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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 6 de abril de 2013

La importancia de llamarse David Mora / Por Víctor Soria


Fotografía de Isabelle Dupin - Aplausos

"...La inmoralidad de borrar a David Mora del mapa tras su actuación el pasado Domingo de Resurrección en el coso francés no debía cometerse sin pagar un duro peaje por ello. Por suerte, miles de aficionados vieron esa corrida de toros por televisión. Y percibieron las sensaciones de un matador de toros grande que reivindica su sitio con la verdad del toreo por delante..."

La importancia de llamarse David Mora

Por Víctor Soria 
05 de abril del 2013.-Suenan las campanillas y el toreo se vuelve loco. A veces hasta comete graves injusticias con quien merece una repercusión importante de verdad, acorde con su actuación en el ruedo. Ríos de tinta y prosa melancólica para cantar alabanzas a la faena de El Juli en Sevilla. Puerta del Príncipe con dos actuaciones brillantes, sin duda. Relevancia máxima para una figura del toreo que consigue encandilar a La Maestranza tras cortar tres orejas en una tarde inolvidable para los que estuvieron presentes. Hasta aquí todo correcto, el escenario es ideal. El problema aparece cuando se olvidan por completo de un hombre que se ha jugado la vida con todas las letras en la nada despreciable Feria de Pascua de Arles frente a dos toros de Cebada Gago que pedían algo más que el carné para estar delante.

La inmoralidad de borrar a David Mora del mapa tras su actuación el pasado Domingo de Resurrección en el coso francés no debía cometerse sin pagar un duro peaje por ello. Por suerte, miles de aficionados vieron esa corrida de toros por televisión. Y percibieron las sensaciones de un matador de toros grande que reivindica su sitio con la verdad del toreo por delante. En primer lugar jugándosela más firme que una vela ante un ejemplar nada amable de la divisa gaditana. Echando el resto aún sabiendo el riesgo que entrañaba el toro tras varios avisos que pudieron costarle un serio disgusto. Riesgo, emoción y capacidad plena de un torero dispuesto a todo por una plaza en las ferias de categoría. Fíjense por donde que , a pesar de querer llevar esta ganadería al matadero, el de Cebada Gago se pudo a embestir con el morro por el suelo y David Mora sacó su repertorio de toreo clásico, del caro, del que le vale a los aficionados más exigentes. Enganchando adelante, rematando atrás, templando cada muletazo como si fuera eterno. Todo eso por el buen pitón derecho del animal. Y por el izquierdo aguantando parones y miradas con el alma de hielo. Estocada y oreja, de esas que supuestamente valen a los profesionales del mundillo.

Pues bien, ni una línea. Como tampoco la hubo cuando lo dejaron fuera del cartel de Beneficencia tras conseguir la primera salida a hombros de la pasada temporada venteña. ¿Recuerdan?, aquella tarde en la que cortó una oreja a cada toro de la exigente ganadería de Valdefresno. Casualmente, la divisa salmantina recoge el merecidísimo premio lidiando en esa tarde tan importante esta temporada. David Mora en cambio no ha recibido la recompensa y ha tenido que volver a apostar fuerte para estar en Madrid. Estoqueará tres ganaderías con muchas posibilidades de triunfo como lo son Los Bayones, Baltasar Ibán y la debutante Pedraza de Yeltes. Ojalá embistan y pueda cortar las orejas pero queda fuera de los carteles de relumbrón con las figuras de arriba. Es el premio a salir a hombros la pasada temporada. Mal asunto.

De ahí la importancia de llamarse David Mora. O Luis Bolívar, Javier Castaño, Fernando Robleño o Iván Fandiño. Los triunfos cuestan el triple y suenan una cuarta parte. Cuando se comete una injusticia de este calibre es necesario sacar la cara por quien lo hace en el ruedo por los aficionados. Por quien apuesta por la diversidad de encastes y va a las ferias con la necesidad vital de estar al cien por cien para no perder el sitio. Un lugar ganado con creces pero que cuesta mantener simplemente por no entrar en el bucle de un sistema podrido. David Mora y Antonio Tejero apostaron fuerte el uno por el otro. Han labrado un camino importante y, mientras haya un aficionado de verdad en el tendido, a pesar de las piedras, seguirán de frente y por derecho. De ley es decirlo. Y que ustedes lo sepan.
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6 comentarios:

  1. El toreo es muy injusto en España porque no manda el aficionado. En Francia no es el caso y se repite al que triunfa.

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  2. Y en Salamanca no es mejor el que escribe bien sino el que mejor pelotea.

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  3. 1ª Parte

    Según Paco Cañamero, los feos de Víctor Soria, le obligo el 20 de agosto de 2012 escribir un artículo titulado “Una página de ingratitud”.

    “Esta crónica, que será carroña para los buitres del cotilleo y del marujeo, es la que jamás quise escribir. Ni la que nadie querría firmar, pero hay momentos en la vida que la dignidad es lo que más cuenta, junto con el señorío y la clase, algo que como he dicho muchas veces no se compra en El Corte Inglés.

