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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 3 de septiembre de 2012

TOVAR: ABSURDA ACTITUD / Giovanni Cegarra



"...La Defensoría del Pueblo en Venezuela viola los derechos ciudadanos, atenta contra la economía de una localidad, ciudad, Estado, cercena el derecho al disfrute de un cuadro familiar de la actividad que mejor le gusta, atenta contra las costumbres, tradiciones, tipismo, afición del pueblo, del colectivo común y todo porque a una fulana adversaria extranjera junto a algunos borregos venezolanos no saben respetar la convivencia ciudadana y se la tienen aplicada a la Fiesta Brava..."

ABSURDA ACTITUD

Giovanni Cegarra
Venezuela
Mientras en las calles de Venezuela se juega hereje con la explotación sexual, mercantilista y abusiva de niños, niñas y adolescentes, mientras la violencia se les incentiva con solo mirar los canales de televisión donde las escenas que atentan contra la moral y buenas costumbres, son el pan de cada día, la violencia se hace presente en ciertas canciones que son difundidas por las emisoras de radio, entre otras crudas acciones que sí atentan moral y psiquicamente a los menores de edad, la Defensoría del Pueblo se preocupa por violar los derechos del ciudadano e impulsar medidas ilógicas como la de impedir a los padres de asistir con sus pequeños hijos a la actividad que mejor les gusta, como lo es, en este caso, las corridas de toros.

Absurda actitud de la Defensoría del Pueblo de prohibir al ciudadano disfrutar lo que le gusta, la Fiesta Brava, usando el ilógico argumento trillado de que genera violencia pero que más violencia, daño moral y psíquico que las escenas dantescas que observamos todo el día en la televisión, en las calles venezolanas con la proliferación de transvestis que deambulan libremente, la venta e impulso de la pornografía infantil a granel, por citar algunas situaciones de las que no se ocupan para nada a sabiendas que ocasionan daño a la infancia. 

Mérida y Tovar, son las ciudades taurinas venezolanas que han sido castigadas en mala hora, por la posición de la Delegada Mérida de la Defensoría del Pueblo o del Puesto quien siguiendo directrices de la titular nacional, ha coartado el derecho al ciudadano de llevar a sus hijos al espectáculo taurino, a sabiendas que el mismo no produce daño moral y psíquico alguno porque en la Plaza de Toros "Román Eduardo Sandia" de Mérida, en el Coliseo El Llano de Tovar del Estado Mérida, occidente de Venezuela, se ha refrendado con masiva presencia de niños, niñas y adolescentes el contundente "si a los toros".

La Defensoría del Pueblo pareciera que protege los intereses personales de la ya conocida inmigrante argentina que fue acogida por Venezuela en buena fé y por el hecho de odiar la Fiesta Brava, todos los venezolanos deben odiarla como sí acaso vamos a su país de origen a entrometernos en sus costumbres, tradiciones, cultura, afición, a tratar de impedir que escuchen el tango porque algún venezolano no le guste la cancioncita.

Se ufana la Defensoría del Pueblo en su absurda actitud de defender los derechos del pueblo, de velar por la integridad de los menores de edad pero acaso, con su irracional medida de protección carente de toda lógica, no atenta contra la salud de un niño, niña, adolescente que le diga a su padre que lo lleve a los toros y él deba decirle que no puede porque se lo han prohibido y rompa en llanto desenfrenado¿acaso como padre no se tiene la potestad de ir con su hijo a donde él quiera bajo su entera responsabilidad?.

La Defensoría del Pueblo en Venezuela viola los derechos ciudadanos, atenta contra la economía de una localidad, ciudad, Estado, cercena el derecho al disfrute de un cuadro familiar de la actividad que mejor le gusta, atenta contra las costumbres, tradiciones, tipismo, afición del pueblo, del colectivo común y todo porque a una fulana adversaria extranjera junto a algunos borregos venezolanos no saben respetar la convivencia ciudadana y se la tienen aplicada a la Fiesta Brava.

Van y vienen los zarpazos contra nuestra Fiesta Brava, unos pocos estamos montados en su defensa, el reto, esos que han vivido de ella por años "ni pizca han dicho" cómplices en silencio sepulcral de los adversarios que vienen ganando terreno ante la indolente pasividad de los taurinos en Venezuela, es la cruda verdad.


   
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Opinión y toros

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