Franco fue el mayor defensor de la Santa Iglesia Católica que ha habido en España. Y si la Iglesia accediera a esta última pretensión, no pocos católicos van a dejar de serlo.
Las izquierdas, en el mayor de los ridículos
por su afán antifranquista
Lo que está ocurriendo a propósito del ansia izquierdista en su desmedido afán de sacar a Francisco Franco del Valle de los Caídos, está resultando hasta cómico por no decir en uno de los ridículos políticos más grandes de nuestra historia.
En tan estúpido propósito, el pseudogobierno que padecemos actualmente, no cesa de cometer fechorías que, lejos de conseguir lo que pretenden, les está dejando para el arrastre. El mayor de todos sus despropósitos es su empeño antifranquista. Pues su odio a quien fue Jefe del Estado durante tantos años, bastantes más de los que tienen la mayoría de los que ahora tanto se rasgan las vestiduras, les ha cegado por completo las meninges.
Desde que se supo que la familia Franco poseía tres tumbas en la cripta de la madrileña Catedral de la Almudena y que, por tanto, en el caso de que se consiguiera desenterrar el cadáver de su actual reposo, los nietos tienen todo el derecho del mundo, tanto civil como eclesial, en depositar a su abuelo en la que sería su definitiva morada. Tanto es así que, el penúltimo empeño del Gobierno Sánchez en conseguir la aquiescencia del Vaticano como infalible recurso para lograr lo que les parecía algo fácil, se ha convertido en otro ridículo más y van….
Pues no fue la señora Vicepresidenta a entrevistarse nada menos que con el Papa y en vez de hablar con Su Santidad lo tuvo que hacer con el Cardenal Secretario del Estado Vaticano quien, amabilísimo, en vez de acceder a la estúpida petición, lo dejó para in-eternun. Un “ya veremos” tan diplomáticamente expresado que la ilustre imbécil abandonó los despachos vaticanos en la creencia de que por fin había conseguido el permiso papal.
Esta señora, estúpida Vicepresidenta donde las haya habido, que por lo visto es hasta catedrática, además de peinarse y vestirse como una madame hortera, nos está resultando tonta de remate. O sea, completamente imbécil. Y de paso, también quien la envió, su Excelencia el Presidente del Gobierno, Don Pedro Sánchez que el pobre no sale de una para entrar en otra a diario.
En vista de lo cual y de lo que supondría depositar el cadáver de Franco delante del Palacio Real – tumultuosos masivos de visitantes a diario incluidos domingos y festivos – lo mejor seria dejar tranquilo a Franco en donde estaba. ¿O no?. Pues eso.
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Los descendientes de los que se hartaron de matar a curas y a monjas, e incendiaron y profanaron centenares de Iglesias son los que ahora piden que Franco sea desenterrado y, en caso de que así sea, también se oponen a que sus restos sean depositados en una de la tumbas propiedad de la familia Franco en la Catedral de la Almudena. Franco fue el mayor defensor de la Santa Iglesia Católica que ha habido en España. Y si la Iglesia accediera a esta última pretensión, no pocos católicos van a dejar de serlo.
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