Propuestas de la Unión de Abonados Taurinos de Sevilla
Por Unión Taurina de Abonados de Sevilla
La Unión de Abonados Taurinos, entre ellas la de Sevilla, se ha reunido con la Comisión Taurina del Ministerio de Cultura. Esta Unión de Abonados hizo llegar una serie de propuestas que se detallan a continuación:
1º. El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte debe disponer, junto a la política educativa y a la política deportiva, de una POLÍTICA CULTURAL COMPRENSIVA DEL MUNDO TAURINO, CON UNA VISIÓN Y UN TRATAMIENTO SISTEMÁTICO DE SU COMPLEJA PROBLEMÁTICA. Del mismo modo que se diseñan políticas y programas para el Cine, la Música y las Artes Escénicas debe dotarse de una política taurina con objetivos explícitos y programas coherentes con el orden de prioridades y las previsiones temporales de implementación.
2º. Para poder elaborar y ejecutar la política taurina el Departamento ha de contar de inicio con un Centro, Unidad o Servicio que tenga asignada la responsabilidad de su gestión con los medios adecuados, tarea aun no cumplida.
3º. Resulta capital no confundir el traspaso de las competencias taurinas ejercidas y recibidas del Ministerio del Interior -completamente marginales dado su abandono efectivo del sector– con las funciones a cumplir por el nuevo Ministerio en el que la consideración de la naturaleza cultural de la Fiesta abre un nuevo horizonte para un tratamiento global y regenerador.
4º. Resulta esencial en la actual situación heredada deslindar las competencias taurinas con las Comunidades Autónomas para que el Estado pueda asumir las obligaciones que le corresponden de servicio a los intereses generales de la Fiesta, dado que ésta no es una manifestación cultural local o regional sino primordialmente española, y como tal corresponde al Estado garantizar la protección y pervivencia de sus rasgos comunes.
5º. El Ministerio debe asumir la atribución y la potestad de dictar el derecho necesario en materia de ordenación básica de la fiesta en garantía de la preservación de su identidad como patrimonio cultural de los españoles, regulando aquellos aspectos que requieran un tratamiento que desborde el interés autonómico como las normas que rigen el desarrollo de los tercios de la lidia, especialmente el de varas, las características de las reses, la presidencia de los festejos, los reconocimientos y el sistema sancionador.
Por ello, a medio plazo resulta ineludible la promulgación de una Ley Taurina que sustituya a la autoderogada Ley de 1991, vacía de contenido por efecto de su Disposición Adicional.
6º. Cuando la situación general del país lo permita, la política taurina habrá de tender a la conversión de los servicios taurinos del Ministerio en una Autoridad Taurina Común que a través de una organización ad hoc o de una red institucional responda de la situación y dote de credibilidad y transparencia al conjunto de la fiesta de los toros, ejerza de observatorio de su integridad, controle en última instancia la aplicación del régimen sancionador, dirija la persecución y sanción del fraude, y funcione como centro de interlocución de los problemas sectoriales, profesionales, empresariales y promocionales de los toros a escala nacional.
La estructura organizativa podría seguir, a escala más reducida, el modelo del Consejo Superior de Deportes, con asociaciones federadas de configuración legal, u otro más parecido a las Comisiones Nacionales reguladoras de la competencia o de sectores estratégicos.
7º. El mayor obstáculo a superar para la consolidación de una organización corporativa en el sector taurino ha sido, y creemos que seguirá siendo, los contrapuestos intereses y enfoques de las partes en él implicadas, a lo que se añade la obsolescencia de sus prácticas de actuación y una tradición lastrada por un individualismo ancestral.
Por ello entendemos que sólo una iniciativa pública puede dotar de impulso a la vertebración del sector, organizando los cauces de participación de sus varios componentes y resolviendo las contradicciones sobre la base del servicio a los intereses generales de la Fiesta y la defensa de sus valores esenciales.
En la estructura institucional de gobierno de la Fiesta pensamos que la representación de los aficionados deberá ocupar un papel central pues su razón de ser estriba en servir al bien general de la Fiesta, situado en un plano superior al de los intereses profesionales y gremiales que, aunque legítimos, no alcanzan la altura de miras suficiente para determinar la política taurina que la Fiesta demanda y la sociedad española precisa.
Esto ya lo leí ayer en el blog Y DIGO YO a las 14:23, cuando ya algunos han salido de sus trabajos y otros están a punto de hacerlo.
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