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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 18 de octubre de 2023

Felicidades, Espartaco / por Pla Ventura


"...Borja Jiménez, tiene mucho mérito pero no olvidemos jamás a su mentor que, en calidad de amigo y profesor del muchacho, él solo sabrá lo que habrá sufrido en las tardes de desencanto. Como digo, felicidades, enhorabuena para el maestro de Espartinas que apostó por un gran torero, lo que nadie sospechábamos..."

 Felicidades, Espartaco
Pla Ventura
Toros de Lidia/18 octubre, 2023
Imagino la felicidad que reinará en el corazón del maestro Juan Antonio Ruíz Espartaco, tras comprobar el triunfo apoteósico de su ahijado en Madrid y, esa dicha debe ser inenarrable. Convengamos que, por amistad eterna, amor sin límites y una entrega inenarrable, el maestro Espartaco reapareció tras muchos años retirado para darle la alternativa a Borja Jiménez en Sevilla, todo un hito que dice mucho del maestro de Espartinas. Vamos, que, de narrarlo me emociono. El hecho vino a demostrar que, Espartaco estaba convencido de la valía del chico, hasta el punto de enfundarse el traje de luces en una plaza de mucha relevancia que es Sevilla, todo para doctorarle al que era su alumno y, por supuesto, amigo.

Apostar por un chaval desconocido para todos y, caminar junto a él en esa tremenda travesía del desierto que ha durado ocho largos años, eso tiene un mérito tremendo; y se acrecienta mucho más puesto que, en ese tiempo mencionado, Borja Jiménez era ninguneado en todos los sitios, hasta el punto de que, el pasado año apenas toreó una tarde que, como se desprende, era todo un montaje para que el chaval no perdiera las ilusiones. Un bagaje muy pobre pero que, como queda patente, el maestro Espartaco nunca desvaneció.

Qué difícil debe ser creer en un torero cuando nadie le da oportunidades para demostrarlo y, en el caso de Borja Jiménez, soportar ocho años de calvario debe ser una cruz tremenda. Es cierto que, muchos chavales son capaces de soportar esa losa tremenda que pesa sobre ellos ante la indiferencia que producen antes los demás, en este caso los empresarios. Sin duda alguna, la mayoría desvanecen por completo y acaban abandonando o, lo que es peor, refugiándose en el maldito olvido. Eso es lo normal pero, convengamos que Borja Jiménez ha superado todas las barreras habidas y por haber y, gracias a la Copa Chenel en la que fue convocado, eso resultó ser el punto de partida para que, en estos momentos, todos estemos hablando de la grandeza de un diestro admirable.

Para nuestra fortuna, todos hemos visto a Borja Jiménez, tanto en la Copa Chenel como en otras de sus actuaciones y, a nadie ha dejado indiferente, caso de su gallarda actuación en Pamplona, como en su confirmación en Madrid en la que ya dio una dimensión fantástica de lo que podía ser su toreo, algo que le valió ser repetido en Las Ventas, amén de las otras corridas en la que ha participado, destacando su actuación en Écija en la que estuvo sensacional.

Como digo, el maestro Espartaco, valedor de su alumno, fiel acompañante al chaval en todas sus actuaciones, se le veía feliz en cada uno de los éxitos del chico por el que apostó y, al final, el tiempo le ha dado la razón; mereció la pena esperar, sufrir las garras del desencanto y el olvido por parte de los organizadores porque, desde este momento, irremediablemente tendrán que contar con él y, a no dudar, de momento, será muy reclamado frente a las corridas de Victorino Martín que, en la primera que ha matado, para colmo, en la primera plaza del mundo, ha dado una dimensión épica.

Quedó latente que, Borja Jiménez, en su primer compromiso frente a los toros de Victorino Martín, ha dado una dimensión inigualable porque entendió a sus enemigos como si llevara treinta corridas de este hierro sobre sus espaldas. Ya tenemos otro diestro al más puro estilo Emilio de Justo, para enfrentarse a los toros de Galapagar, amén de todas las demás corridas que vaya contratando. Imagino que, el invierno, para Borja Jiménez será ilusionante porque con su bien hacer y mejor torear, sospechamos que ya contarán con él, ante todo en Sevilla y, sin lugar a dudas, en la plaza que le ha encumbrado, Madrid.

Ciertamente, me pongo en el lugar de Espartaco y se me eriza la piel. Aquello de apostar y acompañar en sus actuaciones a un desconocido por el gentío, eso tiene un mérito incalculable, máxime cuando lo hacía él, el que fuera una máxima figura del toreo durante veinte años. El chaval, Borja Jiménez, tiene mucho mérito pero no olvidemos jamás a su mentor que, en calidad de amigo y profesor del muchacho, él solo sabrá lo que habrá sufrido en las tardes de desencanto. Como digo, felicidades, enhorabuena para el maestro de Espartinas que apostó por un gran torero, lo que nadie sospechábamos.
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