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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 9 de marzo de 2013

(José Tomás) No me lo creo / Por Paco Mora


JOSE TOMAS EN AGUASCALIENTES

No me lo creo

Por Paco Mora
Vaya por delante que tengo los mismos motivos para creer a la empresa de Aguascalientes que a José Tomás. Al de Galapagar solo lo conozco como torero vestido de luces, y como tal me merece todos los respetos. A la empresa mexicana ni eso. La patria chica de los Arruza me cae muy lejos en la distancia aunque muy cerca en el corazón, porque tengo amigos hidrocálidos de la mejor calidad. Por ejemplo, Manolo y Tana, el hijo y la nieta del “ciclón”, amigo, compañero y rival de Manolete; dos personas de auténtica categoría humana que viven y respiran por el mundo del toro.

Pero de las tres causas que apunta José Tomas como origen de la ruptura de las negociaciones, dos; la de la falta de voluntad y el desinterés de la empresa no me las puedo creer de ninguna manera. Que levante el dedo un solo empresario del Universo Taurino que no tenga voluntad e interés por contratar a ese torero para sus plazas. Ahora bien, lo de la informalidad es algo subjetivo y puede venir dada por la apreciación de una de las partes. Que no niego pueda tener sus razones para esgrimirla como respuesta a la realidad de que cuando se daba por hecho, José Tomas haya decidido no reaparecer en la plaza donde sufrió la cornada más dura y peligrosa de su vida profesional.

Dice la empresa de Aguascalientes que esa plaza no puede cubrir las aspiraciones económicas del diestro en cuestión. Y eso no es difícil de creer, dadas las cifras que se manejan cada vez que José Tomas “reaparece”, cifras que por otra parte no tienen discusión porque el torero tiene derecho a exigir el dinero que quiera mientras haya empresas que se lo paguen. ¡Faltaría más! José Tomas se la juega en cada actuación sin trampa ni cartón, y cada uno valora su vida como le da la real gana. Otra cosa es que a lo largo de la negociación se hayan manejado cantidades, encastes y ganaderías, y no se haya llegado a un acuerdo final. Que por ahí pueden ir los tiros. Con sinceridad y sin ninguna retranca, creo que José Tomás ha perdido una magnífica ocasión de no contestar a las explicaciones de la empresa mexicana. Al fin y al cabo cada uno maneja sus intereses como tiene por conveniente, y en ese terreno nadie tiene derecho a entrar para bien ni para mal. La callada por respuesta es en muchas ocasiones lo más sabio.
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