que empecé siendo muy niño a leer libros y crónicas del pasado y de mi presente de entonces, me quedé con lo que aprendí de Gregorio Corrochano, de César Jalón “Clarito”, de Pepe Alameda y de Guillermo Sureda por encima de todos los demás aunque confieso que fui asiduo lector de las crónicas de Antonio Díaz-Cañabate en ABC aunque no por su saber de toros sino porque, tras leerle, te quedaba el regusto del ambiente y de lo hecho aunque no lo hubiera visto in situ, sobre todo por quienes el gran cronista admiró siendo los dos tan distintos, Antonio Ordóñez y Diego Puerta. Tanto era así que, cuando estaban mal, solía decir Cañabate que quienes habían toreado eran sus “dobles”…

Dicho esto, creo sinceramente que sé valorar el toreo de cada matador de toros y que casi nunca me equivoco, tanto en adivinar su porvenir desde que les vi en sus primeras actuaciones como en evaluar y hasta pronosticar sus decadencias y sus finales.


Uno de los que ahora mismo más me interesan es Miguel Ángel Perera y, aunque hace tiempo que vengo diciendo primero que podría ser un gran torero y luego que ya lo era, desde anteayer anuncio que estamos ante un diestro excepcional que ha ido progresando más y más sobre la base de un descomunal e incondicional valor en tan alto y cada año mayor grado desde que tomó la alternativa. Precisamente este excepcional valor de Miguel Ángel es lo que explica que también cada año le ha ido funcionando más claramente la cabeza. La suma de ese valor y de esa cabeza es la que le ha llevado a crear la encomiable por enorme faena al quinto toro de Jandilla, que ha sido una de las más importantes que haya visto yo en mi vida.


Me dan pena quienes han tratado de compararle de par a par con Iván Fadiño. Y siento mucho tener que decir esto porque, ese parangón, está haciendo mucho daño a la formación de próximos y buenos aficionados.

La feria sanferminera ya toca a su fin y, visto lo visto, no creo que lo que ocurra en las corridas que faltaban, la de ayer, la de hoy y la de mañana lunes 14, ninguno de los que actuaron y actuarán fueron o serán capaces de superar lo de Perera quien, por cierto, incluso mejoró con mucho lo que hizo un gran Juli con los toros más fáciles de Garcigrande. Perera, por tanto, sale disparado de esta feria y auguro que aún subirá más cuando llegue la de Bilbao so pena de que, Dios no lo quiera, sufra algún contratiempo imprevisto. El único torero que no se verá afectado por el pronunciamiento de Perera en Pamplona de cuantos están en activo es Enrique Ponce porque, al menos hasta hoy, nadie ha toreado mejor, ni con más elegancia, ni con mayor facilidad y naturalidad que el valenciano, incluso a muchos toros de entre los que llamamos peligrosos, difíciles y a los en apariencia imposibles, como tampoco nadie ha perdurado en la cumbre del toreo tantos años seguidos como él.


¿Qué esperábamos entonces de lo de ayer? De Juan José Padilla, que Dios le ilumine para que pueda aplazar la hora de irse a su casa con bien ganada fama y fortuna. De Pepe Moral, que actuó en sustitución del todavía convaleciente David Mora, que no pierda la fe que tiene en sí mismo. Y de Saúl Jiménez Fortes, otro dotado de natural gran valor, que lo emplee más en hacer cosas razonadas y razonables – creo que en ello anda – para dejar de ser carne de cañón. Y de la corrida de Fuente Ymbro, pues todo, como siempre aunque, como siempre digo, los toros siempre pueden dar sorpresas para mal o para bien.

Todavía ondearon banderas piratas en los tendidos de sol y por primera vez en sombra. Ganas de que siga viva la leyenda de Padilla, deteriorara en su corrida anterior. Veremos… El primer fuenteymbro pesó casi 600 kilos y quiso saltar al callejón nada más salir. De pelo castaño albardado Padilla le saludó con tres largas cambiadas de rodillas en el tercio, varios mandiles y un galleo para llevarlo al caballo. Quitó por navarras tras el primer puyazo que fue leve, como también el segundo. Pepe Moral, que debutaba en Pamplona, quitó también por delantales. Y Padilla brindó al público su primer par de banderillas, adornado en el cite y consumado con bien. Aún se adornó más para el segundo en el que se le cayeron los dos palos. Y el tercero al violín de dentro a fuera. Las peñas se vinieron abajo. Desde hace años, las peñas solo celebran al jerezano que ayer pareció querer demostrar que no está acabado. Otro brindis celebradísimo por las peñas dio lugar a una faena que arrancó de rodillas por alto con la derecha, ganando terreno desde las tablas al tercio. Y desde los medios, por redondos separado y de pecho enganchado. El noble y brioso animal, ya se había aplacado y venido a menos. Más diestros sin ligar y molinillo cosido al pectoral. Con el toro muy tardo, los naturales- vulgares – de uno en uno y de pecho enganchado. Sobrevinieron luego los efectismos para la galería y unos naturales cortos citando de frente a pies juntos. Desdén y de pecho. Debió matar ya, pero continuó con rodillazos y tocadura de pitón a toro completamente agostado con la bullanga. Oreja segura habemus si lo mata. Lo consiguió de espadazo muy trasero y caído soltando la muleta. El toro tardó en doblar bastante hasta caer pegado a las tablas. Y el despojo se concedió. Padilla lo paseó entre el delirio de la plaza, ayer de nuevo enamorada del “ciclón”. Y esta vez con dos banderas en sus manos, una de ellas negra con la calavera y las dos tibias cruzadas. Este es el circo en que Padilla convirtió otra vez más la plaza de Pamplona. Su actuación fue una sucesión de centelleantes aunque baratas baratijas vendidas como si fueran joyas de alto precio que se pagaron como tales.


