"...saber que hay un 16% de los españoles que, resistiendo heroicamente el colosal embite de un medio hostil, serían capaces de dar su vida por España, es como para estar orgullosos y sacar pecho..."
LFU
Con la que está cayendo, que algo más de un 16% de los jóvenes españoles esté dispuesto a dar la vida por España, lejos de ser una mala noticia, resulta una invitación a la esperanza. Yo creía que eran, o éramos -pues con cuarentaytantos aún me considero joven-muchos menos.
Fue la derecha –no olvidarlo- la que eliminó de un plumazo el servicio militar con la repugnante gracieta del peor ministro que recuerdan los militares, Federico Trillo, que quiso hacerse el enrollado con aquello de “se acabó la puta mili”. Era evidente que Aznar pensaba más en las próximas elecciones que en las siguientes generaciones, aunque con su proverbial humildad seguro que tampoco es capaz de reconocer aquél inmenso error. Se privó a generaciones de jóvenes de conocer la milicia, de aprender valores como la disciplina, la humildad, la renuncia o el compañerismo. Se les hurtó la posibilidad de escuchar en la orden del día las hazañas gloriosas de nuestro ejército, de sentir el orgullo de servir a una patria que para muchos ha desaparecido de su entorno, de saber en definitiva, lo que representa ser español.
Como decía Spengler, al final siempre es un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización. Y en una España en plena decadencia, en la que los valores del honor y de la patria quedaron arrumbados, cuando no proscritos, hace decenios; en los que los chavales estudian de memoria los churros, rosquillas y huesos de santo como alimento tradicional e ignoran el nombre de nuestros legendarios conquistadores del XVI; en la que la categoría de las personas se mide por el precio de su teléfono y el sacrificio ha pasado de ser un valor a convertirse en una patología más del masoquismo, saber que hay un 16% de los españoles que, resistiendo heroicamente el colosal embite de un medio hostil, serían capaces de dar su vida por España, es como para estar orgullosos y sacar pecho.
En ese 16% caben muchos pelotones. Con muchos menos, D. Pelayo inició la reconquista. Definitivamente, un nuevo motivo para creer aún en nuestra querida España.
En este post “No hay comentarios” porque usted Sr Lamarca, no lo ha querido. Recientemente hacía usted una observación a un colega sobre el porque de la publicación de un comentario, decía usted entre otras cosas refiriéndose a los comentarios no publicados: “y no así los que sean injuriosos hacia autores de artículos o crónicas que me permiten su publicación, y lo que supongan igualmente mofa, calumnia o injuria a valores, símbolos o personajes históricos de la Patria, ni a Cuerpos de Seguridad del estado como Guardia Civil o Policía Nacional”.
ResponderEliminarCreo o al menos así me lo parece a mí, que mis comentarios están exentos de esas condiciones prohibitivas. Si en el primero se pudiera interpretar “no adecuado” comparar a la Legión Española con Podemos, rectifico, y a continuación envió otro comentario en donde el fondo del comentario es el mismo pero con otro inicio previo distinto.
Pues tampoco lo considera usted óptimo de ser publicado, hasta el punto que llego a dudar si habrán llegado correctamente los comentarios a su blog. Pero por otro lado pienso que sería mucha casualidad que todos los envíos fuesen producto de error.
Sr Lamarca, sintiéndolo mucho me he visto obligado a enviar el comentario a dos sitios en donde si están publicados, y digo que lo siento porque ha sido en su blog donde he tenido un excelente escaparate para dar suelta a mis ideas, acertadas o equivocadas, pero siempre bajo la pluralidad de la que hace gala su digno blog.
Lo siento de verdad, pero no volveré a crearle problemas y nunca más mandare ningún comentario, salvo que usted me diga lo contrario y esta situación haya quedado como una simple anécdota.
Atentamente
Aniceto Silva