Sin ese mensaje no hay feria que se precie, aunque para las ferias de menos días -con cuatro tardes en muchas se saldrían del ciclo- aparece el primo hermano: 2 tardes 2.
Claro que también hay excepciones tirando hacia arriba y que sirven para quienes anuncian temporadas completas, Sevilla en primera fila, 6 tardes 6 o 5 tardes 5.
Una locura de números, cuya correlación para ese montante de contratos deberá estar en las cifras para los dineros cerrados en los mismos. Sea como fuere, ya no tienes una gran feria sin presentar estos mensajes a la clientela, o no se puede uno sentir figura sin una gran carpeta para guardar tantos contratos en una sola plaza.
Esa es la realidad que asoma, pero qué análisis puede hacerse al respecto. Lo primero que se me ocurre es que apoderados y mozos de espadas habrán de andar listos para pedir los descuentos por uso al por mayor en hoteles y restaurantes. No es lo mismo ir una tarde a un hotel que garantizarle que van a ir casi de seguido. Vamos, como si fuera un alquiler de temporada.
Ya en el terreno puramente taurino, encontramos otras posibles explicaciones. Acumular los mismos nombres en los carteles, presumen los empresarios, es sinónimo de ganancias por taquillajes elevados. Ese tiene que ser el motivo principal, de lo contrario no sería lógico ofrecer el mismo menú todos los días.
Un reclamo que les puede resultar efectivo -por eso lo hacen- y que desde el punto de vista empresarial puede entenderse. Pero como no soy empresa, me opongo a que ese modelo de ‘democratización’ e ‘igualdad de oportunidades para todos’ sea el modelo vigente.
La posición de los toreros también puede entenderse, ninguno ha venido a salvar la Fiesta, todo lo contrario, han llegado hasta donde están para rentabilizar su posición. No es su culpa que los que no están pudieran tener derecho a estar. No es su problema. Seguramente en la contratación al por mayor aparezcan también los descuentos al hacerlo por lotes.
Tras dos duros años, es momento de que cada uno, de forma individual, no solidaria, arrample con todo lo que pueda. Empresarios y toreros todos en el mismo barco.
‘Ande yo caliente y ríase la gente’, ese es el resumen de cuanto antecede. Quedan fuera de lugar los deseos de los aficionados, esos que valoran a los toreros por lo que son y sus méritos, no solo por el brillo de sus nombres. Esos que buscan ganaderías diferentes y distintos toreros. En resumen, un mayor abanico de oportunidades para ver a cuantos más mejor y la mayor variedad de encastes.
Ahí está el dilema, este nuevo sistema que se anuncia, de seguro, no salvará al conjunto de la Fiesta. Nunca más que ahora, queda diseñado para sacarle tajada unos pocos al rebufo del reclamo de los nombres, demasiados nombres.
Fresco aún el eco de la hazaña de Rafael Nadal en Australia, ese espíritu de superación se echa mucho de menos en el mundo del toro. Nadal ha llegado hasta arriba compitiendo y ganando a todos. Y ¡ojo! nunca lo podía haber logrado de haberle impedido competir desde siempre con todos. Así si se sabe quién es el mejor. Aquí, parece que solo se aspira a saber quién es el que más torea… pero evidentemente no es lo mismo.
Foto: Esquire.com
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