la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 21 de abril de 2024

SEVILLA/ 14ª de abono. Roca reconquista Sevilla / por Jorge Arturo Díaz Reyes

-Roca Rey por la Puerta del Príncipe de La Maestranza. Fotograma: OneToro

Roca Rey con dos faenas de apoteosis abre la Puerta del Príncipe. Pablo Aguado recibe oreja del sexto y Juan Ortega que regó arte, ovacionado. Diverso encierro…

Roca reconquista Sevilla

Jorge Arturo Díaz Reyes
CrónicaToro/ IV 20 2024
"Con el bueno muchos, con este nadie”, comentó en medio de la batahola Roberto Domínguez cuando rodó el avieso quinto bajo la estocada de Roca Rey que le abrió la máxima puerta y le devolvió entero el corazón de la Maestranza. La plaza del arte.

Fueron dos faenas a toros de distinto talante, bravo y noble uno, exigente e incierto el otro. Ambas marcadas por el valor a toda prueba y la verdad. Toreo plantígrado, posicionado, embrocado, ligado y mandón. A la medida de cada caso.

“Cojito”, no lo fue. Bravo, atacó, galopó, repitió, transmitió y enervó pese a que tenía más cara que cuajo. Salió segundo con sus 522 kilos y de una arremetió a las cinco rimadas verónicas y media que le pusieron en los medios del ruedo y el jaleo. Poca pica de Sergio Molina, buen tercio de “Viruta” y Algaba. y brindis al público que lo recibió como una reconciliación, luego de las recientes irreverencias del día de los victorinos.

Entonces, a pleno sol, las dos rodillas sobre la tricentenaria arena, la espera, y de largo, a todo galope, dos por la espalda y dos por el frente en redondo, muy, muy toreados, un molinete, una de pecho un desdén y otro de pecho ligados todos. Ahí mismo, estallaron la ovación de pie y la banda a todo timbal. Otros ocho por la diestra rematados con un pase de pecho ¡circular total!. Ocho naturales, en uno de los cuales fue cogido con un puntazo en el muslo izquierdo, el forzado, y así, de verdad, verdad, en jurisdicción, hasta que el toro perdió empuje, y él se le fue encima encunándose, pasándose la media luna en un sentido y el otro sin ceder centímetro. La estocada sin puntilla remató la obra completa de capote, muleta y espada cobrando las dos orejas.

El quinto, chorreado en castaño, armado, el más toro del sexteto, con 540 kilos. Poderoso y ofensivo, infundía miedo. “Descreído” ser llamaba, y lo era. Se emplazó de salida renuente a los capotes, José Manuel Quinta, como pudo le picó disparmente, y Punta y Algaba, las pasaron verdes para banderillearle. Nadie daba nada por el malhadado victoriano.

Cuando de pronto, en el tercio, Roca se clavó como una estaca para cinco estatuarios hieráticos, un pase del desdén y uno de pecho. Ahí, los que no habían creído creyeron, incluido el toro desdiciendo de su nombre. Y obedeció a ocho derechas (de a tres y de a cinco) rematadas con un pase pecho en redondo, que pusieron la Real Maestranza en modo volcánico. Los naturales orbitaban por abajo, sin solución de continuidad sometiendo a punta de aguante los amenazas y los intentos de abrirse. El toro podido, vencido, acobardado sacó la bandera blanca entonces, como antes, en la zona roja, el peruano dejó que los pitones recorrieron la seda. La plaza, a reventar, ovacionaba en pie cuando la estocada completa arriba, tardó y sonó el aviso. Pero al rodar exigió el premio gordo y la procesión gloriosa.

Pablo Aguado, puso su natural minimalismo por encima de la vacía condición del tercero. Cuando su capote saludaba con ilusión, fue desarmado. Luego, siempre por la cara, de a uno en uno, condujo la brega por las dos manos hasta la gran estocada, una de las de la feria, sin duda, que no dio sino para saludo. Con el sexto estuvo compuesto y aseado, pero sin la ligazón imposible por la condición mortecina del casi inválido, cuya única ventaja era que con su caminar agónico contribuía a la lentitud de las suertes, en no pocas de las cuales quien tenía que terminar de pasar era el torero. La muerte fue tan bien ejecutada que por sí sola justificó la oreja.

Juan Ortega, no dio detalles, que no vengan con ese cuento. Hizo pequeñas obras de arte completas. Dos cumbres; cuatro derechas y un trincherazo de lentitud y conmoción profunda, al primero, y el quite de la feria sin duda, sin ninguna duda, tres delantales y media verónica, cualquiera de los cuales merecería salutación, pero en conjunto al menos una placa recordatoria. Sus toros deslucieron, desrazado el uno y flojo y soso el otro. Los mató muy bien. Ahí queda eso.

FICHA DEL FESTEJO

Sevilla. Sábado 20 de abril. Plaza de La Maestranza. 14ª de abono. Sol. Lleno de “No hay billetes”. Seis toros de  ío, bien presentados, 525 kilos promedio, de dieversa presentación y juego.

Juan Ortega, saludo y silencio
Roca Rey, dos orejas y oreja tras aviso.
Pablo Aguado, saludo y oreja

1 comentario:

  1. ¡ Lo que hay que leer! Así está esto. saludos cordiales.

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