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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 17 de octubre de 2023

El Atlético de Madrid y el Código Penal / por Antonio Hualde


Antonio Hualde
La Galerna/  - 15 octubre, 2023
“Las Ligas del Barça han sido gracias a Negreira”. La frase, de rabiosa actualidad, tiene la friolera de 20 años. La pronunció en 1993 Jesús Gil, patriarca de la familia propietaria del Atlético de Madrid desde el pasado siglo y que, visto lo visto, parece que alguna campana había debido de oír. Dada la cantidad de exabruptos que profería el personaje, aquello pasó como si tal cosa. Hoy, en cambio, sería de todo punto imposible que alguien de ese club dijese nada de su equipo mayor. Antes al contrario, el sucesor de la saga ha afirmado recientemente que “el Real Madrid adultera la competición creando un clima insoportable para los árbitros. Crean tal presión que afecta a las personas”. Sobre el caso Negreira, de puntillas. Como si no existiera.



El Atlético de Madrid no se entendería sin su “refundador”, Jesús Gil. Antes de él, el club era otro, que poco o nada tiene que ver con el actual. Conviene recordar que la vida de Gil fue un continuo delinquir, que le llevó a la cárcel hasta en tres ocasiones. La primera de ellas, previa a su etapa en el mundo del fútbol, fue por la muerte de 58 personas en una de sus construcciones de Los Angeles de San Rafael. 58 muertes que bien pudieron haberse evitado de no haber mediado la enorme cantidad de corruptelas e irregularidades por las que fue condenado Gil -que, como curiosidad, sería indultado por Franco al poco de entrar en prisión-. 

Sus otras dos estancias entre rejas fueron ya tras haber desembarcado en el Atlético, él y su familia. Falsedad documental, malversación de caudales públicos y un largo etcétera que tuvieron como colofón la quiebra del Ayuntamiento de Marbella y la administración judicial del club, descenso a segunda incluido. Fueron también sonados sus escándalos verbales y físicos, como aquella vez en la que agredió a un dirigente del Compostela.


Y en todo ese tiempo, hasta hoy, ocupa un lugar de preferencia el Frente Atlético. El grupo ultra, trufado de personajes neonazis, tiene en su haber dos asesinatos de hinchas rivales -Aitor Zabaleta, de la Real Sociedad, y Jimmy, del Deportivo de La Coruña, a quien no sólo apuñalaron sino que además arrojaron su cuerpo al río- y múltiples reyertas con navajas de por medio. Su últimas “hazañas”, colgar de un puente a modo de ahorcamiento a un muñeco con la efigie de Vinicius, y el hostigamiento -con lindezas estilo “te vamos a matar”- durante el último derbi a una niña de 8 años que llevaba puesta la camiseta del Real Madrid.

Obviamente, cafres hay en todas partes. Ocurre que en esas otras partes los clubes no amparan ni auspician semejantes actitudes. De hecho, Florentino Pérez y Joan Laporta laminaron a Ultra Sur y Boixos Nois respectivamente, poniendo coto oficial a tanto comportamiento indeseable. El Atlético de Madrid, lejos de disolver al Frente después de tantos años de desmanes, le sigue poniendo la alfombra roja dentro y fuera del Wanda. El legado de Gil es esto también. Su hijo y actual mandamás, Miguel Angel Gil, posee un perfil más discreto y, de momento, más alejado de los tribunales que su padre, pero aprovecha la mínima ocasión para lanzar soflamas antimadridistas. Y no está dispuesto a soltar amarras del Frente. Tampoco parece importarle que el “Negreirato” le haya perjudicado en mayor o menor medida durante 17 años, en el convencimiento de que lo malo para el Real Madrid es bueno para ellos. Grandeza, o algo así.

OBVIAMENTE, CAFRES HAY EN TODAS PARTES. OCURRE QUE EN ESAS OTRAS PARTES LOS CLUBES NO AMPARAN NI AUSPICIAN SEMEJANTES ACTITUDES. DE HECHO, FLORENTINO PÉREZ Y JOAN LAPORTA LAMINARON A ULTRA SUR Y BOIXOS NOIS RESPECTIVAMENTE, PONIENDO COTO OFICIAL A TANTO COMPORTAMIENTO INDESEABLE

Hay buenos aficionados rojiblancos que se limitan a disfrutar con las victorias del equipo y abominan de todo esto. Frente a ellos, una significativa mayoría se declara antimadridista antes que atlética y jalea por sistema el proceder de sus ultras. Si echasen un vistazo al Código Penal, repararían en el enrome cáncer para la convivencia que tienen entre sus filas y pedirían medidas urgentes, en lugar de perder en tiempo con comunicados mendicantes para ver si pillan su propio “Negreira”.

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