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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 18 de octubre de 2020

Argumentario en defensa del Toreo: Dignidad / por Rafael Comino Delgado

El torero es un ser digno por ser humano y además porque se comporta dignamente, si respeta al toro y cumple las normas que rigen las corridas, y el toro tiene una dignidad otorgada por el hombre

Argumentario en defensa del Toreo: Dignidad

Rafael Comino Delgado
La palabra Dignidad deriva de latín Dignitas que significa valioso, aunque en el diccionario de la RAE tiene varias acepciones:

-Cualidad de digno, o valioso, inherente al ser humano por el simple hecho de serlo; excelencia, realce de algo; gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse; cargo honorífico y de autoridad, etc.

-Yo me voy a referir, básicamente, a la primera, al valor inherente al ser humano por el simple hecho de ser racional y libre, y a la dignidad adquirida por cargo y forma de comportarse.​ La primera nadie se la ha otorgado, la tiene por ser humano (Castilla de Cortázar, 2015). Por tanto, esta cualidad de digno es ontológica, diferente a la adquirida, que en realidad sería similar a un honor (Castilla de Cortázar, 2015).

Este concepto de dignidad ontológica, nace con el cristianismo, al considerase que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y ser libre, lo que le confiere dignidad propia, concepto ligado a libertad y, consecuentemente, responsabilidad.

Varios grandes filósofos, como Platón, Pico della Mirandola y Kant, han opinado que solo el que tiene autonomía, en el sentido de que sabe y es capaz de decidir racionalmente, es un sujeto libre. Regula su comportamiento por normas propias, no está bajo el dictado o mando de otro.

Para Luis Recassens Siches, jurista y filósofo guatemalteco (1903-1977), el pensamiento de la Dignidad en el Hombre consiste en reconocer que tiene fines propios que cumplir, y desde el punto de vista Teológico la Dignidad se fundamenta en que el hombre es hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza.

Si bien los defensores de los “derechos de los animales irracionales” pretenden otorgarles dignidad propia, pues argumentan que tienen cerebro y capacidad de sentir, una cosa es tener cerebro (una mosca lo tiene) y otra ser un animal racional.

Un hombre es digno cuando actúa dignamente en su forma de comportarse en la vida, de acuerdo con su estatus, cuando es fiel a unos principios y dueño de sus acciones éticas

Para ser digno por sí mismo es necesario ser capaz de comprender el concepto Dignidad. Es necesario comprender que ciertas cosas solo tienen un valor inmaterial (como la dignidad de la persona, los principios morales), y eso los animales irracionales no lo pueden comprender.

En nuestra cultura occidental, la dignidad del ser humano es el centro de la concepción Ética y Jurídica.

Pero, como ya vimos, otra acepción de la palabra dignidad es: “Forma de comportarse”. Un hombre es digno cuando actúa dignamente en su forma de comportarse en la vida, de acuerdo con su estatus, cuando es fiel a unos principios y dueño de sus acciones éticas.

Así pues, el hombre es digno porque es racional y porque tiene unos fines propios que cumplir en la vida, pero además deberá comportarse dignamente para mantener la Dignidad adquirida, si no lo hace está perdiéndola a los ojos de los demás.

La corrida de toros se realiza bajo unas normas, elaboradas por el hombre, que deben ser respetadas y cumplidas íntegramente, con todas sus consecuencias, incluso hasta perder la vida. Por eso los toreros se pueden considerar héroes, pues aceptan perder la vida con tal del poder expresar su sentimiento torero, pero en la sociedad que vivimos, contaminada por la corrupción, la hipocresía, la falsedad y la mentira, se han perdido los verdaderos valores, los de siempre, para sustituirlos por lo más despreciable del ser humano, y acepta como héroes a aquellos que más mienten y más roban.

Si el hombre no cumple las normas de la corrida estará perdiendo su dignidad (adquirida) y faltando el respeto al toro, al aficionado, a él mismo, y en general a todos.

El toro es irracional y por tanto no puede tener dignidad por sí mismo, pero tendrá la que le otorga el hombre (Adquirida-Honor) al elegirle para que sea su colaborador en la plaza, en la creación de una obra de arte.

Pensamos que, en la plaza, al toro se debe el máximo respeto, pues nosotros vamos por voluntad propia, pero el toro va obligado.

El toro seguro que cumplirá con su obligación, que es la de embestir e intentar coger, y el hombre tendrá que cumplir con todas sus obligaciones, según las normas de la corrida, empezando por respetar al toro.

En conclusión, el torero es un ser digno por ser humano, y además porque se comporta dignamente, si respeta al toro y cumple rígidamente las normas que rigen las corridas, y el toro tiene una dignidad, otorgada por el hombre, al elegirle como su colaborador.


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