    Por eso cuando te zancadillean y tratan de buscar tu propio desprestigio hay que salir de la garita y bajarse a la trinchera. Porque en esta vida no hay nada peor que las gentes desagradecidas movidas por el interés.

    Me duele mucho mojar la pluma en esta tinta. No quería escribirla porque es darle importancia a quien se ha hecho acreedor de no merecerla. A quien va de víctima y no es más que un auténtico interesado. Y en este caso servidor se portó de categoría con ese Víctor Soria, quien ahora ningunea y hasta niega el saludo (cuando tanto tiene que agradecer), por lo que hay que salir al paso en defensa de la dignidad. Y poner las cosas en su sitio aunque al final le estamos dando categoría a quien no se le merece.

    Me refiero, como digo, a Víctor Soria, quien hace tres años se acercó a nosotros por las ferias de Salamanca mediante Carlitos Mateos y con su cara de inocente, vendiendo una imagen de perdedor, con aspecto de buena persona y que incluso trataba de cultivar en las besanas de la cultura, por lo que le dimos sitio y al ciclo venidero lo metimos en el grupo. Sin tener bagaje alguno le regalamos categoría y entró con nosotros a partes iguales (las ganancias a tres partes). Junto a ello, por esas fechas, le abría las puertas del diario Tribuna de Salamanca para que colaborase en la feria (con una cantidad que le negocié con la gerencia de esos días) y también una columna de opinión en el resto del año hasta que llego el despido después de un montón de zancadillas de gente que hoy es ‘intima’ amiga suya.

    Cuando él llegó nuestros coloquios estaban afianzados después de varios años de éxito de asistencia y de gozar de una crítica aceptable. Eran coloquios distintos y divertidos dentro de una seriedad, bajo formas amenas y lejos de invitar a toreros y taurinos. Entonces, Víctor, aprovechando que conocía a Carlitos Mateos llegó haciendo algo que se le da de maravilla como es ‘la culebra’ y desde ese día me hizo la ventosa y, por ejemplo, en cuanto juntaba dos letras ya estaba el SMS o la llamada para dar la enhorabuena. Como parecía tan buena gente le abrimos todas las puertas y durante un tiempo todo fue sobre ruedas. Aunque si es verdad que observé como en el camino quedó algún detalle ingrato con varias personas.

    Desde entonces lo llevé a muchos viajes, le presenté a gente, a figuras retiradas, a caballeros y a personalidades que siempre tenían la virtud de tener humildad y en cada coloquio o acto público al que era invitado exigía que lo llevaran a la mesa. Allí nunca conoció a chuflas, ni cantamañanas. Solamente una vez en una comida amarga con un personaje que tanto daña a la crítica, pero de ese almuerzo se trajo debajo del brazo un cuadro, valorado en 3.000 euros, que le pintó para regalárselo el prestigioso Lope Tablada, por sugerencia mía, de José Tomás y quien aún está esperando que le dé las gracias.

    El tiempo pasa y al segundo año de estar con nosotros ya se complicó su convivencia. Entonces había conocido a gente que le impactaba más e iba lo que se dice ascendiendo, mientras algunos hasta le decían que era un monstruo y, de la noche a la mañana, ya se creía poseedor de la sabiduría del viejo Corrochano o de Díaz Cañabate. O del mismo Alfonso Navalón, porque empezó a vivir como si se hubiera tragado un palo estirado y cada vez que hablaba se las daba de sentar cátedra, lejos de la humildad que siempre le dijimos que era la mejor compañera de la vida.

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  4. 2ª Parte

    Por entonces ya faltaba a algunas de las reuniones para trazar los pilares o buscar patrocinios y alegaba, por ejemplo, que se tenía que ir a ¡pasear al perro! O que estaba cansado, aunque esto si se lo creímos porque él nació cansado. Así, por ejemplo, en los coloquios del pasado año llegaba a la hora y en el momento de la despedida marchaba corriendo, violando el contrato con la sala que nos decían que debiéramos permanecer allí entre la clientela durante una hora, algo que Carlitos Mateos y servidor hicimos siempre. Además de estar distante y dar una imagen de continúo enfado, tratando incluso de quedar por encima de quienes habían sido sus amigos.

    Entonces ya había conocido a gente de más ’relumbrón’ (para él) con los que utilizaba su ‘modus vivendi’, que es arrastrarse para conseguir algo con su cara inocente, su voz pausada, yendo de víctima, dándole siempre la razón a quien trata de conseguir y mandándole continuamente washap o twiter para lograr cautivarlo, algo que consigue hasta que lo conocen.

