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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 1 de julio de 2014

Mundial: Debe ser el humor uruguayo / Por Juan Manuel Rodríguez



Debe ser el humor uruguayo
  • Pide perdón pero no lo pide. No dice "Sí, le pegué un mordisco y me arrepiento" sino que le hace un regate al diccionario y, en un giro que a mí personalmente me parecería genial si de lo que se tratara es de vacilarle al personal, habla de los "efectos físicos de un mordisco"

1 de Julio de 2014 
¡Caramba!... ¿Así que Chiellini sufrió en el lance que tuvo con Suárez los efectos físicos de un mordisco? Encomiable esfuerzo el realizado por el goleador uruguayo para retorcer las palabras. Curiosa persepectiva, sin duda. Vistas así las cosas, y por poner un símil boxístico, Ali habría sufrido en el lance que tuvo con Frazier en el Madison Square Garden de Nueva York en 1971 los efectos físicos de un gancho de izaquierda que le mandó directamente a la lona. Me parece que Suárez tendría que aprender del presidente de Uruguay a la hora de emplear adecuadamente el español. Dice José Mújica: "Los de la FIFA son una manga de viejos hijos de puta". ¿Qué parte no se entiende? ¿Viejos? ¿Hijos? ¿Puta?... Podrás estar o no de acuerdo con él pero nadie podrá decirle a Mujica que no se le entiende.

A Mújica sí se le entiende pero a Suárez no, y eso probablemente tenga que ver con el hecho de que el presidente de Uruguay tiene a día de hoy más bien pocas probabilidades de fichar por el Barça ni aún con Zubizarreta como director deportivo. Pide perdón pero no lo pide. No dice "Sí, le pegué un mordisco y me arrepiento" sino que le hace un regate al diccionario y, en un giro que a mí personalmente me parecería genial si de lo que se tratara es de vacilarle al personal, habla de los "efectos físicos de un mordisco". Le pide perdón (pero no se lo pide) a la FIFA, y lo hace probablemente pensando en su fichaje por un equipo de la Liga española y para que su sanción no entorpezca dicho traspaso.

Suárez ni siquiera da la cara sino que publica un comunicado en su página web oficial tratando de quitarse cuanto antes el asunto de encima porque le quema. Y queda aún peor que si, por ejemplo, hubiera dicho "Le mordí y no me arrepiento", que puede que es lo que realmente piense. Si al menos, y en vez de pedir un perdón que no es un perdón real y que sólo busca (tarde y mal) que la FIFA rebaje su castigo para que Bartomeu no se asuste, Suárez hubiera dicho que no se arrepentía de nada sabríamos que está siendo sincero. De este modo, con el espectacular requiebro del "efecto físico de un mordisco", como si de repente la dentadura de Suárez cobrara vida propia y, tras independizarse por un instante de su dueño, hubiera surgido de la nada hasta incrustarse en el hombro del pobre Chiellini, se intuye que Suárez está de broma. Debe ser el humor uruguayo, la influencia del Gila de allí. Lo próximo que dirá Suárez es que nació solo y bajó a decírselo a la portera: "Señora Julia, soy niño".

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