Si Manolo Escribano puede reaparecer ante los Miura, todos nos sentiremos muy dichosos pero, si no lo hace, conociendo al personaje y su grandeza, nadie dudará de él, al tiempo que, la gran faena ya la dejó escrita en Sevilla, en el peor de los casos, la faena más épica y aclamada por la afición.
Manolo Escribano, 110 segundos de angustia
Pla Ventura
Toros de Lidia/19 abril, 2024
A estas alturas de hoy, viernes, Manolo Escribano se debate en torno a si podrá reaparecer el domingo ante los Miura en Sevilla o, tendrá que declinar la oferta, todo ello dependiendo de cómo se encuentre su cuerpo. Tengo claro que, si no torea es porque está más muerto que vivo y, si lo hace, lo hará padeciendo un dolor tremendo conforme se ha sabido tras todas las lesiones que sufrió que, para mayor inri, la cornada fue lo de menos, pese al boquete y a la sangre derramada.
Como fuere, la heroicidad ya la demostró una vez más y como los aficionados saben, Escribano ya lleva cinco toros de dos orejas en La Maestranza, precisamente frente al toro encastado que, como es notorio, es del que huyen las figuras del toreo. Me centro, como podemos ver en una de las fotos, cuando Manolo está esperando en la puerta de chiqueros al último toro de la tarde puesto que, como sabemos, resultó herido en su primero en el segundo lance con el capote; no es que le hiriera que, lo hizo, lo más grave de todo fueron las lesiones que le produjo el toro cuando lo lanzó por los aires.
Digo lo de la espera en la puerta de chiqueros porque, aquel calvario duró ciento diez segundos que, imagino que serían los más largos del mundo para el diestro. Creo que, jamás un torero tuvo que esperar tanto tiempo con el corazón encogido hasta que salió el bicorne a la arena. Tras la larga cambiada, Escribano le enjaretó al toro cinco verónicas increíbles; y digo que eran inimaginables porque, torear con el capote a un toro de Victorino Martín suele ser una tarea muy complicada, tanto que, como digo, su primero, en el segundo lance se lo llevó por delante y lanzarle al aire como un muñeco roto, una vez que le había inferido la cornada.
Insisto y démosle el valor que tiene este hombre que, lo menos grave hubiera sido la cornada, con lo gravísimo que nos pareció a todos; lo realmente dramático son las lesiones óseas que sufrió, las que no nos percatamos nadie pero que, una vez revisado en el nosocomio muy pronto revelaron su estado deplorable por culpa de las malditas lesiones. Desde aquí les aseguro que, si Escribano no reaparece ante los Miura, que nadie dude que estará malísimo en cuanto a su estado de salud se refiere. Y, cuidado, estamos hablando de un héroe en la más bella extensión de la palabra. Insisto, de no poder reaparecer, ello nos daría la medida de que el héroe está roto por completo.
El hecho de que, el pasado sábado, cuando sufrió la cogida, aquello de pedir que le operaran con anestesia local para poder matar el último toro de la tarde, esa acción nos conmovió a todos; pero no es que saliera a cumplir el trámite, nada de eso, volvió para hacer lo mismo como si no hubiera sido herido. Hasta tuvo la gallardía de poner dos pares de banderillas, marca de la casa, como si nada hubiera sucedido con anterioridad. Más tarde, en la faena de muleta, la vibración y la locura se desataron en La Maestranza; no era para menos porque tenía enfrente un toro encastadísimo que le quería coger, al tiempo que, Escribano, con la gallardía de la que es dueño y señor, se jugó la vida a carta cabal para llevar a cabo una faena épica y admirable. Dos orejas de pura ley, sin duda, las más admiradas de cuantas se han concedido en dicha feria.
Si Manolo Escribano puede reaparecer ante los Miura, todos nos sentiremos muy dichosos pero, si no lo hace, conociendo al personaje y su grandeza, nadie dudará de él, al tiempo que, la gran faena ya la dejó escrita en Sevilla, en el peor de los casos, la faena más épica y aclamada por la afición.
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