    De esa forma, el pasado año, sus miras se centraron en pelotear a críticos de Madrid y de medios nacionales, pensando que todo el monte es orégano y le ocurriría igual que con Cañamero y Mateos. Por eso hasta le insinuó a José Luis Carabias formar parte del coloquio de Caja Duero, ¡con todo lo que había largado de Leopoldo! E incluso ya no tenía otra ilusión que formar parte del equipo taurino de otro medio charro y para ello, siendo la diana de sus elogios los miembros de la sección taurina de ese diario. Porque es una persona que tiene la facilidad tremenda de buscar aprovecharse y, además, a la gente mientras la están peloteando no se entera.

    Por eso él se aprovecha de sus nuevos amigos, sobre todo de quienes le pagan sus saraos y lo llevan de viaje, que es lo que más le gusta. Porque a quienes no le gusta trabajar su gran felicidad es ver quién le abre la puerta de un coche y entonces ya no tiene que pasear al perro. Y ahí él lo borda, siempre con su cara de víctima, de perdedor y de no meterse la mano en el bolsillo ni cuando tiene frío.

    Podría hablar de lo desagradecido que es, de mil detalles que le he visto, de moverse solamente por su interés, de su egoísmo y de utilizar a las personas. Pero voy a contar uno que me dolió en el alma. Como no trabajaba (algo a lo que es alérgico) cuando lo conocí como escribía las memorias de un conocido empresario charro afincado en Barcelona viajó varias veces conmigo a la Ciudad Condal y allí le presenté al empresario, un hombre esplendoroso. Le cayó bien Víctor y al estar parado le ofreció un trabajo y, como llegaba avalado por mí, le prometió un gran puesto. Además hizo lo que no ha hecho con nadie, como es llevarlo a vivir a su domicilio particular y colocarlo en la administración como mano derecha del gerente, que lo trató como si fuera un hijo, sin olvidar que le pagó un curso de contabilidad que valió mucho dinero.

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  5. 3ª Parte

    Cuando marchó a Barcelona como él carecía de medios le organicé una cena de despedida a lo grande y una vez más puse mantel, ‘piso de plaza’ y vianda. Sin embargo a los pocos días empezó a llamarme para quejarse del trabajo (¡lo mismo querría que yo llamase al jefe para que le pagara sin trabajar!) le dije que en la vida hay que dar el callo y ganarse la confianza con la entrega a la vida laboral, no escaqueándose; ni tardar media mañana por ir a hacer una diligencia (algo de lo después me enteré), junto a no poner ningún interés en las tareas. Como se podría esperar un día pegó la espantada y abandonó el trabajo de la manera más rastrera que existe, lo que le censuré sin miramientos, sobre todo con lo mal que está la vida es un delito despreciar un buen puesto laboral. Y ahí empezó a escarbar.

    Pero lo grave no es eso, pues cada cual busca su porvenir. Es que encima lo hizo hablando mal del prestigioso empresario que le abrió las puertas para buscarle un futuro, junto al desagradable episodio de no volver a llamar más a un gerente que lo trató como un hijo. Así es éste personaje tan interesado, aunque tenga cara de no haber roto un plato, pero que es un ingrato y que nació sin clase ni señorío. Y eso no se compra en El Corte Inglés.

    Y me fastidia escribir estas miserias (para mí ha sido muy duro), como siento que sea carroña para los buitres del cotilleo y el marujeo tan prolífico en este mundo (algo que detesto), pero después de 26 años en el periodismo y una carrera que está ahí (en la que también he tenido errores –que los reconozco-) no me puedo permitir que alguien al que regalé mi generosidad y con el que me porté como un caballero trate de ningunearme e incluso hasta deje de saludar cuando ya no le interesa (hoy algunas de sus ‘grandes’ amistades son gente a la que siempre dí de lado). Pero con la clase y el señorío se nace. Y él de ahí está muy lejos, pero lo que sabe es que la gente se da cuenta de quien solamente vive del interés”.

    Julio Montero

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  6. Pues si hablamos de periodistas, esta noche se estrena en la cadena de 13TV (cadena nada sospechosa de ser de derechas) SI, han leído bien el programa "La Marimorena" dirigido por Carlos Cuesta, otro periodista plural que lo mismo ataca a la izquierda como a la derecha, lo que pasa que se da la gran casualidad que el 95% son los de izquierdas los que salen peor parados y los de derechas son unos inmaculados y benditos, como esta cadena de 13TV, hermana de la COPE y bendecida por la Conferencia Episcopal Española.

    En este programa participarán cada semana analistas del sectarismo más profundo y menos periodístico como Carmen Tomás, Jaime González y la letrada Montse Suárez.

    No sería más periodistico y más honesto que hubiera alguien de la izquierda, eso sería lo leal y decente ¿pero sabe que pasaría? que entonces Carlitos Cuesta no podría hacer de Juan Palomo, es decir "Yo me lo guiso y yo me lo como".

    Si quieren ver la PARCIALIDAD a gran altura, ya saben lo que tienen que hacer, escuchar a este "loro" que repite una y otra la palabra "déjeme que le diga"

    Rafael Soler

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