Muy aparatoso de cuerna el negro cuarto que salió corretón. Noble pero blando de remos como vimos en los lances de Padilla en su recibo. Mandiles galleados para que ni le tocaran con la puya. Se echó en el primer lance del quite que intentó hacer Padilla y perdió las manos en el segundo picotazo desde el caballo. Muy protestado, fue devuelto. En su lugar soltaron un sobrero del mismo hierro titular muy parecido en pelo y hechuras al devuelto, noble y justo de fuerza. Larga de rodillas de Padilla, lances sin sello especial y media de rodillas. Fue de lejos al caballo pero salió suelto al sentir el hierro. Por su cuenta al segundo aliviado. Chicuelinas bajas de Padilla en el quite sin eco por la merienda. Apenas lo hubo cuando Padilla banderilleó. Certero en el primer par. Arrancando desde el segundo. Y al violín el tercero con saludos y parabienes muy teatralizados. Reconozco la maestría de Padilla vendiendo su mercancía. Pero me saca de quicio. También tuvo suerte con este toro, muy noble. Humilló y fue largo en la muleta del jerezano que se aplicó sobre ambas manos más vasto que un serón entre cites jacarandosos y miradas al tendido. ¡Qué temple, qué elegancia, que maravilla de faena, señores….¡ del horror nos despertó un achuchón que por poco le cuesta una cogida. Y el final, un desiderátum con adornos y desplantes de pésimo gusto. Pinchó y acertó al segundo intento. Le dieron otra oreja, este más de pueblo que la otra, y todos tan contentos. Sus peones le besaron antes de que paseara la peluda. No era para menos. Tenían más cuerda para otro rato. La vuelta fue de las que hacen época y el saludo final, épico y lírico. Para unos pocos, absolutamente lamentable. Cabemos en un autobús. No se preocupe nadie.


Pepe Moral

Negro e imponente el segundo toro. Aunque empezó saliendo suelto del capote de Pepe Moral, de inmediato aceptó lances con buen trazo del sevillano. Bravo el toro en el primer puyazo, demasiado trasero. Las peñas cantaron El Rey y la Chica Yeyé mejor que en lo que va de feria. Y Jiménez Fortes quitó por chicuelinas altas que enganchó por darlas tan arrimado al toro. Pepe Moral bregó personalmente en el tercio de banderillas para suplir con más acierto la de su peón. Brindó al público su primera faena en Pamplona. La inició en los medios con un cambio diestro y el toro se fue raudo a tablas. Abierto al tercio, salió de naja del primer derechazo y se quedó muy corto en los siguientes. Deslucido este toro por huidizo y puntear muy por arriba al final de sus cortos viajes. El buen estilo muletero de Moral solamente se atisbó en dos o tres inicios con la derecha. En infructuoso empeño acabó en tablas. También la excelente estocada.

Lucidos los vuelos del capote de Moral en el recibo del en principio noble quinto. Pero, ay, también blando y renqueante de patas. Otro que paso sin picar. Chicuelinas y tafalleras sin que faltara el susto en el quite de Fortes. El toro perdió las manos en un fatal tercio de banderillas. Pero aguantó un poco en la muleta y, como fue noble, Los pamplonicas que atendieron a la faena, descubrieron el gran estilo de Pepe Moral. La mejor faena con mucho de la tarde por clásica y templada. Empacados redondos, hondos y profundos naturales, soberbios de pecho, sentimiento y garboso buen gusto. El tereo de verdad. El que mantiene nuestra afición. Otro mundo. Buena estocada y oreja de legítima ley. En comparación con lo de Padilla debieron darle las dos. Otra vez falló el palco presidencial. Los asesores deberían dimitir o ser sustituidos.

Blando y suelto de los decentes lances de Jiménez Fortes al tercero, otro castaño de imponente y demasiado abierta arboladura. Fue muy cuidado en varas. Sin raza alguna el animal. Se pareó bien pese a lo casi parado que había quedado el toro. Muy bien José Antonio Carretero. ¿Otro brindis? Y otra faena iniciada en los medios. Y otro burel que se quedó corto. Aunque fue noble derrotó por alto al final de sus viajes. Fortes, muy firme, se lo pasó muy cerca aunque desigualmente templado con la derecha. Y más largo al natural aunque sin poder evitar los sustos que siempre acompañan a este torero. El año pasado salió herido de su actuación en San Fermín. Se la jugó impávido como acostumbra con distintos resultados. Unos pases limpio y buenos, otros enganchados. Y todos arriesgados. Pero sin resolver la papeleta formalmente. Completamente rajado el animal hacia las tablas, llegaron unas espeluznantes manoletinas que asustaron y gustaron al público. Marró al entrar matar en el primer envite, pinchó en el segundo y en el tercero y acertó a la cuarta.

El jabonero sexto salió como una exhalación y repitiendo humillado al capote de Fortes. Por unas cosas o por otras, el malagueño no se lució con el capote. Fue con bravura y fijeza al caballo y se le picó en forma. Valentísimas tafalleras y gaoneras en el quite de Fortes. Cubierto sin brillo el tercio de banderillas, Saul Jiménez Fortes se marcó una faena de las suyas, mezclando el valor que le sobra con el toreo que suele practicar a la par que ajustado, desigualmente templado y lleno de impericias en pos del arrojo que le caracteriza y tan poco le conviene. Por bajo de sus buenas condiciones que desperdició por empeorarlas.


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