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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 12 de agosto de 2014

TIENEN QUE SER DOS OREJAS EN UN TORO / Por Antolín Castro


Dos veces en la feria paseó una oreja Juan del Álamo, pero no hubo puerta grande /Foto: Andrew Moore/


"...¿Y qué hizo Juan del Álamo en la última feria? Lo contesto: cortó dos orejas a distintos toros, pero… en dos tardes diferentes. ¿Recibe el mismo trato su triunfo que el de Daniel Luque que hizo lo mismo?..."


TIENEN QUE SER DOS OREJAS EN UN TORO

Antolín Castro
Año tras año surge este debate a la hora de que los toreros salgan a hombros de determinadas plazas. Desorientación de los aficionados y de los propios profesionales ya que es imposible saberse de memoria los múltiples reglamentos que rigen en las distintas comunidades de España. Cuidado que sería fácil unificar los reglamentos, pero eso es tanto como pedir que imperara el sentido común en la vida y no hay manera de que así sea.

Y ese proceder tan anárquico produce agravios comparativos de todo tipo con lo que supone para unos u otros toreros a lo largo de la temporada. Un auténtico disparate que deforma la información que les llega a los aficionados y les despista a lo largo del año.

No solo es agravio el que un torero no pueda salir a hombros de la plaza de Bilbao si no corta dos orejas en un toro, lo que siempre supone quejas airadas contra el presidente, D. Matías, por todos los allegados a la figura de turno, sino que también sucede en plaza de mucho menor calado como pueda ser la de Vitoria, aunque no se arme alboroto alguno.

Yo si me voy a fijar en ello para protestar por ese hecho de impedir que un diestro, en mi caso no hace falta que sea figura, -es más, el no serlo lo hace más sangrante- no salga por la puerta grande con el corte de dos orejas, pero siendo una en cada toro.

Sucedió reciente con el rejoneador Joao Moura, que le habría venido muy bien eso de titular como puerta grande su triunfo, y mucho mejor le habría venido, y más justo y necesario, al diestro Sánchez Vara con su triunfo ante los Palhas. No es lo mismo decir salida a hombros por la puerta grande que decir cortó una oreja en cada toro… para más INRI ante corrida dura.

Pero vamos más lejos. En Madrid, y en San Isidro, si se da ese caso de salir a hombros con una más una y de ese modo presumir el torero de turno de una salida a hombros por la puerta grande de Madrid. Eso hace correr ríos de tinta y los premios son los mismos que los citados de Vitoria.

Alguien me podrá decir que Madrid es más exigente y que esos dos trofeos tienen mucho más valor -argumento que he oído muchas veces- y de lo cual discrepo totalmente. Pudiera ser en otro tiempo que Las Ventas fuera una plaza muy exigente, con aficionados muy puestos en la materia, pero hoy no es así. Los aficionados de Madrid llenan un cuarto, como puede verse el resto del año, y el resto de público es muy parecido al de cualquier plaza de provincia, con lo que una oreja suele ser bastante dudosa, en cuanto a exigencia, en la mayoría de los casos. Basta repasar las crónicas del serial.

Pero es que además se da otro agravio comparativo. ¿Qué son dos orejas así en Las Ventas? Parece pregunta de Perogrullo pero es necesario hacerla y responderla: la suma de una más una en dos toros diferentes. Surge otra pregunta ¿Y qué hizo Juan del Álamo en la última feria? Lo contesto: cortó dos orejas a distintos toros, pero… en dos tardes diferentes. ¿Recibe el mismo trato su triunfo que el de Daniel Luque que hizo lo mismo?

Esa es la contradicción de abrir la puerta en estos casos. Luque fue en la misma tarde y Juan en dos tardes diferentes. Pero el resultado de sus actuaciones no deja lugar a dudas: Mataron cuatro toros en la feria y obtuvieron dos orejas en dos de ellos. ¿Y es más importante sumar en la misma que en dos diferentes? Por qué?

Dos orejas, una ovación y un silencio para el salmantino en los cuatro toros estoqueados; dos orejas y dos silencios para el sevillano. No superó el último al primero, pero se puede rentabilizar más por esa absurda opción de dejarle salir por la puerta grande. 

Hay muchas razones para desterrar esa privilegiada opción que pone a Madrid a la altura de plazas de mucho menor nivel. Dos orejas en un toro y en cualquier plaza y se acababan los agravios.

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