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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 31 de octubre de 2015

Devolución de fotos / Por Paco Mora



¡Qué hipocresía! En el caso de toreros y apoderados se divorcian porque uno de los dos no aguanta al otro o porque a ambos les da urticaria cuando se ven. Pero generalmente porque el torero cree que debe torear más y ganar más dinero.


Devolución de fotos

Finito de Córdoba y Simón Casas se han devuelto las fotografías. La llegada del invierno -y ya está cerca- tiene esas cosas hasta en los amores “eternos”, fundamentados en el “¡qué bueno eres, yo te quiero apoderar!”. El de Córdoba y el francés por lo menos han tenido el buen gusto de no decir que se separan porque son muy amigos y están muy agradecidos el uno al otro y bla, bla, bla. ¡Qué hipocresía! En el caso de toreros y apoderados se divorcian porque uno de los dos no aguanta al otro o porque a ambos les da urticaria cuando se ven. Pero generalmente porque el torero cree que debe torear más y ganar más dinero y los imponderables le impiden al apoderado cumplir las expectativas. Así de claro. Y en esas circunstancias lo mejor es decirse el uno al otro; devuélveme la foto de mi madre y quédate con todo lo demás.

El Fino tiene muchos detractores y no sé por qué, ya que además de un torero fuera de serie es una gran persona, pero lo cierto es que cualquier cosa que uno escriba poniendo en valor sus extraordinarias condiciones suscita respuestas llenas de saña y malquerencia. A veces uno malpiensa que son cosas del paisanaje exacerbado, pura y puñetera envida porque en la ciudad de Los Califas desde Manolete y El Cordobés no ha salido otro capaz de darle diez vueltas a España con el marchamo de torero grande como ha hecho el de Arrecife de La Carlota. Y eso les duele a los mediocres y a sus partidarios. Pero Juan Serrano está ahí, y se mantiene joven, fuerte y en forma para afrontar los 25 años de alternativa que se cumplen en el mes de mayo de 2016. De él siempre se puede esperar lo mejor. Y quizás sea eso lo que no le perdonan los enanitos del rencor. Los que han querido volar alto como las águilas y se han tenido que conformar en volar a ras del suelo como los gorriones.

Pero en fin…Esperemos que algún taurino de fuste se dé cuenta de que El Fino todavía tiene cuerda para escribir más páginas gloriosas en su palmarés de torero para la Historia. Merece torear mucho más de lo que torea, y eso lo sabe todo el que chanela un poco de las cosas del toreo.

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